Bellako… qué decir. Es extraño. Intentaré ejemplificarlo. Imagínate que tienes una marca y tipo de patatas fritas que te chiflan, te vuelven locx. De golpe, un día, llegas al súper y no quedan, y tienes que comprar otras. Sí, están muy buenas igualmente, pero no son las tuyas.
No sé si se ha entendido, pero lo que vengo a decir es que en este Demonios (2018), nuevo LP de la banda Bellako, hay poco Bellako. De nuevo intentaré explicarme. La trilogía de trabajos que tenían publicados hasta la fecha estos berracos de Mataró -me atrevería a decir la mejor banda de hardcore del panorama nacional-, Zombieland (2012), Infection EP (2015) y Extinction (2016), es una completa patada en la boca, un reventón de nuca a mano abierta. Escucharlo llena de odio y asco, justo lo que debe transmitir el metal más puro y reivindicativo.
Todos los grupos tienen un punto de inicio. Un punto que quizá llega en el segundo o quinto álbum, pero que es decisivo ya que supone llegar a su propia perfección. Hay que jugársela. Pienso que Bellako ha jugado sus cartas -para nada digo que haya perdido-, pero tampoco ha obtenido el primer premio de esta enorme mesa de póquer llena de rivalidad y que tiene como crupier las modas y gustos de masas. Es más, si no los hubiera escuchado nunca, le estaría dando un 10 a este disco, pero inevitablemente tendemos a comparar.
Dicho esto, y después de escucharlo tropecientas mil veces, procederé, con miedo y respeto ya que admiro en gran parte a aquellas bandas fieles a sí mismas, que lo que hacen lo hacen bien y encima consiguen batallar desde un país como es España. Bellako es una de ellas, sin duda.
La verdad es que el álbum empieza sin tonterías. Cuando te quieras dar cuenta te estará sangrando la nariz del puñetazo que te arrea “Demonios”. Este tema lo adelantaron el pasado 30 de julio. Banda sonora del aftermovie de su concierto en el Resurrection Fest 2018, es violento, certero y “breakdownoso”. Al más puro estilo de Bellako. Encima el detallito de los dichosos perros, olé.
Aquí empiezan los saltos de agua y las rocas que debemos esquivar mientras surcamos por este cuarto trabajo. “De Nuevo”. Le doy al play, un riff pesadito a modo de introducción, coros, lírica en su talla, hasta ahí todo bien, pero…. Lo primero que pienso es: “¿Rob, y tu voz?”. Nostalgia inmediata a esa endiablada voz. No os mentiré. Hablé con Pal, el guitarrista, y al preguntarle si había cambiado de técnica de canto (yo estaba hasta preocupado, ¿le habría pasado algo en la garganta?), y él me contestó que, efectivamente, el frontman quiso ser más meticuloso con las voces. A esto me refiero, todo es pura prueba-error. Para mí, y estaréis de acuerdo los que lleváis “bellakeando” algún que otro año, la voz de Rob es sagrada. O eso o me he vuelto loco, pero… por favor. Echo de menos esos maravillosos gruñidos infernales con los que despertaba al vecindario a todo trapo las mañanas del sábado.
Sigamos ya que, a pesar de ser 30 minutos el álbum, contiene nada más y nada menos que 13 temas. El tercer pequeño recibe el nombre de “Vivir Enfadado”. Lo que me encanta de este álbum, y en especial de este tema, es el protagonismo que ha tomado Arnau aporreando los tambores. Este es uno de los factores que me faltaba en la banda, y lo han logrado. Bombos perfectos y una mezcla de toms que renueva el patrón “tupa/breakdown” del hardcore típico. Una cosita, ¿soy yo o hay algún cacho que recuerda a Vita Imana? De lejos y sin gafas, pero, ¿lo veis?
Llega “Trepanación”. Tenía ganas de pelearme con este tema. Está en mi lista de preferidos. Aquí veo el rumbo que Bellako quiere tomar. La jugada que han empleado buscando escaleras de colores y fulls. Este tema es como ir al bosque: te gustará lo que ves, pero hasta que no pasas de ver a mirar, no te das cuenta de lo bonito que es. Este tema requiere que pases de oír a escuchar. Desde la intro con unos tonos “atípicos”, un ritmo más “clasicón”, cada plato y cada bombo; y ese “¡Trepanación!” del 1:25 que te pone la piel de pollo radioactivo, como dirían ellos.
