Black Peaks – All That Divides

Originados en Brighton hace poco más de dos años, Black Peaks se encuadran en una zona de trabajo y confort que dista del post hardcore convencional al rock progresivo, todo ello aliñado con claras influencias de sus admirados Mastodon, en su música podrás encontrar algo de Deftones, Thrice y hasta de Leprous. Pensaréis, ¡menudo híbrido! Black Peaks han sabido montar un puzzle donde todo encaja.

Ya sorprendieron hace dos años con Statues (2016), su álbum debut, un disco muy completo para una formación tan novel y con tantas influencias llegando incluso a girar con Arcane Roots. Sin prácticamente descanso, los ingleses se enfundaron el mono de trabajo y se pusieron a componer All That Divides (2018), un disco producido por Adrian Bushby (conocido por sus trabajos con Foo Fighters y Muse) y con la peculiaridad que lo grabaron siguiendo el orden final de los temas, detalle que les ha permitido “oir cómo se iba construyendo pieza a pieza, añadiendo puentes y riffs para completar el viaje que es esta obra musical” tal y como comentó Liam Kearley, el batería de la banda, en una reciente entrevista.

Entrando en All That Divides, y totalmente hipnotizado tras varias escuchas, se puede afirmar directamente que la evolución ha sido grande; la banda ha crecido mucho en solo dos años. Lejos de mostrar una mezcla de estilos descontrolada, Black Peaks logra sonar tal y como ellos creen y sienten, las voces limpias se entremezclan con los cantos más hardcore posibles, los riffs son un sin parar de contrastes y la batería luce perfecta con ese estilo tan Deftones, los arpegios se funden en arrebatos violentos y el bajo toma el protagonismo en varias fases del trabajo.

Encontramos nueve temas en algo menos de tres cuatros de hora, longitud perfecta tanto de cortes como de álbum entero. Arranque directo a la yugular con “Can’t Sleep” y su retorcido riff, un tema que muestra perfectamente como se desarrollará todo el trabajo, lleno de contrastes como ese genial riff que termina en un bello coro. Las voces de Will Gardener suenan perfectas a lo largo del tema y en todo el disco. “The Midnight Sun” arranca en un tono Leprous que se diluye cuando Will lanza el primer berrido, los puentes de unión entre riffs vienen secundados con un magnífico trabajo de bajo. “Electric Fires” retoma la dinámica más post hardcore de su anterior trabajo, un tema precioso. En ese preciso momento ya somos capaces de adivinar que este disco, pese repetir algo la fórmula en cuanto a la locura de la experimentación, vemos que cada tema es diferente al anterior.

Aún así no todo luce perfecto en All That Divides, la prog “Aether” peca de larga y no acaba de despegar, incluso llega a sonar repetitiva. Cruzando el ecuador del disco nos encontramos con “Across the Great Divide”, un tema que nos recuerda a los mejores Leprous o Caligula’s Horse, musicalmente preciosa, a destacar justo cuando cruza la parte central del tema y las voces limpias y cálidas dan paso a unos guturales in crescendo espectaculares que se funden en el casi silencio de la recta final del tema. Entrando en el tramo final, el grupo sigue repartiendo clase sin tregua, tanto en la cambiante “Home” como en la genial “Eternal Light”, uno de los temas más rápidos y brutales de todo el plástico. Como cierre encontramos “Fate I & II”, que contiene alguno de los mejores momentos del álbum.

Black Peaks están ya muy bien posicionados para escalar varios peldaños y salir inmediatamente del “anonimato” si es que esta etiqueta les hace justicia. El nuevo álbum de los británicos cumple todos los requisitos para cualquier mente inquieta, pues el nivel de experimentación es grande. Seguiremos atentamente la evolución de la banda que, seguramente, nos dará muchas alegrías en un futuro no muy lejano.

Beto Lagarda

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