“Considero a Quorthon un visionario, un personaje irrepetible, un talento único que fue capaz no sólo de transitar por diferentes estilos, sino que también fue uno de los precursores de introducir dentro de la música extrema las guitarras acústicas, arreglos orquestales, samplers, voces limpias… y diferentes elementos y matices que ahora consideramos normales al escuchar cualquier trabajo de música extrema.” (Alfonso Díez de Rafabasa.com)
Pese a que el mundo recuerda a Bathory como una de las bandas precursoras del metal extremo ha y en el currículum de este proyecto otra gran innovación: el metal vikingo. Este estilo llegaría con Hammerheart a su quinto disco en el que se completa la metamorfosis ya empezada en el anterior Blood Fire Death, aunque más en letras, portada y concepto que en lo musical. A pesar de que para la inmensa mayoría son los cuatro primeros discos del grupo donde se encuentra la gran aportación de Quorthon (Tomas Forberg) al mundo de la música la pieza clave para entender el metal vikingo y todo lo que vendrá después es Hammerheart. Una obra maestra.
El ruido como instrumento
Otra de las grandes aportaciones que brindó el vikingo sueco a la música fue la de meter en sus canciones pistas que eran simples ruido y otros samples de sonidos. Hay también varios efectos sonoros muy bellos, pero lo del “ruido” es una herencia directa de los “intonarumori” de Luigi Russolo y quedan como una baza que posteriormente han jugado artistas tan conocidos como Tom Waits o Nick Cave. El futurismo italiano tuvo a Russolo como máximo exponente en el arte de la música. Intentó ese imposible de intentar pintar el sonido para luego crear óperas con ruidos. Dichas óperas terminaron a palos entre la gente y con las máquinas destruidas. El ruido o rumor de fondo, desde Bathory, es algo que será una de las claves del sonido del metal vikingo.
La música
A nivel musical hay momentos en los que se define perfectamente el género de metal vikingo ya en el año 1990. El propio líder del grupo junto a otro enigmático tipo llamado “The Boss” son los productores de una obra con temas sumamente extensos. Obviamente no esperes aquí grandes presupuestos ni pulcritud de sonido, pero sí que los modestos medios con los que tiran adelante su cometido ayudan a edificar el estilo. Bathory es un trío en el que el vikingo va acompañado Vvornth a la batería y Kothar al bajo, nunca tocaron en directo y muchas leyendas surgieron de esa misma falta de información como por ejemplo que The Boss era su padre. En sus últimos días de vida Quorthon paseaba por las calles sin que nadie le reconociera y algunas de sus parejas desconocían completamente que fuera el líder de Bathory. Pero cuidado, siempre hay mucha leyenda suelta. Para más información os recuerdo que no hace mucho le hicimos un bonito reportaje.
“Nunca he escuchado a Bathory ni lo más mínimo. No es mi tipo de música, pero recuerdo haber escuchado ese álbum en la tienda de discos cuando era joven. No me gusta. La única «relación» que tengo con Bathory es porque soy un coleccionista de discos, y todo coleccionista de discos sabe que la «cabra amarilla» es una pieza muy rara que se vende por mucho dinero.” (Johan Carlsson de Sparzanza)
El inicio solemne de “Shores in Flames” con el mar golpeando el casco de la embarcación es asombroso. La producción no es tan cavernosa como sus primeros trabajos y los riffs se espacian para ganar en épica. Hay mucha profundidad y la agónica y limpia voz del vocalista le da una extraña belleza al producto final. Es una canción de despedida, los vikingos zarpan, los cuervos emprenden el vuelo y el amor queda en la promesa de volver. Sólo la muerte separará a los amantes, que se encomiendan a Odín. Hay una razzia y cae el guerrero que tendrá un funeral vikingo en toda regla.
