Hace 20 años que un chavalín decidió ponerse al mundo por montera. Venía ya con cierto nombre, pues los dos discos anteriores con su banda, Edguy, lo habían catapultado a lo más alto del power. Pero él quería más, quería cumplir un sueño que tenía: reunir a un buen número de cantantes y hacer una ópera con regusto metalero. No consiguió a todos los que quería, pero los que participaron no estuvieron nada mal, además de conseguir un esperadísimo regreso.
Considerado por muchos uno de los mejores discos del estilo, veamos qué dicen algunas webs de él: 3,68 sobre cinco en Rateyourmusic (aunque no lo parezca es una nota muy alta en esta web), 4/5 en Allmusic, 47% de cinco estrellas en los comentarios de Amazon, 4,13/5 en Discogs y 80/100 de media en Metal archives. En Rateyourmusic está incluído entre los 25 mejores discos de todos los tiempos tanto en la etiqueta de Power Metal como en Rock Ópera. No es un álbum del montón, no.
Para celebrar sus dos décadas, hemos invitado a Xavi Prat y Jordi Tàrrega, nuestros expertos en materia, a que nos comenten, y de paso Beto Lagarda, que se apunta a un bombardeo, ha querido decir la suya pese a ser poco powerman. ¡Felices 20!
Beto Lagarda
Hoy me siento más perdido que nunca. Soy muy novato en el mundo Avantasia. Como bien sabéis, el power es uno de los estilos menos apreciados por mi, pero me gusta colaborar en estos especiales corales con mis compañeros expertos en la materia: Xavi Prat y Jordi Tárrega. O sea, que aquí soy más bien un títere sin cabeza dispuesto a ser la voz que rompe con los dos fanboys de la revista.
Mi relación con Avantasia es más de odio que de amor. De hecho en la única vez que los he visto en directo… me fui a medio concierto, totalmente aburrido y abatido por tal despilfarro de “parafernalia”.
Soy poco conocedor de la banda e incluso lo soy menos de Edguy… aunque debo afirmar que disfruté mucho de Ghostlights (2016) e incluso una de sus canciones me acompañó durante un mal momento personal, la pérdida de un ser querido fue “adornada” con “Let the Storm Descend Upon You”. Casualidad, si, pero por eso le tengo algo de cariño a Avantasia. No mucho, no me malinterpretéis.
Y nada, me dispongo a recuperar el debut de la banda, The Metal Opera (2001). Recuerdo vagamente haberlo escuchado una o dos veces…veremos como lo recibo en la actualidad. No prometo mucho.
Xavi Prat
Cuando salió este disco yo ya era fan incondicional de Sammet, que había sacado un par de discos que, por música y espíritu, me habían llegado al alma. Con este preludio, es fácil imaginar lo que me recorría al enterarme del mega proyecto que mi entonces ídolo se traía entre manos, y más con un artista invitado llamado Ernie. No sé, pero tenía la sensación de que algo muy grande me iba a ocurrir. Y no iba errado.
Avantasia es, sin duda, uno de los discos de mi vida. Bueno, para ser más precisos, las dos partes de la Metal Opera lo han sido (posterior y gradualmente han ido perdiendo mucha magia). Musicalmente solo puedo rescatar y medio transformar una frase del propio Kai Hansen, «No tiene sentido el disco Keeper of the Seven Keys – The Legacy (Helloween), porque la tercera parte ya la ha escrito Tobias Sammet«. Pero, para mí, el disco va mucho más allá de lo estrictamente musical.
La ópera narra la historia de un novicio alemán, a principios del siglo XVII, que llega a conocer a un sabio. Este le demuestra que en el mundo, hay mucho más de lo que ven los ojos (en la historia es un mundo llamado Avantasia), que está en peligro de extinción y que prácticamente condenaría a los humanos a una vida de mierda. Para alguien en una edad que la sangre hierve, en pleno proceso de cambio y de búsqueda interior, las similitudes con la vida, con la realidad, eran latentes. Tanto que el sentimiento de identificación era más que evidente. Tanto que la frase «Sammet, cómo eres capaz de leerme y plasmarlo en música» se repetía una y otra vez en mi cabeza. Tanto que, de haber tenido un hijo, posiblemente se hubiese llamado Gabriel.
