Axel Rudi Pell – Lost XXIII

21 discos de Axel Rudi Pell son muchos, y más cuando no es un hombre muy dado a la evolución o a probar cosas diferentes. Juega con la combinatoria compositiva y queda anclado a unos senderos sobradamente transitados, pero… ¡cuidado! Parece que el encierro le ha ido realmente bien a nivel compositivo. Lost XXIII engancha de verdad y hay temas que pueden ser perfectamente clásicos para sus fans.

No os engañaré, por mucho que me encante este hombre me daba una gran pereza volver a reseñar un disco nuevo, pues casi que podría hacer sus reseñas a ciegas. Y realmente supera con creces su anterior Sign of the Times. Eso es lo bueno de Pell, que cuando menos te lo esperas te saca un gran disco y te acalla la boquita. De todas formas, si le queréis cabrear un día mencionad que sus discos se parecen…

La verdad es que la cosa empieza de cine, con uno de esos clásicos instantáneos como es “Survive”, tras la bonita intro de “Lost XXIII”. Gioeli canta como los ángeles y encaja a la perfección con lo que propone el rubio guitarrista alemán. Es ha quedado un tema redondo en su puro estilo. Hay momentos muy metaleros aquí y esta vez tira bastante de solos sin pulir como el de “Freight Train”, un gran momento del disco con ciertos aires muy metaleros en las guitarras. Y es que la banda que le acompaña es de auténtico lujo.

Otra de las grandes canciones que hay aquí es la extensa balada “Gone with the Wind”, inspirada por la historia del perro japonés Hachiko, que estuvo 10 largos años esperando en la estación de tren a su amo (fallecido). Inspirada, poderosa, amplificada por las teclas de Ferdy Doernberg y con el pulso mágico y preciso de Rondinelli. Hay un riff precioso y un solazo de los que te dejan claro que este tipo es alguien especial.

También brilla el “No Compromise” con ese estribillo impecable, de esos que se te quedan en la primera escucha. Juegos con el sota-caballo-rey, pero lo hace con mucha clase y le ha vuelto a salir otro clásico que bien merece sonar sobre las tablas. “Down on the Streets” cumple y es bastante más agresiva y dura, llegando a sonar por momento como alguno de los clásicos de Riot. Se agradece que le metan una quinta marcha en el disco, pero tampoco esperes speed metal precisamente…

Una de las sorpresas del disco es el “Follow the Beast” pues Pell recupera el viejo estilo con el que empezó, es más agresivo y rápido y se le exige mucho a un Gioeli que va al límite, aunque controlando bien. Parece como si fuera un tema de la etapa Nasty Reputation. A destacar ese bajo de Volker (eterno escudero) que parece no estar y que es imprescindible para que el grupo suene tan cohesionado.

Otro momento baladesco es el de “Fly with Me” en el que Gioeli disfruta y hace disfrutar. Electrifican la canción a medida que avanza el tema con los sabios arreglos de Ferdy a los teclados. Gran línea vocal y pesada batería de Bobby para que no quede la cosa excesivamente acaramelada. Los juegos purpleianos y los guiños al Blackmore de Rainbow están absolutamente presentes y eclosionan en la instrumental “The Rise of Ankhoor”. Bajo presente de inicio, sonidos Moog y mucha cancha instrumental para todos.

El otro tema de largo desarrollo es “Lost XXIII” con una intro calcada al “Rebellion in Dreamland” para instalarse luego en la zona de confort del guitarrista y lucir escalas arábigas y aromas orientales, algo que siempre le ha encantado desde que descubrió a Rainbow.

Gran, gran, gran disco del señor Axel Rudi Pell al que cabreamos en su última entrevista con nosotros, pero que siempre es un placer verle en directo y escuchar sus álbumes. Esta vez sube el listón y hay guiños al pasado. Su banda es rutilante y los tiempos pandémicos le han dado un tiempo precioso para poder componer y arreglar un disco tan completo como es Lost XXIII. De todas formas, sí que pondré un único pero al disco: hay momentos en los que el enorme Johnny Gioeli se le nota sufrir, capea con clase y estilo, pero llega forzado. A ver si al final va a ser que es humano…

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.