Sold-Out. Finalmente, el doble cartel Firewind y Beast in Black consiguieron abarrotar la sala Salamandra el pasado martes 31 de enero a una tan temprana hora como eran las ocho de la noche. El tiempo le va dando la razón a Anton Kabanen y parece que su facción escindida de Battle Beast va camino de pasarle la mano por la cara a sus ex compañeros. Él ha buscado una fórmula ya instalada desde el primero de sus tres discos editados y el llenazo en la Salamandra también confirma que su música va más allá del típico público metalero. Y convencieron, sí, pero con algunas contraindicaciones..
Firewind aprovecha su posición de grupo telonero por Susana Masanés
Ya en la primera aparición puntual de Firewind, la sala estaba prácticamente llena, haciendo bastante compleja la ardua tarea que es encontrar un hueco por el que ver el escenario de forma cómoda. Después de desistir a tal anhelo, solo queda la resignación, es lo que hay si mides menos de metro ochenta, así que entre cabeza y cabeza ya pude intuir que el escenario se quedó pequeño para que Firewind se pudiera mover con soltura por él. Tras unas lonas se escondían el enorme set de batería y un par de bultos indefinidos de tamaño considerable de Beast in Black (que más adelante descubrimos qué eran), ocupando buena parte del espacio disponible. No olvidemos que Firewind venían en calidad de teloneros y ya sabemos que no siempre se les trata con la justicia que se merecen…
“Welcome to the Empire” dio el pistoletazo de salida a un setlist muy equilibrado en el que se quiso dar tanto un pequeño repaso al último trabajo de la banda, el homónimo Firewind (2020), como a su dilatada carrera que viene pisando fuerte desde el año 1998. Este tema, ya estudiado para captar la atención pues es el escogido para abrir el disco, es ideal también para hacer lo propio en directo. Su arpegiado lento del inicio es solo el preludio de lo que está por venir, un tema cañero que roza en ciertos tramos el thrash pero que a la vez permiten que Gus G. se luzca con su guitarra y que Herbie Langhans nos demuestre su poderío vocal.
“I Am the Anger” nos hizo viajar hacia casi los orígenes de la banda. Perteneciente a su segundo álbum, Burning Earth (2003) se nota que es un tema más facilón, pero su función de hacernos cantar gracias a ese estribillo directo, la cumplió con creces. “Head Up High” nos la presentaron como un clásico de la banda y nos recordaron que ya llevan más de 20 años en activo. Un tema más melódico que los anteriores, contiene unos riffs que bien podrían recordarnos a Maiden. Gus G. tiene su solo virguero en este tema, secundado por una pista pregrabada de teclado de fondo que lo refuerza. Precisión, velocidad y un punto justo en filigranas hacen de este guitarrista algo ideal para el directo.
Es disfrutable sin empachar, sin darnos la sensación de que busca en exceso protagonismo. Con el potente “Destination Forever”, un guiño a su primer disco Between Heaven and Hell (2002), nos invitan a cantar pues contiene ese clásico «Uuuooououooo…» tan fácil de replicar y un estribillo asequible también. Solazo el que se marcó aquí Gus G., desplegando todos sus recursos al mástil. “World on Fire” bajó un poco el ritmo frenético de sus predecesoras y fue un buen momento para poder fijarnos un poco en el resto de los miembros de la banda, pues aquí destacaron. Johan Nunez a la batería no paró un instante de aportar detalles de calidad en su interpretación, así como Petros Christo, con quien, aunque en un plano más discreto, se complementa a las mil maravillas.
Pasamos acto seguido a la instrumental “The Fire and the Fury”, momento, esta vez sí, para poder exhibir todas las habilidades, que no son pocas, de Gus G. a las seis cuerdas y en la que también tuvo su pequeña parcela de protagonismo el bajo de Petros Christo. Este potente tema está plagado de cambios por lo que nos atrapó de principio a fin, y, por si fuera poco, la guitarra de Gus G. hizo gala de unos efectos de luz y humo que nos llamaron mucho la atención.
Tras una intro de voz pregrabada, dieron paso a otro de los himnos de Firewind, “Ode to Leonidas” donde volvió a aflorar un gran trabajo de Gus G. con su guitarra y un prominente solo. Por si alguien se le había olvidado de que Firewind venían presentando nuevo trabajo (aunque date del 2020), rescataron a continuación “Rising Fire”, otro de sus destacados, más relajado de lo que nos tienen acostumbrados, pero plagado de buen rollo y con su pequeño momento donde unirse a la banda cantando y dando palmas. Me encantó cómo nos anunciaron que tan sólo nos quedaba un tema para acabar el concierto: don’t be angry, just be sad!
Pues sí, un poco tristones nos quedamos en ese momento, pero la forma de compensarnos fue con una divertida y enérgica versión del tema “Maniac” de Michael Sembello, que ya en su día apareció en su trabajo The Premonition (2008). Curiosa elección para echar el cierre, el tema me parece genial, pero al no ser de cosecha propia, sorprende que se decanten por él (¿será un guiño al rollo discotequero que está por venir con Beast in Black?). Lo cierto es que los tres cuartos de hora de que disponían Firewind se pasaron como un suspiro y nos quedamos con ganas de más. Esta banda tiene temas y trayectoria lo suficientemente interesantes como para un minutaje mayor, sea en calidad de lo que sea que aparezcan en un cartel. Tomen nota señores de Madness Live!
