Avistamiento ovni de tres horas y seis cuerdas en el paralelo 62: Satriani sigue en otra galaxia

Finalmente pudimos ver a Joe Satriani después de tres años de posposiciones varias debido al Covid. Con las entradas ya vendidas desde hacía mucho, aterrizó (o amartizó o alunizó) y preparó un extenso set para que la experiencia nos diera para compensar estos tres años de larga espera. El público de estos guitarristas shredders no es el habitual de los shows de heavy metal, pero se respira un ambiente muy óptimo, con la sala a reventar y con unas ganas que flotaban en el ambiente. Había quienes se inquietaban encima…

Puntual, a las 20:30, las luces se apagan y se encienden para mostrarnos la pantalla trasera y nos muestran que Joe se queda el flanco derecho, el izquierdo para ese multi-instrumentista austral llamado Rai Thistlethwayte. Detrás estaba el colosal Kenny Aronoff, con el mismo look calvo y con gafas que su jefe y un Bryan Beller a las cuatro cuerdas que lucía una perilla de color lila. Empezaron entonados con “Nineteen Eighty” y con guitarra y batería muy por encima de la mezcla. Poco a poco se irían arreglando las cosas y ya en “Sahara” todo sonaba como debía sonar.

Disfrutamos de ese tema inicio que abre su último trabajo bajo unos focos amarillos y rojos.  Creía que no había un guitarrista que me pudiera sorprender más que Steve Vai, y en mi primera experiencia con Satriani de verdad que quedé extasiado. La velocidad y la clase con la que ejecuta, su movilidad tremenda a sus 65 años y la calidad de la banda impresiona. Vai tira mucho más de efectos y trucos y Joe es más de la escuela clásica y consigue momentos en los que flotas en un platillo volante.

Se suceden los temas como “The Elephants of Mars” apoyada por imágenes de videojuegos y Aronoff imprime un ritmo muy marcial en determinados pasajes. Queda claro que su nueva obra es de obligada escucha. Aquí ya Satriani coge el micro y agradece el haber esperado tres años para verle. Había ganas entre la banda y eso dio paso a bromas internas como jugar con el riff de “Smoke on the Water” y presentar al grupo nada más empezar el concierto. Terminó espetando un “fin de la comedia” para luego atacar “Ice Nine”. Primera visita a su disco más clásico y con el grupo consiguiendo un feeling exquisito.

Son todo temas instrumentales, pero la acción y el interés no decae en ningún momento. A destacar el precioso kit blanco de batería de Aronoff y ese duelo de guitarra y teclado entre Satriani y Thistlethwayte. El teclista tuvo tiempo sobrado para su solo y luego unos rayos y centellas fueron el telón de fondo de “Thunder High in the Mountain”. Terminaría siendo de las más aplaudidas de esta larga velada junto a la posterior “One Big Rush” con imágenes circenses de época. Y atención a “Blue Foot Groovy” pues es desenfadada y melódica, permitiendo que la gente cante el riff dominante. Un tema de esos de Joe que los pilla Coldplay y te hace otra canción para las masas…

Palabras mayores ante “Flying in a Blue Dream”, aplaudida a rabiar y con imágenes de naves espaciales de fondo. La temática sideral y ovni es lo que le ha caracterizado siempre. Reivindicando su última obra estuvo presente la delicada y preciosa “Faceless” que nos permitió apreciar el pulso de un Bryan Beller exquisito a las cuatro cuerdas. Luego “Crystal Planet” con imágenes de paisajes psicodélicos precediendo a otra de las fundamentales: “Summer Song”. Coreamos todos la melodía y vimos imágenes de un derby de demolición de fondo. Espectacular. Luego nos avisaron que llegaba una pausa de 15 minutos en la que en la pantalla pudimos ver varias fotos de fans con el divo, algunas de gente muy conocida de la escena musical barcelonesa. Todo un detalle.

Quizá empezar un segundo tramo con un solo de batería no es la mejor idea, pero claro… si el solo se lo marca Kenny Aronoff… pues como que se convierte en un espectáculo alucinante. Menuda pegada, técnica y velocidad. Esa energía se transformó en “Energy” con relámpagos de fondo para pasar posteriormente a una muy emocionante “E104 St NY 1973”, viajando en el tiempo y viendo imágenes pretéritas con una guitarra de esas que te hablan. Pasamos al solo de teclado de un Thistlethwayte que presentó credenciales por las que Joe quedó prendado de él. En algunos temas deja las teclas blancas y negras para demostrar su valía a las seis cuerdas.

“Cool #9” y “Ali Farka, Dick Dale, an Alien and Me” mostraron otras caras de nuestro héroe y “Shapeshifting” demostró el por qué ese mismo disco es uno de los que vertebran el set list del genio. Momento de parlamentos para dar paso a “Teardrops” con una pantalla salpicada por gotas de agua y “Luminous Flesh Giants”. El grupo se gustaba y la gente lo pasaba en grande. Más de dos horas de concierto y quedaba lo mejor, que vino de la mano de un “If I Could Fly” en la que Satriani le ha dado un lavado de cara y la aleja de lo que perpetraron Coldplay con la misma. De todas formas, no podemos hablar de plagio hasta que el juez dictamine.

Más agradecimientos y un “Always With Me, Always With You” muy emocionante. Kenny más de percusionista que de batería en una canción de esas que son historia viva del rock. La favorita de los presentes… Y finalizando el segundo set de ensueño “Satch Boogie” con ese inicio con Kenny en el charles y ese tramo tan a lo Van Halen. Salieron para un par de bises más, primero con el “Crowd Chant”, en el que la gente canta replicando las melodías que dibuja Satriani. La otra fue otra de las fundamentales: “Surfing With the Alien” con una Estela Plateada difuminada de fondo para que la gente de Marvel no vaya detrás de él. Sencillamente espectacular.

Gran concierto en el que te queda claro quién es Joe Satriani y el por qué ha sido maestro de todos los grandes guitarristas que hay posteriormente a él. Si hay que buscar un único pero me chivan que contrastó ese concierto tan cercano y brillante con la frialdad de un meet & greet tremendamente distante. Una lástima puesto que este hombre es un amor de persona como podéis ver en las dos entrevistas que le hemos hecho en Science of Noise. Ese dia había cartelazo en el Primavera Sound, tocaban los Lucifer, pero yo soy de los que cree en extraterrestres y fuimos contactados con uno en el paralelo 62 de la ciudad condal.

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.