Attila – Villain

Nuestra Nota


8.25 / 10

Ficha técnica

Publicado el 22 de febrero de 2019
Discográfica: Attila Music LLC
 
Componentes:
Chris "Fronz" Fronzak - Voz
Chris Linck - Guitarra
Kalan Blehm - Bajo
Bryan McClure - Batería

Temas

1. Perdition (1:44)
2. Villain (2:47)
3. Blackout (2:59)
4. New Addiction (3:13)
5. Still About It (3:17)
6. Toxic (2:33)
7. It is What It Is (3:27)
8. Subhuman (4:04)
9. Manipulate (3:06)
10. Bad Habits (3:51)

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La banda Attila, los abanderados del party death metal, están de vuelta… y se han presentado en tu fiesta solitos y desnudos, después de partir peras con la discográfica SharpTone Records (Bleeding Through, Emmure, Miss May I), encargados de publicar su anterior trabajo, Chaos (2016).

No necesitamos una discográfica. No necesitamos ninguna interferencia con nuestra música o la forma en que elegimos lanzarla. Podemos hacer todo por nuestra cuenta. Tenemos muchas conexiones dentro de esta industria para que esto suceda.

Justamente hace ahora un año que Chris «Fronz» Fronzak, vocalista y líder indiscutible de la banda, lo anunciara, y desde entonces la banda ha estado en el estudio trabajando en su octavo larga duración, su mejor y más potente trabajo desde su magnífico About That Life (2013).

La banda se formó en su Atlanta natal cuando no eran más que unos mocosos, en 2005, pero solo «Fronz» sigue en ella; el lineup de la banda ha cambiado considerablemente con el paso del tiempo y de los álbumes. La banda tocaba en fiestas y festivales locales hasta que publicaran su primer trabajo, Fallacy, en 2007. Su segundo álbum, que vio la luz un año más tarde, llevaba por título Soundtrack to a Party, y también se publicó a través en Statik Factory, y obtuvo los mismos elogios que su antecesor. La popularidad de Attila en la escena metal se debe en parte a la creación de su propio subgénero llamado irónicamente party death metal. En lugar de tomarse en la cosa serio, como suelen hacer casi todas las demás bandas, ellos tiran por los derroteros de la birra y la fiesta, escribiendo letras absolutamente ridículas acompañadas, en ocasiones, de videoclips en los que abundan lo coches caros, las muchachas casi en cueros y let it rains.

No fue hasta que publicaron su tercer álbum, Rage (2010), un curioso híbrido de géneros que te deja de todo menos lleno de rabia, que la banda empezó a ganarse tantos fans como detractores. La verdad es que su coctelera sonora puede resultar un tanto indigesta para los más trves, pues no todos los estómagos están preparados para digerir su mezcla de thrash y death metal, aderezada con un enfoque lírico de dudoso mal gusto, hasta el punto de haber sido tachados de misóginos en más de una ocasión. Esto resume la actitud de Attila. Sin embargo, de una u otra forma, su música va todavía más allá de la novedad, y aunque resulte rara y ridícula, es perversamente agradable.

Pues bien, el fatídico día llegó. El esperado álbum «independiente» de Attila ya está aquí y es un trabajo (el primero sin Sean Heenan, su batería original) realmente bueno que creo que podría provocar una encajada de manos entre los fans de los primeros Attila y los más nuevos que se unieron al club hace relativamente pocos años.

En la redacción de Science of Noise soy famoso -para bien o para mal… no, no, para mal, qué cojones- porque soy un fan declarado de la banda. Bueno, y también por ser un groupie de Patton, aunque en este otro club me siento como un poco más arropado y encuentro algún que otro apoyo. Pero bueno, me encanta ser un villano o al menos parecerlo. Attila están de vuelta con, probablemente, uno de los mejores álbumes de metalcore del año. Sí, digo esto con mis dos huevazos. Este álbum nos muestra a una banda enamorada de lo que hace, y lo que han hecho, lo han hecho para todos su fans, pues en Villain encontramos de todo y para tod@s, ya que una de las mejores cualidades de este álbum es que es como una especie de greatest hits de todo su catálogo, pues la banda ha pillado un poquito de aquí y otro poquito de un poco más allá para colocarlo aquí juntito. Pero claro, tirar de lo que te ha funcionado en el pasado puede ser, cuanto menos, de perezosos. Pues sí, quizá este sea su trabajo menos, por llamarlo de alguna manera, «aventurero». Eso en cuanto al sonido. Pero, ¿qué sucede con las letras? Líricamente, algunos de los mensajes tan típicos y tópicos se nos presentan igualmente, sí, pero de una manera un tanto diferente, siendo este un paso enorme e impresionante que Attila creo que ha dado muy acertadamente, y muy a pesar de tener al frente a un tipo tan especial como Chris Fronzak, uno de los mayores capullos de la industria para muchos.

