Los denominados super grupos son proyectos intermitentes que muchas veces no acaban de cuajar precisamente por esa dedicación compartida de sus miembros con otras múltiples actividades. Sin embargo, cuando esta unión se alarga en el tiempo y acaba dando como resultado un buen puñado de trabajos excelentes, llegas a la conclusión de que, por muy ocupados que puedan estar sus componentes, la química existente entre ellos es algo que no pueden obviar y les empuja a volver a juntarse con cierta regularidad para crear material nuevo. Este es el caso de Black Country Communion, una banda angloestadounidense a partes iguales que ya acarrea tras su espalda cuatro álbumes de estudio y que va a por su quinto, denominado sin más V, cuyo lanzamiento es el motivo por el cual nos encontramos hoy aquí dándole todo el amor que se merece. Por si algún despistado no se ha enterado aún de quién conforma esta formación, estamos hablando de músicos de alto nivel sobradamente conocidos tanto por sus carreras en solitario como por sus múltiples colaboraciones en otros proyectos: Joe Bonamassa a la guitarra y vocalista accidental, Glenn Hughes al bajo y vocalista principal, Derek Sherinian al teclado y Jason Bonham a la batería. De nuevo, Kevin Shirley, productor de todos los discos anteriores de la banda y de los de Joe Bonamassa en solitario, se encuentra tras los mandos.
¿Qué puede salir mal de la unión de estos cuatro veteranos músicos virtuosos y su inseparable productor? Absolutamente nada. Ya nos lo demostraron en sus anteriores cuatro álbumes de estudio, así que tan solo nos queda degustar una nueva entrega de este proyecto tan especial.
Siete años separan V de su predecesor, IV, tiempo más que suficiente para dirimir cualquier desavenencia anterior que hubiera podido haber entre Joe y Glenn, que por suerte es ya agua pasada, y ponerse a crear y madurar una nueva aventura musical.
Tan solo tres sencillos han sido los que nos han ido entregando antes del lanzamiento del disco, curiosamente las tres primeras piezas que encontraremos seguidas en V.
Iniciamos la escucha de V con el tema “Enlighten”, de temática espiritual, un opener más que estudiado para hacernos entrar en la propuesta del disco al más puro estilo BCC, combinando contundencia rítmica con tramos suaves y sugerentes en los que Glenn Hughes nos deslumbra con su gran abanico tonal que, al menos, en estudio, sigue conservando toda su magia a pesar de su avanzada edad. Pero no solo quiere dejarnos huella con su interpretación vocal, también notamos sus influencias a la hora de componer y buena prueba de ello la encontramos en el siguiente “Stay Free”, un corte con claras sonoridades funky muy de su estilo en el que, para sorpresa y regocijo del oyente, se combinan con unos coros al más puro estilo gospel, dándole un rollo muy interesante al tema e invitándonos al bailoteo, o como mínimo, al ejercicio cervical.
“Red Sun” vuelve a ser un tema muy en la onda del clásico sonido BCC, efectivos riffs de guitarra respaldados por un ritmo contundente, una pátina de oscuridad que estalla con un estribillo que brilla con luz propia, todo ello aderezado por la preciosidad de las líneas vocales que tan solo Glenn Hughes sabe ejecutar. The Voice of Rock vuelve a demostrar porqué se ha ganado este apelativo en temas como éste. Me encanta el hecho de que se tomen su tiempo —más de seis minutos— para el desarrollo del tema, esta concepción del cocido a fuego lento que escasea en la actualidad es algo que, a mí, particularmente, me sigue fascinando. Si tuviera que escoger el mejor tema del disco, indudablemente éste se lleva la palma.
Tampoco se queda para nada corto el siguiente, “Restless”, una balada que se inicia con una guitarra en clave blues que tanto nos recuerda a la de Gary Moore… Glenn Hughes está de dulce aquí, moldeando su voz como le da la gana y llevando la emoción a cotas inalcanzables. Pero ojo, que le sale competencia en protagonismo con un Joe Bonamassa marcándose uno de los solos más notables del disco, sin duda uno de los temas imprescindibles en cuanto a emotividad se refiere.
“Lettin Go”, a continuación, se presenta como un tema de transición directo y concentrado en tres escasos minutos con cierta linealidad en el que lo más destacable sería el contraste entre el feeling más animado de las estrofas con la oscuridad de los estribillos, dejándonos con la sensación de no saber bien si nos quieren llevar arriba o abajo. Me ha sorprendido que lo hayan sacado recientemente como sencillo pues no me resulta que destaque sobre el resto, aunque supongo que es esa concreción precisamente la que les ha llevado a escogerlo.
”Skyway” empieza por todo lo alto a nivel instrumental, con unos poderosos riffs de guitarra secundados por una sección rítmica de peso, creando una potencia sonora que se recupera con los estribillos, dejando para las estrofas los momentos más calmados del tema. BCC gustan mucho de esta fórmula de contraste, sin duda se ha convertido en una de sus señas de identidad reconocibles en muchos de sus temas contenidos en este álbum.
“You’re Not Alone” es disfrutable por traernos unas sensaciones muy místicas, llevadas a una mayor intensidad si cabe gracias a unos agudos estribillos que borda Glenn. Teníamos ganas de escuchar algún careo teclado/guitarra entre dos musicazos de la talla de Sherinnian y Bonamassa y eso lo encontramos precisamente aquí como elemento distintivo.
“Love and Faith” deslumbra tan solo empezar por esas líneas melódicas tan Purplelianas, introduciendo el tema de la misma manera el órgano de Dereck Sherinian. Como novedad encontraremos que las tareas vocales quedan compartidas entre Glenn y Joe, dando como resultado un tema más contrastado en ese sentido. Es un tema pausado, se toman su tiempo para desarrollarlo, casando a la perfección con la temática de sus letras un tanto espirituales que no entienden de prisas.
“Too Far Gone” vuelve a ser un tema bien definido en estructura y duración, basado en efectivos riffs de guitarra, en el que destacan esta vez los teclados de Dereck Sherinian, que se despliegan con distintas sonoridades durante todo el tema, copando también el solo en su parte intermedia.
“The Open Road” para cerrar el trabajo vuelve a traer pinceladas funk a la palestra, se inicia de una manera muy rica a nivel rítmico, con un Hammond de fondo que le sienta a las mil maravillas, pero cuando pensábamos que el tema ya estaba totalmente definido… nos sorprende un interludio instrumental de lo más misterioso y cautivador en el que Joe nos ofrece un nuevo gran solo de guitarra, y ahí sí que le han dado un plus de originalidad que eleva la calidad del tema a cotas superiores.
Efectivamente, este último mensaje, open road, es lo que nos ha trasmitido todo este álbum V en su integridad. BCC nos presenta una senda abierta en la que podemos encontrar cualquier cosa a nivel musical a caballo entre el rock más clásico, el blues y las sonoridades más funky, mostrando la alta versatilidad de sus integrantes tanto con sus instrumentos como a nivel compositivo. V es un nuevo capítulo en la carrera de esta super formación que le ha cogido el gusto a eso de juntarse de tanto en tanto para hacer buena música, uniendo sus diversas influencias para ponerlas en común y crear algo único. Si quieres disfrutar de un rock old school evolucionado, este es tu disco.
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!