Soy de los que vio en su anterior Released un discazo de sleazy rock de la vieja escuela angelina, pero con algo especial. Dying Breed es el sexto disco de los franceses y la confirmación de que esta gente tiene algo muy potente entre manos. Todo funciona y es la guitarra de Max2 la que da un importante paso adelante siendo tan protagonista como la voz del también guitarrista Swan. Muy probablemente con esta obra el combo dará un paso adelante y podrán encabezar su propia gira en pequeños recintos pues la calidad de este álbum va sobrada en todos los sentidos. El único detallito que no termina de convencerme son los zombies de la portada, algo muy alejado de lo que puedes esperar de una banda como BlackRain. Como dijo el gran productor Jack Douglas sobre ellos: “Es muy raro ver a una banda francesa capaz de rockear como esta”.
Declaración de intenciones con el tema homónimo que abre el disco a lo grande. Coros machacones, mucho gancho y la voz aguda y rasgada de Swan. Menuda presentación, llegando a sonar como los Wasp de los viejos tiempos. En “Hellfire” hay los clichés de la escuela Mötley Crüe hasta el punto de que la entrada recuerda horrores al riff de “Looks that Kill”. Pero cuando sobresalen es cuando atacan temas como “Blast Me Up”. Impresiona la calidad del estribillo, las voces distorsionadas y especialmente las incesantes guitarras dando una lección de técnica y melodía. Excelentes Max2 y Swan a las seis cuerdas. Seguro que es un tema que en directo alcanza el clímax de la descarga. Un himno en toda regla con un estribillo que se te quedará marcado a fuego en la materia gris. Por otro lado, hay la genial belleza de la balada “All Angels Have Gone”. Estamos ante una d las mejores baladas rockeras de los últimos diez años. Clase y sensibilidad para uno de esos temas que lo tiene todo.
La búsqueda del single emana en “Rock Radio” con unos aires Meat Loaf que le dan teatralidad a la composición. Diversión y melodía con un estribillo-homenaje a los Ramones. Mantienen el listón bien alto en las composiciones finales como “Public Enemy”, muy potente y dotada de otro buen estribillo que emerge tras tirar de duros riffs en el verso. En “Nobody Can Change” ya navegan en aguas algo más transitadas, pero en ningún caso caen en el mero relleno. El grupo suena duro y las guitarras sobresalen respecto a la base rítmica formada por Heinrich al bajo y Frank F a la batería.
Temas frescos, directos y con mucho gancho es lo que nos ofrecen bajo la batuta del productor Chris Laney. El bajo te introduce en el medio tiempo oscuro que es “Like Me,” en la que recuerdan bastante a los añorados Traceelords. La composición más dura y con uno de los riffs más conseguidos es “We Are the Mayhem”. El deje Skid Row y el acercamiento al punk está presente, y con mucha maestría. Se despiden con “A Call from the Inside”, de forma hímnica, la misma con la que habían empezado el disco. Por momentos su accesibilidad te hace pensar en los Pretenders y que completa un disco variado y muy inspirado. Los coros que arropan la melodía principal son el gran atractivo de esta pieza, otra que huele a que caerá en directo.
Han fichado por SPV y estarán de gira este mes de octubre con Kissin’ Dynamite en el que promete ser un concierto espectacular con un doble cartel muy atractivo. Francia aprieta y demuestra que su vasto territorio alberga a grupos de enorme calidad y de disparidad estilística como Alcest, Gojira o BlackRain. No creo que vaya muy desencaminado si os digo que, a nivel europeo, y de sleazy rock en concreto, son el grupo más atractivo y variado que existe. Y sí, Dying Breed es el mejor disco hasta la fecha.