Poco esperaba actualmente del nuevo trabajo de Behemoth. Tras la bajona que supuso su último disco I Love You at Your Darkest (2018) y la saturación con la que Nergal ha rociado la escena con su sobreexplotada imagen en todos sitios, me daba cierta pereza profundizar en su nuevo trabajo. Pero bueno, al final siempre es apetecible pegarle una escucha a bandas de su calibre.
El decimotercer disco de los polacos se titula Opvs Contra Natvram (2022) y llega de la mano de Nuclear Blast Records. Con una sobria y representativa imagen de artwork, el disco invita a despertar curiosidad. Sí, todos sabemos que Nergal es un poser, pero nos gusta su estilo. Los cuatro avances que Behemoth ha publicado durante estas últimas semanas, eran muy representativos de lo que vendría siendo el disco. Nergal no solo sigue instalado en el satanismo como pose, también en el sonido.
La esencia de The Satanist (2014) sigue vigente en Opvs Contra Natvram. Entre ambos nos azotó erráticamente I Love You at Your Darkest, un disco que tenía la mala fortuna de ser el sucesor de la obra maestra de los polacos. Ahora, sin tanta presión, Behemoth nos entrega lo que debería haber sido la continuación de The Satanist.
Estamos frente a un disco que sigue con la dinámica iniciada en 2014. El blackened death metal sigue siendo la piedra angular, pero empezamos a ver ciertas variaciones. Musicalmente, el nuevo disco es menos potente, los blastbeats quedan relegados a un plano menor. Las voces vuelven a ser protagonistas, muestra de que a Nergal nadie le puede toser. La disminución de potencia eleva varios recursos estilísticos como la simbología y los sonidos más litúrgicos. Hay varios pasajes de estilo más atmosférico que se rompen o bien con un fraseo gutural de Nergal o con un riff combinado entre el carismático líder y Seth, su guitarrista de sesión.
El trabajo de guitarras es menos impactante pero muy resultón. Los riffs son crudos y asesinos, pero quedan algo sepultados por las voces de Nergal. El bajo aporta oscuridad, un atributo muy marcado en este disco. Se detecta cierta melancolía y pesar. Lo que antaño era odio y malestar, ahora es oscuridad y melancolía. Esto se traduce en una bajada de potencia y un aumento de pasajes melódicos.
Hay canciones brutales, evidentemente. “Post-God Nirvana”, “Malaria Vulgata” o “Disinheritance” son temas bien labrados, muy bien ejecutados y muy resultones. Pero Opvs Contra Natvram cae en la complacencia y el relleno, pues muchos momentos son tan “estándares” que realmente no sabes en qué pieza estás, pues llevas tres discos escuchando ciertas ideas iguales o muy similares.
Opvs Contra Natvram supera con facilidad a su anterior trabajo, pero aún está a años luz de The Satanist. Estamos frente a un disco que, si bien sigue con la nueva tradición de Behemoth, vemos ciertos detalles de cambio. Más atmósferas, más liturgia, más misa negra. No tiene el poder de sorprender al oyente, pero su escucha es placentera en términos totalmente musicales. Si te gusta Behemoth, disfrutarás del disco, seguro.