En la España yeyé de finales de los 60 había cierto movimiento influenciado por las bandas inglesas y americanas de soul, R&B y rock and roll, que buscaba romper con esa música festiva tan definida y comercial, para dar paso a nuevas experimentaciones sonoras. Esta búsqueda se dio a la par tanto en Inglaterra como en muchos otros países, aunque no en la misma medida. Aquí, concretamente en Madrid, unos jóvenes decidieron hacer un conjunto llamado Más, conocido popularmente como Los Más, y posteriormente como Cerebrum, tratando de romper con estos cánones musicales establecidos.
Cerebrum son los verdaderos pioneros del rock progresivo y el hard rock español. Su creatividad ya era patente en 1968, cuando tocaban versiones de Ten Years After, Cream o Canned Heat, pero también con sus composiciones propias, las cuales son los primeros ecos del hard rock y el progresivo nacional. Y sí, esto quiere decir que en Madrid estaba naciendo el rock duro que también nacía en Inglaterra con la aparición de un grupo llamado Deep Purple, el mismo año que The New Yardbirds cambian su nombre a Led Zeppelin.
El cuarteto lo conforman: Javier Esteve (guitarra), Luis Navarro (cantante y armónica), Chema Pellico (bajo) y Fernando Artalejo a la batería, quien sería reemplazado por Pedro Moreno al tener el primero que irse a hacer el servicio militar que tantas formaciones rompió en los conjuntos de la época.
Aún faltando seis años para el fallecimiento del general Franco, el público demandaba nueva música en directo que, a diferencia de hoy, era la principal forma en que se consumía, a través de las muchas salas que había en la capital. Entre los jóvenes se transmitió de boca en boca la existencia de un grupo que tocaba una música que aún no se entendía muy bien lo qué era, pero que sin duda gustaba e impactaba.
Discotecas y salones de baile en Madrid como Picadilly, JJ o Stones, eran testigo de las largas improvisaciones que, en lugar de ofrecer las alegres y bailables melodías de los 60, dejaban al público sentado y prestando atención ante semejantes descargas eléctricas.
El deseo por nuevas formas de expresión musical era palpable incluso en los ensayos del grupo, los cuales son toda una leyenda al contar con la asistencia de entre 20 a 30 personas por ensayo, convirtiéndolos en auténticos conciertos de varias horas que saciaban el ansia de esa juventud.
Junto con Smash en Sevilla y Maquina en Barcelona, Cerebrum forma parte de los tres grupos pioneros del rock progresivo en España, pero a diferencia de estos dos conjuntos, su principal baza era la potente energía que desprendían en directo, además de su capacidad para la improvisación, hasta el punto de nunca preparar ninguno de sus conciertos ni ensayos. Lo suyo era una continua y salvaje improvisación que en directo contaba con proyecciones psicodélicas, algo inaudito en la España de 1970 y de lo que desgraciadamente no tenemos ni un solo documento audiovisual.
La revista Disco Expres hablaba así de ellos con la publicación de su primer single en 1970:
“Cerebrum son la cumbre de la música progresiva en España. Su música es la más revolucionaria y experimental del mercado nacional. Ellos son cuatro, tres madrileños y un catalán, jóvenes e inquietos, esperanzados y llenos de esa fuerza que impele al triunfo, a la seguridad … Cerebrum es, sin duda, un experimento musical, una síntesis de fuerza desplegada, concretizada en las estrías de un sencillo.”
El material que nos dejaron editado consiste en dos singles bajo el sello Dimension/Ekipo, grabados en los estudios GMA de Barcelona, utilizando un ocho pistas y técnicas arcaicas para conseguir ciertos efectos sonoros. El primero de ellos, «Eagle’s Death /Read a Book» se grabó en 1969. El lado A comienza con un gran estruendo al que sigue una melodía de guitarra bien cargada de fuzz, acompañada por armónica, muy al estilo de las bandas de la costa oeste americana. La voz en inglés tiene un magnifico efecto creado, probablemente, al pasarla por un altavoz Leslie de órgano. Rápidamente dejan ver su línea de improvisación con un salvaje solo de guitarra que podría continuar hasta el infinito de no ser por el inquietante piano que suena a la par, incluido por decisión del sello discografico pese a la negativa del grupo.
La cara B, “Read a Book”, es otro corte con guitarras fuzzeadas, pero esta vez entremezclado con partes en las que la voz tiene mayor presencia y nos introduce a secciones más suaves y psicodélicas que contrastan con la energía y potencia del resto de la canción.
Aunque eran un grupo de lo denominado underground, con este single llegaron a sonar en Los 40 Principales, algo que no era precisamente fácil.
El segundo single «Time’s Door / It’s so Hard» es más enérgico y potente que el primero. En él podemos escuchar más claramente el incipiente hard rock español que ya echaba a andar hace 50 años. En la cara A persiste esa guitarra saturada de fuzz sobre un ritmo frenético de batería en la que es la canción más agresiva de ambos singles. Sin duda, cualquiera se sorprenderá fácilmente de que en Madrid se pudiese estar haciendo este tipo de música en 1970.
La cara B, “It´s so Hard”, comienza con una guitarra más limpia y relajada con un tono garajero, pero no tardan en cambiar a un ritmo acelerado, con una línea de bajo en bucle que crea la base perfecta para que entre machacando un salvaje solo a dos guitarras como culmen de la canción. Un solo que hoy perfectamente encajaría en alguna de las canciones de Ty Segall o alguna otra banda californiana de garage rock. Me hubiese encantado ver las caras del público madrileño que se movía por los diferentes locales de la ciudad al acontecer a ese atronador espectáculo.
Ambos sencillos tuvieron un muy buen recibimiento y se vendieron razonablemente bien, pero el grupo nunca llegó a grabar un LP, aunque sí tenían planeado hacerlo. Según cuenta Luis Navarro, se estaba trabajando en un álbum conceptual que acabaría de consolidar al grupo, pero probablemente la distancia que los separaba de la discográfica en Barcelona supuso que esta dejase de prestarles interés al poder contar con otros grupos que estaban apareciendo allí mismo en la ciudad condal.
Justo en ese momento de preparación de su primer LP y con el organista Manolo Marinelli recién incorporado al grupo, Alfredo Santana, que había entrado como guitarrista, decide marcharse a Estados Unidos, Chema Pellico se muda a una comuna hippy en Ibiza, donde formará parte del grupo Ibiza Sound, y Luis Navarro decide abandonar la música. Entonces entran el egipcio Dick Zappala como bajo y cantante y el mítico Salvador Domínguez a la guitarra. Participan como trío en varios festivales, como el mítico Festival Permanente de la Música Progresiva celebrado en el Salón Iris de Barcelona en 1970 (con un cartel que quita el hipo), pero el grupo estaba seriamente tocado y en el verano de 1971 finalmente se deshace.
Javier Esteve formará con Artalejo y Dick Zappala el grupo Araxes. Pedro Moreno, Chema Pellico y Salvador, tras su paso por Los Pekenikes, formarán Banana, y Pedro Moreno continuaría su carrera musical como percusionista titular de la Orquesta Nacional de España.
El legado que Cerebrum dejó en Madrid fue muy importante. El público de la ciudad, pese a no llegar a entender del todo en su momento este tipo de música, la demandaban sin cesar, hasta el punto de tener a los grupos dando dos horas o más de directos basados en jams interminables. A nivel nacional seguramente se les conozca más en la actualidad que en 1970, pero Cererbum cambiaron el panorama de la música en la capital con un potente soplo de aire fresco, dando pie y sirviendo de influencia a muchos otros grupos que vinieron posteriormente.