El caso de la canción “Song to Hall Up High” en acústica punteada, voz y ese rumor de fondo es una de las grandes claves del estilo. Ese mismo rumor de fondo es el que se utiliza para la banda sonora de la serie Vikings. 30 años por delante iba Quorthon. Añádele los juegos de coros y ese momento espectacular en el que graznan las gaviotas. En “Song of Once Brave” hay mala leche a una velocidad media de marcado bombo-caja que tanto explotaría Manowar, ya en esos días. Mala leche y oscuridad en una oda a la naturaleza y a los espacios abiertos libres de la mano del hombre-conquistador. Al igual que los indios norte y sudamericanos se considera que todas estas culturas vivían en perfecta harmonía con la naturaleza.
Esos mismos ingredientes asoman en la épica y monumental “Valhalla”, un nombre que a día de hoy es típico, pero en esos días era todavía algo poco habitual. Aquí los coros toman la composición y los juegos de acentos reposan en la batería de Vvornth. Los juegos con las acústicas dan mucha majestuosidad y ese final saturado de sonido será algo muy habitual en este estilo musical. La letra versa de la entrada en el Valhalla de los guerreros caídos en la batalla. Tópico habitual del género en el que se refiere a los elementos naturales como el viento, rayo y trueno.
En “Baptised in Fire and Ice” todavía puedes ver las conexiones obvias con su metal primigenio, el de sus primeros discos. Están cerca de ser un cruce entre Venom con los primeros discos de Manowar. Es como si pusieras coros en un tema del grupo de Abbadon, Mantas y Cronos. Es el corte que mejor conecta con su pasado. Sorprende el curioso solo de guitarra tan rockero para un tema como este, ya dentro de un nuevo estilo y concepto.
En “Father to Son” hay una escena de hipotético costumbrismo de poblado vikingo. Sonidos de herrero y vida hasta que hay un grito y un lloro de bebé. Otra dosis de épica y de sensación de espacios abiertos. Gran desarrollo y esos efectos que casi parecen gaitas que dan un colchón a la melodía mientras suena una percusión que parece que esté realizada con cascabeles dando un perfecto efecto entre esa oscuridad que nos presenta. Voces muy graves pero limpias y gran trabajo con coros en la que es una de las canciones más bonitas y originales del disco.
De la obra maestra que es “One Rode to Asa Bay” le vamos a dedicar un reportaje especial ya que el autor la considera una “canción perfecta”.
La carpeta interior e inscripciones en latín
En la carpeta interior hay una preciosa foto que parece una pintura de una puesta de sol con el agua calma bañando las rocas de una costa nórdica. Preciosa imagen en la que la naturaleza se muestra en todo su esplendor. En el marco izquierdo superior hay una plegaria en latín que se atribuye a los monjes saqueados de Irlanda e Inglaterra y que se titula: “De la furia de los hombres del Norte libéranos señor”. Posiblemente tras el célebre ataque a Lindisfarne. Por cierto, hay una banda inglesa de folk llamada Lindisfarne de la que algún día deberíamos hablar…
«Summa pia gratia nostra conservando corpora et custodita, de gente fera Normannica nos libera, quae nostra vastat, Deus, regna.«
Sería aproximadamente: Suprema y sagrada gracia, protégenos a nosotros y los nuestros y líbranos de la salvaje gente de norte que asola nuestros reinos”.
Conclusión
Posiblemente sea la Biblia del metal vikingo, aunque no deja de ser una paradoja que a una de las obras más eminentemente paganas la nombremos como el libro símbolo de lo que persiguió y erradicó el paganismo. Hay muy pocos genios en este mundo que hayan sido capaces de triunfar en diferentes estilos o de conseguir evolucionar hacia algo nuevo e inexplorado. Este es el caso de Tomas Forsberg de black metal a viking, pero su evolución, aunque le volvió a dar otra vuelta de tuerca posteriormente, ya nunca pudo ser tan trascendente como quiso. Tanto da, sus 21 años en activo nos dejaron un legado maravilloso.