Disco imprescindible en el género y en mi vida, y por el que debo agradecer al música alemán de forma reiterada.
Jordi Tàrrega
El proyecto Avantasia fue la culminación de una era: el triunfo del power metal. Quienes crecimos con el estilo no estábamos equivocados pues, con Tobias Sammet nació una banda de grandes recintos. Helloween se quedaron sin Hansen y Kiske y hubo discográficas que gastaron sus años de vida buscando a unos nuevos Helloween sin descanso alguno. Aparecieron grandes bandas, pero todas fracasaron en cuanto a lo de llegar a públicos mayores, todas… excepto Avantasia, que en el fondo, es una celebración coral del power metal. El disco es excepcional, una obra maestra y variada, justo lo que demandaba la generación perdida del heavy metal clásico que tuvo que recurrir a esas bandas de power metal centroeuropeas ante la no presencia de los grandes referentes del género.
Tobias Sammet era un músico excepcional y su genio iba mas allá de Edguy. Cuando pudo juntar a grandes voces para realizar su proyecto de ópera rock lo dotó de una calidad compositiva extenuante. Compuso piezas medidas para cada cantante consiguiendo sacar de su retiro espiritual (y absurdo) al genio extraviado: Michael Kiske. La respuesta a los nuevos Helloween no era buscar a unos de nuevos, era sencillamente que el gran cantante volviera a cantar. Aquí aparece bajo el pseudónimo de Ernie por problemas contractuales, pero el disco va mucho más allá del retorno del rey. La calidad de las composiciones ensalza un trabajo que puede mirar de tú a tú a los Keepers, a lo mejor de Stratovarius o a ese Land of the Free de Gamma Ray.
Las canciones
«Prelude»
BL: Introducción estándar que encontramos en casi todos los discos de power. Sin más función que la de cumplir con el expediente. Por suerte, en un futuro, desaparecerá la obligación de su uso.
XP: Sin ser más que una intro, es mucho más que una intro. Esa melodía se ha convertido, ya, en un clásico del estilo. Cuando la escuchas, sabes bien qué vendrá. Como ejemplo, en 2007, cuando salió The Scarecrow con sus respectivos singles Lost in Space, nada más escuchar la melodía se me erizaron los pelos.
JT: La infaltable intro del power metal dice presente con una puerta abierta a la fantasía y con la melodía de la posterior canción en clave triste vía teclado.
«Reach Out for the Light»
BL: Tema muy de corte Helloween. Una canción de estribillo poderoso, melodías muy agradables. Ligero y dinámico. En el tramo final nos sorprende un pasaje instrumental muy operístico que nos da pistas de las ideas que Tobias tiene en mente de cara a este proyecto. Una buena pieza para arrancar un ambicioso proyecto y para presentar sus cartas sobre la mesa.
XP: Una vez leí a alguien que decía que era el mejor tema power de la historia. Yo no diría tanto, pero sin duda es un temazo como la copa de un pino que reúne todos los elementos del estilo: rapidez, riffaco coreable, estribillo hímnico, alegría y el comienzo de la historia de Gabriel. También, y no sé si por encima de todo, la vuelta al ruedo de uno de los mejores, sino el mejor, cantante del estilo.
JT: Canción de bandera para abrir un disco como Avantasia y clásico instantáneo. Riff coreable, velocidad, teclado en el que suenan como campanas dando ampulosidad y presentación en sociedad de Tobias Sammet como compositor y vocalista. Es un tema muy Edguy de la etapa Theater of Salvation (la más power metal) y de verdad que se sale.
«Serpents in Paradise»
BL: Musicalmente es una canción muy interesante, un buen trabajo de guitarras y sobre todo de batería. También sigue con la estética Helloween, con varias voces en los estribillos que potencían su impacto. Por cierto, los falsetes de Tobias no me gustan, lo siento.
XP: Otra de las grandes. Quizá no tan veloz como me gusta a mí, pero las guitarras de Richter son tremendas. DeFeis, como en los dos discos en los que aparece, se sale por todos los lados en su papel de Jakob. La historia sigue con las dudas del novicio acerca de lo que siempre ha creído.
