Black Sabbath – Black Sabbath: 50 años del nacimiento del heavy metal

Ficha técnica

Publicado el 13 de febrero de 1970
Discográfica: Vertigo Records
 
Componentes:
Ozzy Osbourne - Voz, harmónica
Tony Iommi - Guitarra
Geezer Butler - Bajo
Bill Ward - Batería

Temas

1. Black Sabbath (6:16)
2. The Wizard (4:24)
3. Behind the Wall of Sleep (3:38)
4. N.I.B. (6:06)
5. Evil Woman, Don't Play Your Games With Me (Crow cover) (3:25)
6. Sleeping Village (3:46)
7. Warning (Aynsley Dunbar Retaliation cover) (10:32)

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Hay quien pone en duda esto de la autoría del heavy metal. Algunos consideran que Led Zeppelin, Deep Purple o Rainbow pusieron la semilla mientras otros citan a los infravalorados Coven, incluso para muchos lo fue Motörhead. Lo que está claro es que, casi por unanimidad, Black Sabbath definieron lo que conocemos como heavy metal.

Corría el 1969 y nos situamos en las West Midlands británicas. Birmingham era una ciudad industrial fea, oscura y sucia. Incluso insana debido a la gran cantidad de fábricas contaminando la vida de los lugareños. Los inmigrantes, sobretodo irlandeses y asiáticos, abundaban por los suburbios de la ciudad.

Tony Iommi

La escena musical británica de entonces era predominantemente progresiva y psicodélica. Todos los grupos querían ser unos nuevos Led Zeppelin o The Kinks. No todos aceptaban seguir la corriente del momento y aquí entra en el tablero Tony Iommi. El joven y apuesto guitarrista despuntó en el grupo The Rockin’ Chevrolets tras su paso por varias agrupaciones rockeras. La banda incluso logró un contrato para una pequeña gira por Alemania pero claro, los músicos tenían unas obligaciones laborales. Tony trabajaba en una factoría de metal y, por cosas del destino, el día que presentó su carta de dimisión para poder emprender el sueño de girar por el viejo continente, ocurrió el incidente.

Tony se encontraba cortando material en una cizalla apurando las últimas horas de su último día en la fábrica. Tony manejaba perfectamente el aparato pero su despiste propició que la cizalla le cogiera la mano derecha arrancando de cuajo las yemas de dos de sus dedos, el anular y el corazón. Allí no solo perdió los dedos, también perdió sus sueños y todas las ilusiones de un joven guitarrista con ganas de comerse el mundo.

La pérdida de sensibilidad en los dedos con los que habitualmente punteaba era un desaste para un tipo que aspiraba a vivir de ello. El dolor era insoportable, aún así y por consejo de los médicos, Tony volvió a coger la guitarra.

Ozzy Osbourne

Por otro lado y completamente dispar aparecía en escena John Michael Osbourne. Disléxico y hiperactivo. Acabó siendo el bufón de su clase al que acabaron bautizando como Ozz-brain y posteriormente Ozzie, un diminutivo que servía para burlarse de su apellido. No tuvo suerte en el mundo laboral, trabajó como aprendiz de fontanero, como vendedor de carne e incluso de aparca-coches. Incluso se las apañó para robar en una tienda de lencería. Lo pillaron y le metieron en la cárcel unas semanas. Allí, con un alfiler y carbón se tatuó su nombre en los dedos de la mano.

La experiencia de Ozzy con la música se tradujo en varios trabajos de vocalista en bandas de la escena underground de la ciudad. Estuvo en The Prospectors, The Black Panthers, The Music Machine y The Aproach.

La semilla

El destino y la escasa trayectoria de los grupos en los que todos estaban les llevó a encontrar un punto en común. Tony se unió a la banda Mithology en enero de 1968. La partida del batería Terry Sims propició que Bill Ward se ocupara de las baquetas. Tony coincidió previamente con Bill en The Rest.

Por otro lado, unos tales Rare Breed, una banda de mediano potencial que usaba dos guitarristas, algo excepcional esa época, buscaba cantante y encontraron un anuncio en un tablón, un tal Ozzy buscaba banda. El líder de Rare Breed vivía en el mismo barrio de Ozzy y respondía bajo el nombre de Terence Michael Joseph Butler, más tarde conocido como Geezer Butler.

Gezzer no estaba feliz y se puso a buscar nueva banda. Tony y Bill no eran felices y decidieron buscar nuevos horizontes más cercanos al blues. Y allí se gestó el milagro. Gezzer, Tony y Bill se juntaron y en la búsqueda de cantante apareció el nombre de Ozzy.

