Baroness – Stone

Tenían que desprenderse ya los de Savannah de su etapa de titular a los discos por colores. La verdad es que se han ido deshinchando a nivel de popularidad y este Stone apenas ha entrado en listas, pero considero que la culpa de ello fue el excesivo anterior disco que a muchos/as nos dejó descolocados. Muy posiblemente, Stone debería haber sido el anterior álbum pues aquí sí que encuentras lo que esperas de los de John Dyer Baizley. Parece que la formación se ha estabilizado y que Sebastian Thompson es un baterista que encaja a la perfección, al igual que la fabulosa guitarrista Gina Gleason, que aporta unas segundas voces maravillosas. Por primera vez el grupo se ha ocupado de la producción y habían llegado a componer hasta 30 canciones

Una intro onírica con pajaritos acompañando las acústicas te llevan alegremente hacia una de las mejores piezas de todo el disco, y es que, de hecho, fue el primer single. Aquí te reencuentras con el grupo tal como uno espera. Sludge metal cortante con altas dosis de progresivo y esos momentos en los que las voces quedan en ese precioso limbo que parece que flotan. Muchos arreglos de guitarra vistiendo la canción y la pegada de Sebastian Thompson. Además, hay auténticas virguerías en el bajo, pero la gracia es que el tema es directo y que te va a recordar a sus himnos más reconocibles y aclamados.

La densidad y los riffs a lo Mastodon se adueñan de “Beneath the Rose”, que viene con partes narradas con filtros de voz. Es un tema denso y complejo, mostrando su cara más agresiva y progresiva a la vez. Estribillo épico con un expresivo John a las voces y un bajo virguero a cargo del gran Nick Jost. Hay tramo de guitarras dobladas y voces agónicas, todo a altísimas velocidades. Se empalma con “Choir” por sorpresa, algo muy original, en un corte cadencioso y oscuro. Hay incluso tramo de solo de batería con sonido saturado en una especie de caos infernal con el añadido de unas voces de ultratumba.

Pasamos del infierno al cielo de “The Dirge”, de poco más de un minuto y que sigue la onda de la intro, acústica con voces angelicales. Luego “Anodyne” combina una especie de riff deudor de Slayer a velocidad templada. Es una de las grandes composiciones del compacto y posee ese interludio en el que las guitarras suenan tremendamente a Brian May de Queen. Pero servidor agradece cuando van más directos y reconocibles a su espíritu primigenio, caso de la siguiente: “Shine”. Muy posiblemente sea de lo más accesible. Este corte intenta volver a la onda de sus grandes y aclamados clásicos, pero no termina de conseguirlo a pesar de ese punteado tan bonito de Gina en el inicio.

“Magnolia” es posiblemente lo más ambicioso del disco, indagando en su lado más prog y pasando de lo épico y casi folk a su cara más habitual. También es el corte más extenso. Hay grandes momentos con guitarras realmente poderosas y a nivel técnico es todo impactante. “Under the Wheel” es intensa en el segundo tramo, pero también algo psicodélica. Hay un gran trabajo instrumental y muchísima personalidad con esos juegos de voces dobladas, que son el gran activo del grupo y les hace plenamente reconocibles. Atención a ese momento final puramente épico con voces dobladas. Finalmente “Bloom” es la coda del disco y vuelve a indagar en lo ya marcado en la intro de apertura. Un tema feliz y pastoral dominado por la guitarra acústica y que termina por dar cohesión a toda la obra.

El gran logro de Baroness es que más allá de si te gusta más o menos Stone, su sonido es absolutamente reconocible. De eso no hay duda alguna… El problema es que seguimos echando mucho de menos todo el material del Purple para abajo, y a pesar de la calidad del disco, no veo canciones realmente recordables o emocionantes. Han dejado de lado todo lo andado en su anterior disco y hay muchos momentos brillantes incluso, pero te quedas con esa sensación de que estamos ante una de las más grandes bandas de la actualidad y que no son capaces de demostrarlo de una forma rotunda. Y eso duele…

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.