JT: La composición es fabulosa, repleta de coros y con un estribillo estelar, pero el plus lo da la participación de David DeFeis. Gran fichaje en unos días en los que Virgin Steele parecían tocados por los dioses y una estructura compleja y cambiante en la que Tobias hace dueto con The Lion DeFeis. En la canción se palpa el disfrute de los músicos.
«Maellus Maleficarum»
BL: Preludio oscuro y siniestro que aporta poco al disco situandóse en la cuarta posición…
XP: Interludio sin demasiada historia a nivel musical. Normalmente le daba al FF.
JT: Otra intro de enlace entre temas con clara referencia al libro renacentista de “El martillo de las brujas”, la obra fundamental en la que se basaba la iglesia para justificar masacres en nombre de Dios.
«Breaking Away»
BL: Arranca con un trabajo de teclados que me pone nervioso. No soporto estos momentos de teclado, sea en Avantasia o en Dream Theater. Un corte demasiado power para mi gusto. No me aporta realmente nada.
XP: Volvemos al power más clásico, quizá más hellowiniano, y no solo porque Kiske se luce durante los más de cuatro minutos que dura. Nuestro sabio y el novicio se escapan de prisión para intentar salvar el mundo-más-alá-de-los-ojos (término que acabo de inventarme) y a la hermanastra Anna.
JT: Aquí tienes al rey perdido volviendo por la puerta grande, cantando una canción totalmente Keeper of the Seven Keys, para su lucimiento total y en la que termina con dueto con un inspiradísimo Sammet. Es otro de los grandes temas del disco y ha ido teniendo cierta presencia en directo.
«Farewell»
BL: Bueno, para un servidor, el núcleo de este disco es “Farewell”. Alrededor de esta canción gira todo el disco. Sirve de freno al power predecesor y posterior, algo así de la bisagra elemental de toda articulación. El trabajo en las voces de Sharon Den Adel de Within Temptation me parece imprescindible para lograr el resultado final del corte. La canción en sí, musicalmente hablando, es lenta y preciosa, con un buen y necesario solo de guitarra al cruzar su ecuador que nos prepara para el asalto del último reprise del estribillo a coros y canon superpuesto principal.
XP: La semi balada, medio tiempo a ralentí del disco que, por algo que no concibo, ha sido una de las que ha pasado a la historia. Para mi está sobrevalorada, cosa que no implica que sea mala. El ambiente folk y la aparición de Sharon Den Adel, así como el final con Kiske, son tremendos. Sin embargo, y por defecto profesional, me quedo con la batería de Halwarth, ya que se nota que ha hecho lo que ha querido. No requiere de grandes virguerías, pero el bombo es delicioso, como los breaks (esto durante los dos discos en los que aparece). Gabriel y Anna dicen que no se dirán adiós.
JT: Una de las más grandes composiciones del proyecto es “Farewell” con ese ambiente folk y ese ritmo ¾ que aporta frescura al disco. En directo se acompaña de brazos en alto que van de derecha a izquierda. Aquí participa lujosamente toda una Sharon Den Adel de Within Temptation firmando uno de los estribillos más recordados de los 2000. Vuelve el canon polifónico de Savatage aunque no deja de ser otra de las señas de identidad de Edguy como pasó en el Theater of Salvation. Hay muchas grandes canciones en este proyecto, pero esta… es de traca. Atención a los apoyos finales de Kiske al final del tema.
«The Glory of Rome»
BL: Power de corte estándar, machacón. Con un buen solo de guitarra y sin mucho más que no se haya escuchado antes.
XP: Para mí la gran tapada del disco, si es que hay tapadas en semejante álbum. La combinación de doble bombo y bombo simple es muy buena, y las tres voces que aparecen se salen por si mismas. El estribillo, de nuevo, es de muy altos vuelos, y la historia nos cuenta el punto de vista de los malos malosos llevándose el libro malvado a Roma.
JT: No hay momentos bajos en esta obra y ese corte hard rockero como es “The Glory of Rome” combina al gran Rob Rock junto a Oliver Hartmann (que quedará como un hombre fijo en el proyecto) y Ralf Zdiarstek (un tipo que siempre ha estado detrás de los coros de Edguy). Las orquestaciones son algo 80eras, algo que se irá puliendo con los discos y con la irrupción posterior de Sascha Paeth y Miro (ambos de Heavens Gate).
