Los que consideramos a Thin Lizzy una de las cinco mejores bandas de la historia del rock estamos encantados con que los Black Star Riders vayan sacando discos cada cierto tiempo manteniendo el sonido primigenio de los de Dublín. Unos años giran como Thin Lizzy, otros como Black Star Riders, y la diversión continua por mucho que algunos y algunas los veáis como una banda de versiones. Pero aquí hay músicos y leyendas y vuelven a elevar el listón que había caído un poco en Heavy Fire. Su primer disco fue una obra maestra, el segundo muy bueno y el tercero, como decíamos, decayó un poco. Aquí hay sonidos Lizzy, sonido puesto al día y un trabajo de composición y ejecución excepcional. Las caras nuevas son Chad Szeliga (Black Label Society) a la batería y Christian Martucci (Stone Sour). Quizá no son nombres con el relumbrón de los que se unen a cuando giran bajo el nombre de Thin Lizzy, pero han participado de todo el proceso compositivo.
“Tonight the Moonlight Let Me Down” es una maravilla, un homenaje a todo el legado Lizzy con varios detalles que encandilaran a los más acérrimos fans. Está la cadencia de “Jailbreak” y hay un saxo haciendo un solo al estilo “Dancing in the Moonlight”. No es baladí que la “luz de la luna” esté en el título. Warwick demuestra que es el cantante perfecto para el combo y todo apunta a nuevo clásico para abrir sus conciertos. El auge de los Dropkick Murphys no ha pasado desapercibido al combo irlandés y “Another State of Grace” se acerca a los de Boston. Gamberra, melódica y bastante cruda en lo que es otro himno en su haber. Uno de los mejores temas de directo que nunca han grabado, siendo una mezcla entre los Murphys y el “Emerald”. Sigue el altísimo nivel en la evocadora a medio tiempo “Ain’t the End of the World” con esas twin guitars tan características en primera línea. El bajo de Robbie Crane sigue teniendo un gran protagonismo, como en los buenos tiempos de los Lizzy.
Más cercana a su anterior disco es “Underneath the Afterglow” con una base de guitarras algo Guns N’ Roses (puede ser también el compartir gira con Backyard Babies) acompañadas por un teclado Moog agonista. Trabajado estribillo, pero no sería el corte más representativo del grupo a pesar de que amplia bien la amplitud de miras y estilos. “Soldiers in the Ghetto” mantiene el nivel si bien son palabras-conceptos que ya habían aparecido en otros títulos del grupo. Mejoran las cosas con la preciosa balada-protesta “Why Do You Love Your Guns” una pieza evocadora con desnudez acústica, la pegada de Chad Szeliga y un muy buen trabajo compositivo. Pero si quieres disfrutar de verdad hay que dejarse llevar por ese temazo alegre repleto de buen-rollismo y coros. Su nombre es “Poisoned Heart” y es candidata a ser clásico pues entra a las primeras de cambio.
La bomba melódica cae en forma de “What Will It Take” y es otro inmejorable ejemplo de que al combo lo visitaron las musas con frecuencia a la hora de componer. Las voces femeninas invitadas (Pearl Aday, hija de Meat Loaf y que ya había aparecido en Heavy Fire) visten la canción y le dan un punto mayor de accesibilidad en un acercamiento a Tom Petty. En “Standing in the Line of Fire” estamos ante uno de los temas más duros del compacto, con un riff base y un solo muy deudor de la época más heavy de Thin Lizzy, la era de John Sykes. Toca mencionar también “In the Shadow of the War Machine” capaz de alejarse bastante de lo que podemos esperar del grupo, pero con grandes resultados.
Nuevo disco de Black Star Riders con otra colección de excelentes canciones y con todo el sabor de los clásicos Thin Lizzy, aunque con el sonido puesto al día y con una producción de lujo. Ya no están la mayoría de músicos que empezaron, pero el núcleo duro Gorham–Warwick sigue allí y de verdad que le pasan la mano por la cara a la inmensa mayoría de bandas actuales cercanas en cuanto a estilo. Si te gustaron los tres anteriores este está a la altura de lo ya ofertado. Lo más impresionante de todo es que esta gente sea capaz de grabar material tan trascendente como el que nos ocupa cuando Gorham llegó a su cenit en los 70. Escuchas este disco y la energía, las ganas y la ambición que desprenden es soberbia. Será uno de los discos de rock del año.