Between the Buried and Me – Colors II

Between the Buried and Me están de vuelta y esto siempre es notorio. Para un servidor, un disco de los de Carolina del Norte es como asistir al tour de force del curso. Des de que me enamoraran con Colors, sus nuevos discos siempre han copado un lugar alto en mis listas anuales de mejores discos del curso.

No es un secreto que las dos entregas de Automata (2018) me parecieron sublimes. Al igual que su último paso por Barcelona en la que la banda arrasó sin piedad tal y como podéis leer en la crónica del concierto.

A partir de aquí y puestos todos en contexto, la banda liderada por Tommy Rogers nos azota con la continuación del mítico Colors. Arriesgado el hecho de querer abordar un nuevo disco como la continuación de una obra de tal calibre. La banda afronta el disco en el momento más complejo de la carrera, pues la larga quiebra provocada por el Covid-19 ha traído un cierto colapso en el panorama. Pero a nivel artístico, este estado inusual ha propiciado que se preparen más discos; ha propiciado que las bandas se vean forzadas a innovar y otras tantas a evolucionar.

Between the Buried and Me van un paso más allá en su ímpetu por mejorar y deciden dar un paso atrás para saltar dos enfrente. Deciden abrazar Colors para regalarnos Colors II. El resultado es magnífico, tras varias escuchas puedo afirmar que lo han vuelto a hacer.

Hay pocas bandas más originales que los de Carolina del Norte, la dificultad de etiquetarlos les dota de la capacidad intrínseca de hacer lo que les da la gana. La capacidad de verter cualquier idea por extravagante que suene en cualquiera de sus canciones. Así, Colors II es un variopinto disco de emociones contrastadas, de sonidos que quitan el hipo, de riffs colosales y de guturales apocalípticos.

Aquí, encontramos la mejor versión posible de una banda que no conoce ningún límite. De una banda abonada a la excelencia con una capacidad inventiva superior al resto. El dúo de guitarristas formado por los incombustibles Paul Wagoner y Dustie Waring suenan mejor que nunca, creando amalgamas sonoras que te atrapan por completo. Tampoco queda atrás el sustento musical que aportan los siempre fieles y completos Blake Richardson y Dan Briggs, batería y bajo respectivamente.

Pero siempre acabo por destacar el papel fundamental que tiene en todo esto el único Tommy Rogers. El capitán del barco no solamente se desgañita tema a tema, sino que nos ofrece auténticos espectáculos melódicos con su teclado. Tommy envuelve cada canción con su voz para que todo suene tal y como ha de sonar.

Musicalmente la banda nos ofrece su versión más mejorada ampliando los siempre anchos horizontes y esquemas. La progresión de la música de Between the Buried and Me no conoce límite alguno.

En cuanto las piezas que componen Colors II, imposible destacar algo por encima del resto. Al igual que Colors, todo brilla por su interconexión, cada canción bebe del resto de canciones aunque puedas cogerlas como entes independientes. Aunque si voy a destacar algo sin duda me quedo con la pieza que cierra el disco. “Human Is Hell (Another One With Love)” es una suite de más de 15 minutos que engloba todo lo que Between the Buried and Me tiene por ofrecer al oyente. Ritmos locos, voces melódicas, pasajes calmados, batería apabullante y atmósferas creadas con mimo y pasión.

No tengo ninguna duda en afirmar que Between the Buried and Me es la banda más original del panorama mundial de los últimos 15 o 20 años. Quizá podríamos compararla con Protest the Hero, pero para un servidor, estos ganan. Colors II no es más que otro disco monumental dentro de un catálogo en el que nada chirría y en el que todos son proyectos ganadores.

¿Disco del año? Posiblemente, sí.

Beto Lagarda

Rock en todas sus extensiones