Aparte del hecho de formar parte de una controvertida banda conocida por polarizar opiniones, atraer amantes y/o enemigos, ser un vocalista versátil es esencial para sobresalir, y Fronzilla (su otro nombre de guerra cuando hace rap) lo es, y tiene unos cuantos ases escondidos en la manga. Y uno de estos ases es su creación, única y espontánea: su único y patentado rap scream. En palabras del propio artista, la cosa se le ocurrió un día que andaba hasta el culo de cafeína, cuando tenía solo 16 años y trabajaba en un Starbucks. El café era gratis, así que aprovechó el momento e ingirió mucho más del que debiera. En uno de los descansos, escribió la letra de «Soda in the Water Cup» (tema incluido en su segundo LP) en el reverso de un recibo. Más tarde, ya en el local de ensayo, agarró el micrófono y empezó a escupir aquellas voces rápidas, y toda la banda entró en shock. Sus mandíbulas se cayeron, y el resto ya es historia. Se convirtió en su estilo vocal marca de la casa.

Pero ya ha pasado una década desde entonces, y si bien la esencia todavía está presente, poco tienen que ver los Attila de 2008 con los tipos que os desgranaré a continuacuión. Así suena Villain.

«Perdition» es la introducción perfecta a Villain y, a partir de ella, el álbum va mezclando perfecta y en ocasiones brillantemente diferentes géneros de rock y metal ejecutados a su manera. Hay canciones como la que le da nombre al trabajo, «Villain», que suena muy old school, y seguramente los fans más fieles recibirán con lo brazos abiertos de par en par, mientras que también hay canciones como «It Is What It Is» que suena más a los Attila más recientes. «Blackout», que ya hace casi un año que nos presentaron en forma de videoclip adelanto, es divertida y quizá carezca de sentido; es, en definitiva, un claro ejemplo de que la banda hace lo que le sale de la polla sin pensarlo dos veces. Luego hay temas como «Subhuman», seria candidata a convertirse en una de sus mejores canciones jamás escritas hasta la fecha, quizá porque no se parece a nada que la banda haya grabado antes. «Toxic» es una pista que también me gustaría destacar porque combina todas las influencias de Attila en una sola pista. El tema, que se abre cual canción de Disturbed, nos muestra a un «Fronz» que creeser un prisionero en su propia mente, exponiendo lo que realmente puede consumir sus pensamientos cuando nadie le está mirando.

Musicalmente, Villain es una recopilación de canciones que nos muestra cuán lejos ha llegado la banda en su carrera muy a pesar de los haters. Incluso me atrevería a decir que las últimas tres pistas (la ya mencionada «Subhuman», «Manipulate» y «Bad Habits») son, probablemente, de lo mejor que jamás hayan escrito. ¡Ojito lo que os digo! En «Manipulate» el vocalista continúa hablando acerca de cuán incomprendido es y de cómo disfruta (con morbo) de la persona que ha construido para sí mismo. «Bad Habits» cierra el álbum también de manera similar. Y así llegamos al final de Villain.

Las letras juegan en la misma liga que venían jugando hasta el momento, y narran las mismas historias de farra y sexi que uno espera que se narren en cualquier trabajo de la banda, pero eso no es negativo. Este álbum es para aquellas personas que están atravesando una mala racha, para las personas que son juzgadas, ridiculizadas y las que necesitan encontrar una salida para expresar sus frustraciones, pero también para las que quieren pasarlo de purísima madre y star de fiesta todo el puto día. Villain es como la voz de los desfavorecidos, la banda sonora de los freaks. «Subhuman» es, por ejemplo, una de las canciones más profundas que jamás hayan escrito, pues se aleja de los temas habituales para hablar de algo mucho más íntimo. Aunque es una gran canción (musicalmente hablando), su letra realmente permite al oyente darse cuenta de que incluso las personas que tocan frente a millones de personas también luchan y son mortales. esta canción es un claro ejemplo de que este trabajo emite varias emociones, y esa es una cualidad muy necesaria hoy en día. Lo nuevo de Attila es divertido, exagerado y genial, pero también es real.

«My demons sing me to sleep. I’m way too fucked to feel a thing»

Todas las bandas están abocadas a avanzar, a ir un pasito más allá, y creo que ahora es el momento de los de Atlanta. La banda, que para muchos son todavía aquel grupo de imbéciles de fraternidad, ha logrado hacer algo realmente notable que muestra lo que pueden llegar a hacer y demuestra que tienen cuerda para rato. Villain es para los fans de hoy y de antes, pero también creo que tiene el poder de poder navegar por otras aguas y atraer a más personas. Rock, metal y rap perfectamente combinados. ¿Es este el álbum que necesitaban los fans de Attila? El tiempo nos lo dirá, pero estos chicos deberían estar muy orgullosos de lo que han hecho, porque si hubieran vuelto a cagarla, el único camino que les esperaba es un largo y profundo precipicio hacia la extinción.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 620 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.