Parece que el efecto de su participación en el Festival de Blues de Cerdanyola ha surgido efecto y ha dado un chute de calidad y de público a la enésima visita de los Band of Friends a nuestras tierras. Siempre es un placer que Gerry McAvoy, el eterno bajista y escudero del gran Rory Gallagher, reúna a un puñado de buenos amigos y haga un revival de unas canciones maravillosas, que valen la pena ser tocadas en directo. No es una banda tributo, es una celebración de vida y de música a manos de quienes estuvieron allí en el pasado.
En este formato trío encontramos a Gerry McAvoy al bajo, Brendan O’Neill a la batería, quien estuvo en los últimos discos de Gallagher, el guitarrista de FM Jim Kirkpatrick ya la voz principal y el guitarrista y compositor Paul Rose. Menuda formación y menudo directo. Y yo que creía que iban a perder enteros al no estar Marcel Sherpenzeel. Quizá el formato trío era más auténtico y cercano a lo que era Gallagher, pero aquí el cuarteto salió a hombros.
Nos hicieron esperar un poco, pero cuando salieron espetaron el “Buenas noches, Barcelona” y se marcaron un “Messin’ With the Kid” impresionante dotado de un sonido pulcro, cristalino, pero al que le daban la dosis justa de suciedad para arremeter con ese blues de los bajos fondos. Solos doblados y la voz de un Jim Kirkpatrick que tenía un look de rocker de la vieja escuela. Paul Rose demostró ser un guitarrista de tremenda personalidad, perfecto complemento, todo un lujo.
Gran groove en “Continental Op.” En la que el elegante baterista Brendan O’Neill dio buena cuenta del por qué estuvo más de 10 años con el maestro irlandés. McAvoy y Kirkpatrick empezaron con las posturitas formando en el frente del escenario para deleite de una sala que lo estaba pasando en grande. Algo que siguió con “Lonely Mile” en la que cantó el bajista. Es un tema de riff muy marcado y de aire alegre y optimista.
Algo especial sucedió con la entrada de “Moonchild”, una de las más míticas canciones de Rory y que sigue siendo tremenda de presenciar en directo. Bajo luces verdes el cuarteto demostró que poseen toda la clase posible y que en sus manos el tema suena a gloria. “¿Queréis escuchar algo de blues Barcelona?” así presentaba Gerry el “Off the Handle” que dio cancha para que todos tocaran sus partes solistas, destacando la batería. Luego disfrutamos de “Brought and Sold” y un “Cradle Rock” en el que a Paul Rose se le rompió una cuerda. Eso dio paso a una parada técnica de 10 minutos.
Quedaban los grandes clásicos y “Tattoo’d Lady” sonó para alegría del personal. Destacar otra vez el gran sonido y la enorme calidad instrumental del combo, pues los temas caminaban con un feeling tremendo. Cantamos todos el “A Million Miles Away”, a pesar de que nos tenemos que empollar el estribillo un poco más… Gerry jugó con el público, siempre con una sonrisa. Curiosamente empezaron algunos problemas de guitarra en la de Kirkpatrick, pero finalmente la sangre no llegó al río. Hubo un momento que el grupo jugó a tocar a un volumen casi inaudible y la sala calló con respeto.
El “Bad Penny” venía cargada con un tramo instrumental impactante y duro, incluyendo solo de bajo y un fragmento en el que el grupo jugó con un reggae que dio color al directo. Incluso Gerry abandonó el escenario para dejar que el resto del grupo se luciera. Y para una de las fundamentales, el “Shadow Play”, presentaron a la banda y se hicieron un homenaje. El público añadió los “uoooos, uooos” para embelesar al cuarteto de maestros.
El único bis fue la tremenda “Bullfrog Blues” para terminar tras casi dos horas de directo (con parón de 10 minutos). En este último tema jugaron a posar con los brazos cruzados para que les hiciéramos fotos y movieron los mástiles al más puro estilo Status Quo. Gran concierto y otra buena demostración de que estas formaciones de “ex” pueden convencerte a pesar de que te salga urticaria en pensar en bandas tributo. Cuando músicos de tanto recorrido se juntan para disfrutar está claro que lo transmiten. Lástima que no pudimos charlar luego con Gerry. Siempre me quedo con las ganas…