«In Nomine Patris»
BL: ¿Son necesarios tantos interludios?
XP: Otro interludio que no aporta nada, al menos para el que escribe.
JT: Otro tema enlace. Posiblemente la influencia le venga de Virgin Steele, pero aquí no pasan de lo curioso e instrumental.
«Avantasia»
BL: Bueno, bueno, esto ya son palabras mayores. Esto ya no es power metal, ya estamos frente a una ópera rock. Aquí me quito el sombrero. A partir de aquí y con el tema homónimo si que empieza la aventura real de esta banda. Una canción rica en instrumentación, en detalles, en el trabajo de las voces. Composición delicada y mimada adornada con los mejores recursos. Muy bien señor Sammet. Aquí si te aplaudo.
XP: Canción 100% Sammet, excesivamente similar a «Vain Glory Opera», basada en una melodía facilona de teclados. Siempre he dicho que si había algo que Edguy/Sammet hacía mejor que el resto de bandas eran los medio tiempos, y este es un gran ejemplo. El estribillo, en directo, invita al bote y al disfrute, pues la alegría que transmite es innegable. Gabriel llega al mundo fantástico de Avantasia y le explotan los sentidos al ver que hay mucho más allá de lo que se a simple vista.
JT: Gran parte de la culpa de todo este revuelo fue el intachable single que da título a la obra. Sería quizá la mejor canción hecha por Edguy, solo que no es Edguy. Medio tiempo positivista con lo mejor de Gamma Ray con la clásica fórmula de puente + estribillo. Power metal del siglo XXI en su máxima expresión. La gracia es que el riff lo pone el teclado en un medio tiempo que asombró a la comunidad metálica y con un Sammet de cine. Sí se necesitaba de guitarras dobladas, pero no de doble bombo para sentar cátedra en el estilo. Incluso un guiño a Savatage en ese estribillo polifónico final. El triunfo fue el elegir bien los referentes.
«A New Dimension»
BL: ¿En serio?, ¿Otro? Qué manera de rellenar el disco…
XP: Un nuevo interludio. Como en todos los discos de cualquier estilo, y por muy importante que pudiera ser para la historia, me sobra.
JT: Más momentos instrumentales de enlace, en clave magnificente y positiva esta vez.
«Inside»
BL: Aburrida y simplona. No aportaré nada más. Para esto me pongo un disco de Celine Dion.
XP: Sin ser la panacea, funciona muy bien con el dueto Hansen – Matos. El elfo y el enano le explican al novicio la guerra que se está llevando a cabo y lo peligrosa que es para el mundo fantásico. El símil con neustros días es evidente, y si no, leed American Gods.
JT: Aquí hay un bonito mano a mano entre Kai Hansen y André Matos en lo que es la balada, en la que entra Sammet luego para rematar la jugada. No es lo más lucido del disco, pero funciona perfectamente y los teclados están bellamente conducidos por Frank Tischer.
«Sign of the Cross»
BL: Canción una vez más ligera, pero que no trascenderá como una de las mejores de disco. Tiene potencial, pero se queda un poco atrás, en segunda fila. Como siempre, un buen solo de guitarra, unos estribillos frescos y un buen repunte final.
XP: Uno de los grandes pilares del disco, del proyecto y del estilo. La instrumentación es enorme, casi barroca, pero la palma se la lleva la cantidad de voces que aparecen y como se entremezclan. El estribillo vuelve a ser aboslutamente magistral. Suele cerrar los conciertos a pachas con «The Seven Angels», cosa que me parece un crimen, ya que ambos temas merecen ser tocados y disfrutados en su totalidad. Gabriel se va dando cuenta de lo que pasará si el Papa y sus colegas ganan la guerra.
JT: Otro de los temas referentes del estilo y del power metal. Lo hímnico y la gracia compositiva viene armada de un carrusel de voces y de otro estribillo matador bastido de teclados de apoyo y coros. Sammet se luce, pero la gracia del tema es la misma del proyecto: que sea coral y diverso. Este tema suele cerrar las descargas del grupo junto a “Seven Angels” de la segunda parte de Avantasia. Un tema brillante dado a la participación y que da la posibilidad de que salgan músicos y cantantes en pleno a cantar el gran final.
