Pues una noche más en uno de mis sitios favoritos, el Incívic de Sant Feliu de Codines.
Audiolepsia
Empezaron Audiolepsia con un público frío (suele pasar cuando te toca el primero) aunque con solo un par de canciones se hicieron con el escenario. Su propuesta nos llegó a los presentes, que podríamos catalogar de post-rock y derivados. Tocaron temas de su último trabajo Muses (2017) y algún otro del trabajo que ya están componiendo (creo) para este 2019. Su música en directo es, por un lado muy de banda rock, y por otro muy intimista, y la verdad es que al final el concierto les quedó bordado. Sin muchas florituras, pero con mucha actitud, fueron desgranando sus canciones y a cada una hacían que el público les prestara más y más atención, hasta que nos tuvieron a todos en la palma de su mano y… ¡joder, qué bien se estaba! Compro
a Audiolepsia en directo, vaya si los compro.
Oxid
El segundo plato fue para Oxid, una banda que -según me contaron por allí dentro- llevaban años sin ensayar, o de parón, o algo así, y gente… quién lo diría… cómo toca este cuarteto. La verdad es que para mí fue una sorpresa muy agradable poder estar en este concierto, porque no me esperaba para nada lo que me iban a meter en la cara esta peña.
Lo suyo era metralla que rozaba el black metal y, a través de sus aplastantes riffs, había momentos que pensaba que estaba en un concierto de black metal con todas sus letras. No pude ver las canciones que tocaron, pero sí decir que se les vio muy a gusto en el escenario y que, por sus caras y por los gritos de la gente, podremos verles más en directo, espero con muchas más referencias para escuchar. Me dejaron flipando. Muy, muy guapo lo que hace esta gente.
Golíat
Y de postre, los amigos de Golíat. Buena gente y contundentes, joder, que eso es lo que nos gusta. A este trío, ya muy amigo de los escenarios nada les para. Tienen un flow muy guitarril en el escenario y cada uno de los componentes se toma muy en serio su papel, y aunque parezca de libro, eso no siempre es así… y yo lo agradezco. Empezaron ya con un público caliente y con aliento cervecero, y en menos de una canción, hicieron que todos los ojos y oídos se cernieran sobre ellos. Y es que no es para menos. Golíat es un vaso de whisky en un desierto de arena. O te entran o no te entran, y a mí me entran, y la verdad es que las tres o cuatro veces que he tenido la suerte de verles, siempre se me ha hecho muy corto, y quizá eso es un gran qué, porque si me dejan con ganas de más, seguro que volveré a moverme para verles.
Una gran noche, sin ni un puto flash, porque me propuse hacerlo así, y oye, aún hay alguna foto que vale la pena… 🙂
No sé hacer fotos y no sé escribir, pero voy a conciertos e intento dejar un recuerdo de esos grandes momentos.