Leo por ahí que No More Hollywood Endings (2019) implicó un bajón en la carrera de Battle Beast. Me sorprende, la verdad, pues aunque ciertamente tiene algún tema excesivamente pop/AOR, en general me parece un gran disco repleto de temazos como la copa de un pino. Pero bueno, para gustos, los colores, dicen. Yo, por si acaso, antes de adentrarnos en su nuevo lanzamiento, quería dejar clara mi postura sobre el anterior. Discazo, ¡qué hostias!
Ahora sí, vayamos a por este Circus of Doom (2022). Lo primero que destacamos es que las señas de identidad del grupo siguen intactas: melodías a raudales, buen rollo por doquier, sinfonía (quizá más marcada) y un vozarrón que tumba de culo. Esta vez, además, le añadimos ciertos toques teatrales y, en cuanto a su sonido, creo que intentan alejarse un poco de aquél alter ego llamado Beast in Black. Para mi gusto, ya les han superado. Podemos decir que este Circus of Doom sigue la misma onda que sus anteriores trabajos, pero con matices que lo hacen especial. Es, quizá, algo más sinfónico. Las guitarras me parecen mejores que en discos anteriores. La melodía sigue reinando y, como ya he dicho, tiene cierto toque teatral que antes no tenían. O no tan marcado, al menos. Los teclados siguen reinando, las guitarras, también, como se ha dicho, suenan potentes, pero sigue siendo Noora la reina absoluta del baile. Por voz, por personalidad, por presencia, por capacidades y registros, por todo. La nueva musa del heavy metal.
Empezamos la carga con un regusto a Lordi (solo ese inicio) en “Circus of Doom”, uno de los cortes destacados. Los teclados, en algunos pasajes, me han traído a la memoria a Rhapsody, sin parecerse en nada. La teatralidad de la que hablaba aquí se hace plenamente presente. Te hará hacer headbanging, si es que no eres de piedra. El segundo corte, “Wings of Light”, es más vieja escuela, más directo y cañero, pero sin perder un ápice de melodía. Esto es Battle Beast 100% y la Noora de este tema, de las mejores, de las más personales, de las que más garra tiene. El pasaje instrumental puede cortar un poco el rollo, pero la verdad es que sirve para que el próximo estribillo gane en fuerza. Y con eso, con fuerza, acabamos el primer trío. “Master of Illusion” se destapa como el primer single con todo merecimiento, pues tiene todos los ingredientes que hacen de Battle Beast el grupazo que es.
Empezamos la segunda carga con “Where Angels Fear to Fly”, y lo hacemos de forma más melódica. Tiene fuerza, no tiene velocidad, pero no es, por ejemplo “Endless Summers” de su anterior lanzamiento. El estribillo es bailable al estilo de baile de máscaras, pero el resto tiene su puntito metalero bien calzado. “Eye of the Storm” es otro de los destacados. La melodía que guía el tema es preciosa, y me da que se han inspirado en algo de Nightwish para escribirlo, pues aunque sea de forma muy tangencial, se encuentra algo de estos por ahí. El estribillo se grabará en piedra y Moisés lo llevará como en XI mandamiento, mientras que las estrofas destrozaran tus cervicales. Mucho más electrónica, quizá como los primeros Battle Beast es “Russian Roulette”, con ese aroma pop ochentero y, aún así, sin perder su esencia. Te será imposible dejar de mover las caderas y de sonreír. ¡Hostias! ¡Así tiene que ser la música, divertida y que dé ganas de vivir!
Cambiamos un poco el registro con “Freedom”. Aquí la melodía y los teclados tienen menos presencia para ser algo más heavy clásico, casi con cierto aroma a Iron Maiden en algunos arreglos de guitarra. También muy ochentera, pero sin perder la esencia, es “Road to Avalon”. Como todo el disco, se deja escuchar, aunque no las contaría entre mis preferidas. Mejor me parece “Armaggedon”, mucho más corta pero mucho más directa y con un estribillo absolutamente delicioso. Esto, en directo en una sala o un festival, tiene que poner a todo asistente a saltar y bailar. Cerramos con “Place That We Call Home”, más movida e, incluso, con cierto aire a Rhapsody, de nuevo. Uno de los destacados, para mí.
El año no ha hecho más que empezar y Battle Beast se ha cascado un discazo que, o tenemos mucha suerte con lanzamientos futuros, o estará en el Top 5 anual. Estos chicos van hacia arriba y están llamado a ser el santo y seña d este nuevo power que está surgiendo desde hace algunos años.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.