«The Tower»
BL: El cierre, lejos de ser memorable, es de corte demasiado estándar. Una canción típica de power, con sus falsetes, su batería doble bombo, su spokenword… una pena no haber cerrado con algo que realmente fuese impactante como el disco merecía.
XP: Casi se podría decir lo mismo que en tema anterior pero alargándolo hasta casi los 10 minutos. Los coros inciales son tremendos, así como los «hallelujah» que suenan por medio. Muy en la línea de temas de Edguy como «Theater of Salvation» pero con una instrumentación muy superior, en ningún caso puede pasarse por alto, ya que se alza como el gran baluarte del disco, junto a algún otro. Mientras el Papa habla con la voz de la Torre (que es Tolkkie), Gabriel consigue robar el libro y huir. Un absoluto monumento para terminar el primer capítulo de esta historia.
JT: No podía terminar la cosa sin doblar la apuesta e ir con todo… Casi 10 minutos de larga composición coral con todo tipo de invitados y esos “hallelujah” intercalados en los versos. Guitarrazos de Henjo y Sascha en un tema complejo que sube, baja y avanza. Es una composición que terminará siendo una de las marcas de la casa del proyecto. Por aquí desfila el añorado André Matos y Sammet sube hasta lo más agudo. Hay el momento instrumental con los teclados del propio líder que indaga en lo folk y en lo clásico. Destaca el gran trabajo de Alex Holzwarth a la batería y ese bajo constante y juguetón de Markus Grosskopf (Helloween). ¡Atención porque en un momento canta Timo Tolkki de Stratovarius!
Veredicto
BL: Ningún disco de power me quita el sueño, tampoco lo hace The Metal Opera. El disco es poderoso pero también tiene eso de “más de lo mismo” que no lo hace un disco imprescindible. Aún así, las dos canciones que rompen el estilo como lo son “Farewell” y “Avantasia” merecen una consideración especial, porqué ambas son rompedoras y precursoras de un nuevo subgénero que evolucionaría a partir de 2001.
El disco se puede disfrutar amablemente y logro comprender el hype que Avantasia logra despertar en muchos fans. Pero, si huyes habitualmente del power metal, aquí no encontrarás nada que te pueda gustar. Aunque el oyente que huye del power no entrará a leer este artículo en particular…
XP: Verdecito, potente palabra, más si tenemos en cuenta los párrafos introductorios. Para mí es un disco imprescindible, tanto dentro del estilo como en mi vida. El elenco de cantantes es estratosférico (más por las voces que por los nombres, aunque de estos hay algunos que tela), el grupo instrumental, igualmente potente (destaco, de nuevo al sr. Holwartz, que da un recital durante todo el álbum), fue indispensable para la vuelta al rudeo de Kiske, como él mismo nos dijo, y qué leches, porque tiene un puñado de canciones sencillamente antológicas.
Fue con este disco con el que Sammet se sacó la chorra y quedó más que claro que era el gran elegido para recoger el testigo del power metal, aunque con el tiempo y en sus dos bandas, fue alejándose cada vez más del estilo hasta hacerse absurdamente repetitivo (y eso que creativo lo es un rato). Fue la consagración de un estilo que reinó el mundo durante un par de lustros. Esencial.
JT: He podido entrevistar a Sammet e incluso charlar con él (en un avión) para agradecerle que diera vida a este proyecto. Orgulloso está tanto de su criatura que Edguy ya es algo molesto en su trayectoria. Con Avantasia el power fue cabeza de cartel y nos demostró que los que crecimos y amamos el estilo no estábamos equivocados. “Avantasia” (la canción que apareció antes como single) fue el primer paso en esa culminación y tuvo el aplauso unánime de incluso los más reacios hacia ese estilo que mancillaba a los Manowar, Iron Maiden y Dio. Mientras los otros salían a empatar o a cumplir expediente en Alemania se forjaba algo grande. Puede que la fórmula empiece a decaer, pero cuando ves esto en directo puede comerse a los otros cabezas de cartel sin problemas. El proyecto empezaba y luego se sumarían a ello los excomponentes de Heavens Gate haciendo otro salto de calidad, pero ya lo veremos el año que viene con la segunda entrega de la saga, que también cumplirá 20 años.