Beardfish – Songs for Beating Hearts

Nuestra Nota


8.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 1 de noviembre de 2024
Discográfica: Inside Out Music
 
Componentes:
Rikard Sjöblom - Voz, guitarra, teclados
David Zackrisson - Guitarra, coros
Robert Hansen - Bajo, coros
Magnus Óstgren - Batería

Temas

1. Ecotone (4:30)
2. Out in the Open, Pt. 1 - Overture (2:23)
3. Out in the Open, Pt. 2 - Oblivion (5:44)
4. Gratit Out in the Open, Pt. 3 - Hopes and Dreams (4:23)
5. Out in the Open, Pt. 4 - Oblivion (Reprise) (4:32)
6. Out in the Open, Pt. 5 - Around the Bend (3:30)
7. Beating Hearts (11:01)
8. In the Autumn (5:58)
9. Ecotone (Reprise) (0:43)
10. Torrential Downpour (8:29)
11. Ecotone – Norrsken 1982 (6:13)

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Corría el año 2016 cuando Beardfish anunció con un escueto comunicado su separación como banda, dejando tras de sí varios discos notables. Pero el mundo va muy rápido, así que, sin hacer demasiado ruido, el año pasado fueron dando mensajes de que volvían a la actividad, y en menos de lo que nos pensamos han publicado un nuevo álbum, Songs for Beating Hearts (2024). Su vuelta a la actividad, manteniendo la formación original, ha sido toda una alegría para los que, como yo, somos fans de esta banda amante del prog de los 70, que tiene como referencias claras a grupos como Yes o Genesis, algo complicado en un presente en el que este estilo se ha diluido en mil y un subgéneros.

Pero, ¿qué podemos esperar de este último LP? De entrada, hay que saber que es un álbum denso (como la mayoría de los trabajos del grupo), de los que hay que saborear a pequeños bocados y sin ningún tipo de prisa. Desde las primeras escuchas percibí que la banda ha vuelto un poco a los sonidos originales, más acústicos y calmados que en sus dos trabajos anteriores, The Void y Comfort Zone. Aunque es cierto que me ha costado bastante conectar con ciertos temas, insisto: es un estilo de música con el que hay que tener paciencia.

El álbum se abre con «Ecotone», un tema que empieza sencillo, con una guitarra acústica creando acordes suaves y melancólicos a los que pronto se une la voz de Richard Sjöblom —de quien hablaremos más adelante— que, en la línea del disco, suena más agradable que en los últimos trabajos de los suecos. Además, en esta canción se destapa una de las tres melodías que, bajo mi punto de vista, fundamentan este álbum conceptual y que se integrarán en él durante gran parte del recorrido.

Lo que viene a continuación es el caballo de batalla del disco: «Out in the Open», una obra de más de 20 minutos, repartida en cinco partes, cada una de ellas única. En «Overture» vemos cómo el cuarteto despliega todo su arsenal técnico para hacernos volar en una pieza instrumental que recuerda mucho a su aclamado Sleeping in Traffic (2008), disco que hizo que varios de nosotros nos enamoráramos de esta banda. El tema está ensamblado con «Oblivion», una pista frenética y muy pegadiza cuya melodía en el estribillo probablemente sea la más reconocible del disco (aquí aparece la segunda melodía conceptual). «Hopes and Dreams» empieza suave, con un Sjöblom acariciando la guitarra y sacando de ella unos acordes de lo más originales para introducirnos el tercer elemento conceptual del LP. En un primer momento puede parecer que esta parte rompe un poco el ritmo de la pieza en general, pero nada de lo que viene a continuación tendría sentido sin ella. Tomamos aire para volver a flotar con «Oblivion (Reprise)». Poco más que añadir aquí. Los suecos se dan la réplica a sí mismos con este temazo, esta vez con motivos más progresivos y psicodélicos que antes, en el que el bajo de Robert Hansen juega un papel fundamental. Para cerrar esta obra magna la banda termina con «Around the Bend», en la que los motivos armónicos siguen conceptualizando y añadiendo significado al disco para concluir esta «miniópera» con una caída de sintetizadores absolutamente magnífica. Ni que decir tiene que la magia de esta pieza se experimenta al escuchar todas las partes seguidas. Sin embargo, si uno quiere tener una experiencia totalmente inmersiva recomiendo buscar en YouTube un vídeo en directo de este «Out in the Open», interpretado en Open Mind Records, en el que la tocan íntegramente, sin trampa ni cartón. Hacedlo con calma y disfrutad del viaje.

Seguimos con «Beating Hearts», uno de los temas con los que más me costó conectar, y no porque le falte calidad, sino por la densidad y la cantidad de capas que alberga. Empieza y acaba con una sección de vientos de lo más interesante, y en sus tripas hay de todo: sonidos pesados made in Beardfish que nos teletransportan a 2010, cuando los suecos publicaron Mammoth, fills y nexos entre frases paridos con un gusto exquisito y un Sjöblom desatado, rompiéndose la voz a partir del minuto seis, momento que estoy seguro de que hará que más de uno se marque un buen headbanging cuando la toquen en directo.

«In the Autumn» fue una de las canciones elegidas para promocionar el disco antes de su publicación, y entiendo que pudiera crear bastante confusión entre los fans, ya que, sinceramente, no se parece mucho a ningún tema del disco y no guarda similitud con las composiciones habituales de Beardfish. Aquí encontramos unos ritmos alegres, sureños, rozando el pop, y una voz espléndida de Amanda Örtenhag, quien roba el protagonismo al resto de la banda. Pero que nadie se asuste, ya que la canción representa toda la esencia del grupo, sobre todo en su último tercio.

Tras «Ecotone (Reprise)», un suave interludio con la armonía principal del disco, llega «Torrential Downpour», un tema más oscuro, denso y muy western, cuyo patrón armónico se repite una y otra vez, haciendo que la canción gire sobre él. Sin ser mi favorita del disco (creo que ha quedado claro que es «Out in the Open»), sí es una canción de las que hay que escuchar varias veces para apreciarla de verdad.

Para cerrar el álbum el grupo vuelve a las andadas con «Ecotone – Norrsken 1982», un remix de la intro que incluye un toque de sintetizadores totalmente ochentero. Como comparto generación con la banda, me ha encantado que hayan decidido acabar el álbum de esta manera tan original.

Queda claro que aún hay mucha gasolina en el tanque de creatividad de este grupo, sobre todo en Sjöblom, quien, además de tener un proyecto en solitario, forma parte de los míticos Big Big Train. Una mente de este tipo, de las que hay pocas en el mundo, no puede parar de crear.

Por desgracia, Beardfish es una banda que, injustamente, tiene un mercado pequeño. Yo personalmente nunca los he visto en directo (juraría que nunca han venido a Barcelona), pero quiero ser optimista y pensar que, con este resurgimiento, puedan plantearse pasar por el Estado o, ¿por qué no?, incluso participar en la próxima edición del Be Prog! My Friend. Por mi parte cruzaré los dedos todas las veces que haga falta para que así sea.

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Sobre Joan Martínez 13 Artículos
Adicto a la música desde que tengo uso de razón y pateador de todas las salas de concierto de Barcelona. A veces me creo músico, cocinero, escritor o lo que se me pase por delante.