Bad Religion – Generator (Especial 30º Aniversario)

Nunca he escondido y en varios artículos he comentado que mi juventud fue marcada por el skate punk / hardcore melódico. Mi incondicional amor por Bad Religion, Rancid, Lagwagon, No Use for a Name o incluso los primeros discos de Green Day traspasa fronteras y forman parte de la banda sonora de mi vida.

Uno de los primeros CD’s originales que tuve el placer de pillarme (no lo compré, no) fue Generator (1992) de Bad Religion. Escuchado hasta la extenuación, este disco me acompañó en mi paso de niño a adolescente y siguió siendo mi fiel compañero al cumplir la mayoría de edad. El mundo del rock fue abierto en mis bruces y, si bien abandoné alguna de las bandas que me acompañó en aquel momento, nunca me he separado de Bad Religion.

Mi educación primaria y secundaria en un colegio religioso me hacía mirar con otros ojos una banda que clamaba contra la religión y que tenía como icono una cruz cristiana tachada. ¡Por Dios, qué blasfemia! Mi yo rebelde alucinaba con todo ello, me sentía poderoso, incluso algo malo. Seguramente mi yo actual ha sido moldeado por esas letras, esos mensajes de rebeldía y crítica. No me dolería que en un psicoanálisis extenso me diagnosticaran el “síndrome de adicción a Bad Religion”. Igual incluso me gustaría.

Porque no hay una banda como Bad Religion en el mundo. Si no, escuchad los tres primeros versos de “Generator”:

«Like a rock
Like a planet
Like a fucking atom bomb.»

Generator no es su disco más icónico, algunos dirán que es Suffer (1988) o No Control (1989), incluso Stranger Than Fiction (1994). Yo me quedo con todos, incluso Into the Unknown (1983). Ale, ¡mis cojones, 33!

Grabado en un estudio nuevo y mega profesional, Generator apuntaba a ser el disco que mejor sonase de su carrera. Pero Brett no supo sacar lo mejor de los flamantes nuevos aparatos y, pese a que Generator suena fenomenal, Mr.Brett no quedó del todo contento.

Podemos observar que el disco cuenta con 11 canciones de las cuales cinco superan los tres minutos. No es que sea un hecho sumamente importante y relevante, pero la banda aquí empezó a trabajar mucho más a fondo el tema de las letras. Cada canción tenía que contar todo lo que querían contar. Por ejemplo, “Generator” es una metáfora sobre Dios en el que lo comparan con todo tipo de cosas.

El himno “Heaven is Falling” habla abiertamente sobre la guerra del Golfo. Esta canción se agregó al álbum en el último minuto en respuesta a la declaración de guerra de Estados Unidos a Irak. El rey Jorge mencionado en la canción es el presidente George Bush. Su gabinete arcoíris son las naciones unidas. Esta línea trata de mostrar cuánto influencia tiene Estados Unidos sobre la ONU. La canción toma el punto de vista de los soldados estadounidenses: lidiar con tener que pelear en una guerra con la que quizás no esté todo el mundo de acuerdo.

Por otro lado nos encontramos con una “Atomic Garden” que trata sobre la Guerra Fría y el armamento nuclear. Ésta es una de las canciones más emblemáticas del disco. “The Answer” trata sobre cómo las religiones dicen que tienen la respuesta a la vida. Aunque Greg aquí está afirmando que tu respuesta a la vida es tan buena como la suya. Que no debes seguir ciegamente a otros como ovejas pues serás engañado y conducido hacia las creencias de otros y no las tuyas.

Y en un punto totalmente opuesto a todo vemos cierta autocrítica en “No Direction”. En ésta la banda dice que ninguna canción de Bad Religion debe ser tomada como una instrucción de vida, que no completará la vida de nadie. Buen punto para la banda.

Podríamos desgranar canción a canción, pero no voy a alargar más para profundizar en lo que es evidente. La capacidad de Bad Religion, de Brett & Greg para ser justos, para crear canciones tan críticas como punzantes, es única.

En Generator se ve una capacidad creativa superior con una alta calidad temática. No inusual, pero si superior. Un disco genial en todos los aspectos. Duro y denso, alegre, punky y rockero. Bad Religon en estado puro.

Beto Lagarda

Rock en todas sus extensiones