El punk rock de la Costa Brava tiene a los Bad Mongos como máximos exponentes. Incansables, con una agenda extensa de bolos, pretendnr salir de Catalunya para exportar su punk rock directo, desenfadado y contundente. Pero para hacerlo necesitan argumentos, y Mongo Machine es la perfecta excusa para hacerlo. Formados en 1998, el grupo tiene una primera etapa hasta 2003 para luego encontrar un hiato de 12 años para regresar en 2015 con fuerzas renovadas e ideas nuevas. Les pudimos ver de teloneros de Michale Graves en el Estrapelo badalonés y la impresión fue más que buena. Solidísima banda de punk, repleta de actitud y con temas que funcionan, en los que hay muchos guiños a los grupos más grandes y clásicos del género.
Mongo Machine funciona desde el primer tema y un poco es un amplio recorrido por lo mejor del punk clásico, pues cada tema se acerca un poco a alguna banda de referencia. De entrada, me quedo con “Q.D.P.C” ese himno que ya estrenaron en el Estraperlo y que entronca con los mejores Turbonegro. Festiva, crítica y con unos solos muy coloridos por parte de Carlus y Christian. En “Single Bed” ya nos acercamos a Ramones, destacando el gran trabajo de producción y el excepcional sonido de la batería de Pifa. Mismos patrones para abrir el disco, marcando el tempo con el charles en “Not Anymore”. La voz de Christian se adapta perfectamente a todos los palos que tocan, pero lo mejor de todo es que hay una unidad y cohesión estilística en sus composiciones, dando su propia personalidad y sello. En “Crush Your Bones” transitan por el rock n roll sucio y acelerado de Motörhead, con esas guitarras marca de la casa. Otro de los temas que más brillan en Mongo Machine.
Juego con los toms en la hímnica y divertida “Bitch City” de riff machacón y con dejes a lo The Damned. En “Shiver” se tira de coros funcionales para darle brillo a otro tema que funciona perfectamente y que va para himno en sus directos. Es bueno destacar que, pese a sonar clásicos y auténticos, dotan a sus composiciones de trabajados solos que elevan el resultado final. La fórmula de temas cortos, directos y desenfadados es atractiva y cala en composiciones como “Animal Love”, también de tendencia ramoniana. Guitarras más abrasivas y aires de rock escandinavo de los 90 en un “Neon Boy” potente y con aires garajeros en las guitarras. Suciedad decibélica en un “Too Late” que te hará cantar y bailar con el puño en alto. Es justamente lo que esperas de una banda de este estilo, que su música te levante de la silla y haga que tu cuerpo se contonee. “Old Sailor Man” es el tema más largo del compacto y otra de las más destacables del álbum. Tiene un punto menos de velocidad para ganar en fuerza y solemnidad, con voces dobladas y el cohesivo bajo de Pks comandando la nave.
No son unos novatos, tras los Bad Mongos hay un cuarteto experimentado con las ideas muy claras y la voluntad de hacer crecer su proyecto. Mongo Machine es la evidencia de ello. El sonido conseguido en los estudios Ultramarinos de la Costa Brava, bajo la batuta de Santi Garcia (ya un habitual), es perfecto para un disco como este. Suena sucio y punk, pero en su justa medida, dejando apreciar todos los instrumentos y voces. Si amas el punk rock de la vieja escuela, más de la vertiente británica, te alegrará el día… e incluso la semana entera. Eché mucho de menos que a finales de los 90, en plena invasión escandinava, salieran más bandas tipo Bad Mongos. Ya no estamos en esa década, pero ya que Hellacopters vuelven a estar en lo alto, a ver si el estilo resurge y los Bad Mongos surfean la ola.