Setlist Firewind
Welcome to the Empire
I Am the Anger
Head Up High
Destination Forever
World on Fire
The Fire and the Fury
Ode to Leonidas
Rising Fire
Maniac
Beast in Black, la fiesta eurovisiva por Jordi Tàrrega
Con cinco minutos de demora sobre la hora acordada aparecieron los futuristas músicos greco-fineses. Antes de salir a escena amenizaron con el “Heaven and Hell” de Black Sabbath bañando la sala en luces rojas y luego con una intro gótica que permitió mostrar la producción original que tenían para esta gira: dos torsos femeninos en una pecera, como si estuvieran conservados en formol, haciendo honor a la futurista portada de su última obra. Para su enérgico directo combinaron más que equilibradamente material de sus tres discos, empezando con “Blade Runner”, tema con una base de Judas Priest total.
La gracia del grupo es la alquímica combinación de heavy metal de espíritu ochentero aliñado y salpimentado con extra de pregrabados maquinales y ritmos sampleados de lo más protagonista, que te llevan a esa especie de powerA.O.R.-óbic metal. Yannis Papadopoulos vestía con túnica al estilo cura y estuvo muy teatral en canciones como “Eternal Fire” (con chorros de humo) y “Die by the Blade” en la que hubo alegres coreografías y un gran agudo por parte de su gran vocalista. Los coros iban todos sampleados por mucho que Kabanen y Heikkinen se esforzaran para que pareciese totalmente auténtico.
Las canciones iban seguidas, sin descanso, separadas por los aplausos de unos presentes que disfrutaron con “Revengeance Machine” y los agudos del señor Papadopoulos. Son canciones son de una métrica muy marcada, pero ese primer tramo adoleció de un sonido mejorable. Claramente Firewind sonaron bastante mejor y no sería hasta “Unlimited Sin” cuando se arreglaron las cosas. Efectivo medio tiempo combativo en el que Atte Palokangas lució pegada.
Antes de “Moonlight Rendezvous” Yannis se dirigió al público para luego descargar un tema muy Blade Runner que les permitió hacer posturitas y formar al frente. Más allá de las voces femeninas sampleadas es en temas como este en los que su vocalista luce una voz realmente impresionante, con un falsete muy andrógino. Tecnología y toms ochenteros fueron los andamios de “Crazy, Mad, Insane”, el enésimo single efectista y pegadizo.
Esa búsqueda de canciones hímnicas que enamoren a la primera escucha es evidente y probablemente se lleve la palma “Sweet True Lies”, a medio camino entre Amaranthe y Britney Spears. A nivel de ritmo son imparables y la fiesta continuó con “To the Last Drop of Blood” y un “Oceandeep” con dejes folk en lo más cercano a balada que poseen. Doble bombo por parte de Atte en el himno “Beast in Black”, un tema que equilibra tecnología y metal tradicional de corte power.
Otro saludo al respetable para luego encarar la parte final con “Hardcore” y “Born Again” en la que Yannis demostró grandes dotes vocales en otro de sus temas fundamentales, aunque ésta en concreto, parece un tema de Avantasia. Probablemente Sammet sea una de sus grandes influencias. Y antes de los bises “Blind and Frozen” puso a toda la sala a bailar con otro de esos sencillos efectivos que podrían funcionar perfectamente en Eurovisión. Incluso en esta hay un buen solo de guitarra para que se luzca Kasperi Heikkinen.
Triunvirato ganador de bises dando comienzo por “Cry Out for a Hero”, dotada de uno de los mejores riffs que han compuesto nunca y con el presente bajo de Máté. Pusieron toda la sala a botar para luego presentar “One Night in Tokyo”, presentada con eso de que “han tocado en países muy lejano”s. Fue de largo de las más aplaudidas de la velada. Ese efecto pop-discotequero que tienen los temas le da un gancho tremendamente hechizante. Pondría el final “End of the World, y a pesar de que cayeron hasta 17 temas, no llegamos casi a la hora y media. Síntoma de que el grupo fue a degüello y a que el material es un single tras otro. Destacó Yannis una curiosidad tras agradecer a la sala su entrega: que él y Gus G. ambos son de la misma ciudad griega: Thesalónika.
Tras haber visto a Beast in Black en festival y ahora en su show propio definitivamente les prefiero dentro de un marco festivalero, pues es un grupo que lleva exceso de pregrabados y eso para un servidor les resta muchos enteros. La idea de tener un teclista sería más que planteable, y a pesar de tener un sonido propio y unos objetivos muy claros, hay mucho de Sabaton y Amaranthe en ellos.
El concierto fue más que disfrutable y dieron un espectáculo a la altura de lo que podíamos esperar. Buenos músicos, canciones lo más pegadizas y efectivas posibles y un vocalista enorme. Está claro que adelanta Kobainen a sus ex compañeros y se lleva el gato al agua. Conseguir sold out en la sala Salamandra no está al alcance de muchas agrupaciones actuales. Y destaquemos también el gran concierto de Firewind pues están a un altísimo nivel.
Setlist Beast in Black:
Intro (Nightwish song)
Blade Runner
Eternal Fire
Die by the Blade
Revengeance Machine
Unlimited Sin
Moonlight Rendezvous
Crazy, Mad, Insane
Sweet True Lies
To the Last Drop of Blood
Oceandeep
Beast in Black
Hardcore
Born Again
Blind and Frozen
—–
Cry Out for a Hero
One Night in Tokyo
End of the World