Cuando estás componiendo, a veces salen cosas muy pepinas y, de hecho, optas por guardarlas o las reservas por miedo a “malponerlas”. “Quién eres tú” es algo así. Me parece que un riff tan pesado no puede repetirse tanto pues se hace el doble de repetitivo. No obstante, tiene unos disonantes que me flipan y, joder, a partir del 1:42, se te viene encima el típico ritmo de Bellako que convierte fregar los platos de tu casa en destrozar la puta cocina. Bombo al frente con un ritmo taladrante; guitarra seca, certera, como un golpe; bajo asesino que convierte esta parte en un tsunami devastador… Después de esta descarga viene un seguido de voces a coro que no termina de convencer y finalmente, riff principal.
Y de nuevo otro temita que deseaba comentar, “Siglo XXI”. Esta es la típica canción que cuando tocan en directo sabes que del mosh no saldrás vivo. Un non-stop de la violencia más “punkarra”. Del trigésimo segundo al “Puah” del final… Hablando de punk, todos sabemos que a Rob nunca le darán el Nobel de literatura por sus letras ya que son un poco monotemáticas, pero en esta se la ha sacado. Sin tapujos ni reservas, suerte que vivimos en un país con libertad de expresión… (risas). Y para más inri, Sergi del grupo punk/metal Kop, se ha dedicado a dejar unos cuantos berridos que le meten, no una, sino un puto racimo de guindas al pastel.
No se si hablar de “La llave”, ¿hace falta? Cuando en alguna entrevista les pregunten sobre este tema, ya saldremos de dudas.
¡Uf! ¡Como darle un mordisco a una hamburguesa después de comerte una col de bruselas! “La vida es perra” me suena a un “Quién eres tú” pero bien hecho. El riff que se repite es más dinámico y variado, a parte sigue el patrón de melódicos acompañando al riff principal en algunos trozos como hemos visto en el anterior quinto tema. Delicioso.
Bellako, si decidís probar cosas nuevas, dejad que Pal y Roy se diviertan un poquito a las guitarras. Algo que me ha gustado de “Odio y desprecio” -aunque sea un pequeño detalle-, unas pocas notas que hacen de cola al riff y que tienen un rollo egipcio (¿), me recuerda a la intro de “Zombie Ritual” de Death. Eso me ha enamorado, de veras.
Creo que en lo que escatimaban han tenido miedo de cambiar y en cambio en lo que eran una pasada, han cambiado…¡queremos más Rober poseído y breakdowns feroces!
“Umibözu” es para Demonios lo que “420” es para Exctinction, y eso me pone… mucho. Cuando escuché el anterior álbum, ya me sorprendió muy gratamente una parte más instrumental, más atmosférica. Si no eres un “frikazo” de la cultura japonesa, o eres un estúpido ignorante -depende de la perspectiva con qué se mire-, no tendrás ni idea de lo que significa. Pues bien, umibözu es un personaje del folklore japonés. Es un yokai (un ser superior a la raza humana) enorme que se dedica a hundir las flotas de aquellos que intentan hablar con él. Desconozco el significado e interrelaciones que han querido darle nuestros amigos. Deseo que a alguien se le ocurra preguntarlo en una entrevista. Realmente, después de saber lo que os he contado, el sonido toma otro significado. Los instrumentos se zarandean y, gracias a la edición, su sonido se oye a la lejanía; nos da una sensación de profundidad. Desde luego mis dieces a este tema y a la capacidad del grupo de haber logrado transmitirlo tan bien.
Se acerca el final. Autores del jamón 100% vegano y del colosal porro, han dado el mejor final a este trabajo. “Suciedad humana”, “Ahí fuera” y sobretodo “Hail Satan” son lo que esperaba de este disco. Lástima que sean tres, pero son…acojonantes. Esto quería ver con el “más meticuloso con la voz” de Pal. Madre mía, mi abuela casi infarta. Así sí Rob, así muy sí.
Aparte que la aparición por todo lo alto de Fer, vocalista de Cannibal Grandpa -otras bestias, directas de Madrid-, que sintoniza al cien por cien con el rollo del tema. Destacar, antes de terminar, lo bien que se lo deben haber pasado editando el final de este último tema. Vaya jueguecito de estéreo que se han marcado con las guitarras…
Por aquí lo voy dejando. Sigo siendo fanático de Bellako y de sus locuras en el escenario, en serio, muy loco. También he llegado a la conclusión que, su ópera magna no tocaba todavía, aunque cada vez están más cerca. Siempre y cuando cumplan el “prueba-error” y corrijan lo peor y potencien lo mejor. Me ha gustado mucho el álbum y lejos de pequeñas tonterías, solo destacaría la voz.
¡Un placer!
Mi nombre es Roi. Joven e inexperto, pero curioso de cojones. Salté del punk a la nueva escuela y actualmente recupero esas asignaturas pendientes con los grandes de la historia del metal extremo. Estudiante de periodismo por el día y cantante de death por la noche. Como Batman, pero con menos dinero.