«Cuando hicimos el concierto de calentamiento en Holanda, se me acercó un chico con un tatuaje de Bon en el brazo y me dijo: «Este tío era mi héroe, pero ahora se ha ido. Te deseo toda la suerte del mundo» Me quedé allí temblando (…) Desde entonces siento que canto para ese chico y para todos los demás como él»
Este artículo que vais a leer a continuación no es un aniversario al uso, prácticamente lo podríamos definir como un compendio de experiencias y sensaciones relacionadas a uno de los discos más importantes -por no decir el más importante- en la vida del que escribe. A raíz de esta joya, la música y todo lo que envuelve a AC/DC se convirtió en una obsesión, ahora ya controlada -o al menos eso creo-.
El inicio de la nueva década supuso una vorágine de discos que hicieron mella en el interior de los fans del rock y el metal de la época -y de los que vendríamos después-. Las listas de ventas estaba inundada de guitarras distorsionadas a distinto volumen representadas por discos como Ace of Spades (1980), Wheels of Steel (1980), Blizzard of Ozz (1980), Heaven and Hell (1980), The River (1980) o la BSO de The Flash contemporánea al lanzamiento de The Game, ambos de los eternos Queen.
Justo el mismo mes que se celebra el día del Rock (13 dejulio) este año se conmemora el 40 aniversario de la obra inmortal de los australianos. Curiosamente, una semana más tarde del aniversario del nacimiento de Bon Scott y cinco meses más tarde de su traumática muerte. Hablamos de una de las obras cumbres, porque aquí los amigos ya llevaban de ser su debut unos cuantos discos para quitarse el sombrero, pero este es especial y no únicamente porque se trate de su disco más popular y vendido de su extensa discografía.
Un disco que desde el principio siempre ha estado envuelto en polémica y leyenda, no solo por la del cambio de vocalista sino por la autoría de las canciones. Dice la leyenda que el material ya estaba compuesto cuando Bon murió y que se obvió su nombre en los créditos. La versión oficial se desentiende de polémicas asegurando que todo el material no se utilizó y que se dedicaron a reescribir todo lo que tenían. Aún así, según «radio macuto», a la familia del tatuado y carismático cantante le cayó una suculenta cantidad de dinero con la publicación del álbum negro.
¿Por qué es especial este disco? Para mí por ser la iniciación a este maravilloso mundo del heavy/rock. Sí es cierto que mis inicios fueron con Iron Maiden pero AC/DC se convirtió en mi obsesión. Es mi grupo, el que me ha acompañado en los buenos y malos momentos, con decir que este disco lo he llegado a reproducir a modo de ritual la primera vez que me pongo al volante en cada uno de los coches que he conducido y comprado. Lo han escuchado mis hijos gestándose en el interior de mi paciente esposa y su campana humeante decora una de las partes de mi cuerpo. Es un disco sublime, tocando las cotas más altas de creatividad, por eso se dice que se nota la influencia del bueno de Bon, pues quien lo compara con todo lo que vino después nota un estancamiento creativo debido al estilo más rudo, menos socarrón y sarcástico de Brian Johnson.
Otra curiosidad vinculada a mi obsesión, ahora ya algo controlada, con este disco es que llegué a comprarme la revisión que Six Feet Under realizó del clásico publicando Graveyard Classics vol. 2 (2004). Denostado por muchos, para mí es un sincero homenaje que hace tiempo que no escucho y que volveré a recuperar.
Según cuentan los hermanos Young, tras el funeral de Bon se sumergieron en la música para paliar el dolor tras su muerte, lo que les llevó a un fructífero aislamiento de la que salieron las canciones de este disco. Además, para la grabación del disco, tras la incorporación de Brian, se fueron a las Bahamas buscando la tranquilidad alejada de tierras inglesas escogiendo el mejor paraje para escapar de la rutina. Tanta fue la adaptación al territorio que según cuenta Keith Emerson, de Emerson, Lake and Palmer, en el libro La historia de AC/DC de Susan Masino:
«Creo que se lo pasaron en grande, y en cierto modo les introdujo en mi modo de vida en las Bahamas. Creo que les acabó gustando, y se relajaron para su grabación en Compass Point. Me encontré con Brian un poco después y me dijo que le había costado un poco las voces después de haber estado tomando el sol. (…) Llevando sus bermudas, se puso los auriculares y se puso a rugir y no acababa de resultar. (…) Dijo que iba al hotel y que volvía enseguida (…) cuando vino llevaba puesta su ropa de actuar (…) y por supuesto funcionó, rugió hasta dejarse la garganta. ¿Sabes? Sencillamente no podía cantar en pantalones cortos (…)»
Sea como fuere Back In Black supuso un paso de gigante impulsado por el archifamoso Highway to Hell (1979), también producido por Robert “Mutt” Lange dando muestras de los bien que le vino el cambio de productor, llevando a AC/DC a copar las listas de ventas y llenar recintos más grandes.
Dicen las fuentes consultadas que Bon se fijó en Brian cuando se encargaba de las voces en Geordie, entonces si imagen no tenía mucho que ver con la actual, quedando impresionado por su fuerza vocal.
Pero hablemos del disco. Para un servidor no existe más black album que el que nos ocupa. He visto varias versiones del mismo, bien sea con el logo en blanco resaltado sobre la negra y austera portada, el logo en negro guardando un riguroso y doloroso duelo por la muerte de Bon o las diferentes ediciones en CD rememorando la estética de los antiguos vinilos. La extraña sensación de escuchar los trece tañidos de campana sosteniendo la negra portada entre las manos es una experiencia que nunca olvidaré. Es el mejor homenaje que se le puede hacer a un antiguo compañero.