El alocado frontman se presentó con sus nudillos tatuados y el pelo rapado al cero al más puro estilo skindhead. Tony alució, pues tenía delante al tipo que había estado martirizando en el colegio. Ozzy no era rencoroso, con lo que el cuarteto mágico ya estaba completo y escogieron el horrible nombre de The Polka Tulk Blues Band para la banda, más tarde modularon la propuesta bajo el nombre de Earth.

Con Earth lograron darse a conocer y girar brevemente por Europa. Entonces les llegó un pequeño problema legal, ya había una banda que se llamaba Earth, con lo que se vieron obligados a buscar otro nombre.

Black Sabbath

Y Gezzer apostó fuerte por el nombre de Black Sabbath. El 16 de noviembre de 1969 entraron en el estudio y, dos días más tarde, ya habían grabado su disco debut. La banda tenía prisa por grabar ese primer disco porqué no tenían claro que Vertigo, la discográfica que les había contratado, comulgara con este nuevo sonido y pensaron que mejor correr y publicar el disco cuanto antes. Tenían un presupuesto de 1.000 libras y gastaron 600, con el restante se dedicaron a pagar algunas deudas.

Durante la grabación, la Fender Stratocaster de Tony se averió y como no tenían tiempo ni dinero para repararla, el guitarrista cogió su guitarra de repuesto, una Gibson SG. Curiosamente el sonido de esa guitarra era más denso y áspero. También se adaptó mejor a las limitaciones físicas de Tony, pues la parte alta del mástil, donde hay las notas más alta, es mucho más accesible de en la Fender.

Cuando la gente escuchó el disco encontraron algo nuevo. La oscuridad del tema que abre el disco sorprendió a todo el mundo. Nunca antes se había creado una composición tan tétrica, densa y opresiva. “Black Sabbath” fue la primera piedra de un movimiento que, 50 años más tardes, bebe completamente de ese instante.

Los misterios y las supersticiones rodearon la publicación de este disco. Al igual de tétrica y misteriosa es la portada. La leyenda cuenta que durante la sesión de fotos para el artwork del disco la banda realizó unas fotos en una vieja finca. Allí no había nadie más que ellos pero, durante el revelado de las fotos, apareció una mujer sosteniendo un gato. Nadie lo entendió, pues no estuvo allí. Pero decidieron utilizar la foto para la carátula del disco. Años más tarde y tras un minucioso estudio, se logró reconocer a dicha persona, era una mujer que vivía por esa zona y había muerto dos días antes de tomar las fotografías.

También por supersticiones fue el día en que salió a la venta el disco, un viernes 13, el día de la bestia. La cruz invertida de la parte interior del disco con un macabro poema impreso en ella, también causó revuelo. El satanismo había tomado la delantera.

La banda nunca se posicionó como satánica pese a que el mundo les señaló como tal. La maniobra publicitaria de la discográfica fue muy bien calculada, quizás fuese casualidad. Pero el mundo entero acabó conociendo a Black Sabbath.

El disco

Cinco canciones más dos versiones componen Black Sabbath. Todas ellas firmadas por los cuatro artistas. El disco despega con la citada “Black Sabbath”, la canción más oscura escuchada por cualquier persona antes de 1960. El sonido de la lluvia y truenos junto al de unas campana conforman el más siniestro de los arranques. Pero cuando el riff principal , pesado y apocalíptico entra en escena es cuando te das cuenta de que no hay vuelta atrás. La entrada de Ozzy es sublime, sin ser el mejor de los cantantes, su registro es brutal. Y más cuando se pone a exclamar a Dios cierta ayuda.

“The Wizard”, inspirada en Gandalf del Señor de los Anillos, tiene un carácter menos oscuro. Los inicios con sonido de una armónica rompen con la oscuridad del tema que abría el disco. Aún así, cuando Tony hace rugir su Gibson la tonalidad de la canción recupera ese punto tétrico.

Algo parecido lo encontramos en la ligera “Behind the Wall of Sleep”, aquí la interpretación de Ozzy es lo más destacable, él solo se come toda la canción. Pero no vamos a menospreciar el bonito solo de guitarra de la mitad de la canción.

“N.I.B.” convertida en clásico al instante, es seguramente el tema com más potencial del disco y la canción que acabaría siendo la pauta a seguir en los discos venideros. Una canción ligera pero oscura. Con todos los elementos fusionando al máximo exponente. Incluso hacen uso de una pandereta que queda de lo más siniestra.

Y por último encontramos la siniestra “Sleeping Village”. Una canción de poco más de tres minutos semi acústica preciosa. “Evil Woman” y “Warning”, versiones sabbathianas de los temas de Crow y The Aynsley Dunbar Retaliation respectivamente, completan el disco de una forma muy digna.

¡Ah! Y unos meses más tarde regresaron con Paranoid

Beto Lagarda
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