Dato curioso es el hecho que la banda decidiera encargar una réplica de la campana que hay en la abadía de Westminster, con un peso de cuatro toneladas, para grabar el sonido original. Pero esta loca decisión les llevó a construir otra réplica de menor tamaño y peso, de tonelada y media, para poder llevarla de gira. El espectáculo escénico entró en juego, dicha campana aparecería en escena para ser martilleada por Brian en el éxtasis final. Aún así consiguieron grabar el sonido de la primera versión en las instalaciones de la fundición para incluirlo en el disco, siendo el encargado de forjarla el mismo que la hace sonar en la grabación.
Porque una cosa es cierta, Malcolm y Angus tenían un talento extraordinario para el rock pero afortunadamente se cruzaron con el flacucho y tatuado cantante dando una energía y una presencia como pocos. Brian se enfundaba el traje de faena para un duro y largo trabajo al frente de la banda australiana para convencer a propios y extraños que era el idóneo para ocupar la recentísima vacante.
El lento in crescendo acompañado por los 13 tañidos de campana es un sublime inicio que pone la piel de gallina. Aún recuerdo la primera vez que lo escuché con la negra portada entre las manos. Noté como la electricidad corría por mi cuerpo. Amor a primera vista.
Curiosamente, a pesar que tanto «Hells Bells» y «Back In Black» son los temas más archiconocidos y que mejor funcionan en cualquier playlist, junto al «You Shook Me All Night Long» o “Shoot to Thrill”, el álbum es un compendio de temarrales que si no vibras con ellos es que seguramente estés muert@. Es el disco perfecto en su discografía sonando diferente a todo lo anterior. ¿Cambio de dècada y un sonido más «americano»? Posiblemente sí viendo la buena aceptación que tiene en dicho territorio.
Tras iniciar con dos trallazos como “Hell’s Bells” y “Shoot to Thrill” la contundencia de “What Do You Do for Money Honey” no permite bajar el nivel en ningún momento. No hay que relajarse, esto es rock & roll hasta las últimas consecuencias. El nivel vocal de Brian es agudísimo, el más alto de su carrera en la banda, pues poco a poco en cada disco el registro ha bajado de tonos. Tanta exigencia vocal pasa factura.
«Given the Dog a Bone» es machacón e induce a elevar el volumen hasta lo ofensivo, mis vecin@s saben de lo que os hablo. La inalterable base de batería retumba en cada golpe de Phil apoyado por Cliff al bajo, simpleza y contundencia la mar de eficiente marca de la casa.
Aquí la sutileza sexual será de las últimas ocasiones en la que aparezca. Por eso se cuestiona que no estuviera incluida la influyente personalidad de Bon en las composiciones. Más adelante comprobaremos que Brian es más rudo y directo a la hora de componer.
El rock tiene cabida en los medios tiempos con reminiscencias blues como “Let Me Put My Love Into You”, toda una declaración de amor. ¿Os imagináis susurrar al oído algo tan tierno como let me cut your cake with my knife?
¡Qué decir de “Back In Black”!, archiradiada y archiconocida, ha aparecido en infinidad de películas, desde las más infantiles hasta las de acción más frenética, eventos deportivos de toda índole y podríamos afirmar que gusta a casi todo el mundo. Tanto es así que al ver que Shakira la incluía en su repertorio, podéis comprobarlo en su DVD En vivo y en privado (2004), no dudé en hacerme en una copia del directo para ver que tal se desenvolvía. Todo un himno atemporal con un sencillo riff que taladra en toda la canción hasta quedarte enganchado.
“You Shook Me All Night Long” es una de mis canciones favoritas de su carrera, e incluso el divertido videoclip hecho posteriormente para el disco Who Made Who –BSO de la película Maximum Overdrive petición de Stephen King, reconocido fan de la banda- es de lo mejor. De hecho esta canción ya contaba con un videoclip grabado a la vez que los anteriores siguiendo la austera y oscura estética del directo. Canción con ritmo apto para todos los públicos con un claro mensaje sexual marca de la casa. Curiosa y excitante la versión en directo de Celine Dion y Anastacia.
“Have a Drink on Me” y “Shake a Leg” -ojalá tocasen esta canción en directo- nos electrifican hasta llegar a un inesperado final como si de “Ride On” se tratara. “Rock And Roll Ain’t a Noise Pollution” es toda una declaración de intenciones a grito de un electrificado blues. Es el grito a los cuatro vientos de toda una actitud y un estilo de vida. Me encanta escuchar como Brian se enciende el cigarrillo antes de cantar, es como estar con ellos en el estudio, aún todavía me pone la piel de gallina. Sublime.
Hay quien dice, y no les falta razón, que no han evolucionado nada. Pero si la fórmula les funciona, ¿para qué cambiarla? Es su seña de identidad y si no gusta con no escucharlos es suficiente. Mi único pero, como fan de la banda, es la poca variedad en los repertorios en directo. Lamentablemente han dejado en el ostracismo auténticos temazos que posiblemente no volveremos a escuchar en voz y música de sus creadores. Pero aún así los amamos y les perdonamos sus pecados -menos el haber escogido a Axl Rose para sus últimos conciertos-. Tengo más agradecimientos que reproches.
¡Salud y rock and roll!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.