Es evidente que Imaginations from the Other Side (1995) marcó un antes y un después en la carrera de Blind Guardian, pero igual de evidente es que al lanzarlo, los bardos venían con un bagaje importante, cuatro discos de estudio. Esos primeros cuatro discos se caracterizaron por un sonido más crudo y primitivo, más directo y menos experimental que el que fueron teniendo con el paso de los álbumes.
La fórmula de aquellos primeros discos era sencilla pero efectiva: el power más thrasher que había, alejado de florituras alegres tipo Helloween, una batería que era una auténtica locomotora, guitarras potentes y melódicas a partes iguales, una voz (vozarrón) que también se alejaba de los cánones y mucha épico-fantasía. Nada mal, especialmente si los conoces de adolescente, cuando más influenciable y friki eres. Aquello era power (o metal alemán) pero no era power, y para mí, ahí radica el gran qué de su grandeza. Si a eso le sumamos que venían apadrinados, en forma de colaboración, de una institución como es Kai Hansen, tenemos como resultado un grupazo que, al tiempo, se convertiría en mito.
Si preguntas por ahí, seguramente la gente diga que Somewhere Far Beyond (1992) es el mejor de ese poker (incluso muchos dirán que es el mejor de su discografía), pero para un servidor lo es este Tales From the Twilight World (1990), que hoy cumple 30 añazos. Y lo es porque, a pesar de tener una producción peor y un sonido algo menos nítido, tiene “más buenas” canciones que cualquiera de los otro tres que conforman esa primera etapa barda. Pero como lo mío es solo una opinión, veamos qué dicen páginas reconocidas. Allmusic le otorga cuatro estrellas y media sobre cinco, lo mismo que Discogs. La media en Rateyourmusic es de 3.67/5 (bajísima, para mi opinión) y lo colocan como el 74º mejor disco de 1990. En Amazon tiene cinco estrellas. Bueno, podemos opinar sobre decimas arriba o abajo, pero creo que está claro que nos encontramos ante un discazo.
El álbum lo componen 10 temas, y como mínimo cuatro de ellos son auténticos clásicos del grupo (¡ojo! Hablo de clásicos, no de buenos temas o temas legendarios, no. Clásicos). Y para entenderlo, sólo hace falta darle al play desde el principio.
La cosa empieza con “Traveler in Time”, uno de esos clásicos de los que hablo. “The morning sun of Dune”, a parte de enmarcar el tema en las novelas de Herbert, da paso a un interludio relajadito para, a los segundos, enchufar la sexta y no parar en todo el tema, llegando al clímax en un estribillo épico como pocos. Seguimos con otro clásico (si ya lo decía yo antes…) como es “Welcome to Dying”, quizá el que más del disco. Aquí la tralla empieza desde el principio y la voz de Kürsch sobresale tremendamente. Quien haya asistido a un concierto de los bardos ya sabe qué implica el tema, y especialmente el estribillo, en directo. Una auténtica locura. Como lo es, aunque sólo sea por el título, “Weird Dreams”, un interludio instrumental de minuto y veinte. Estas cosas siempre me han sobrado (sea del disco/grupo que sea), pero ahí está, siguiendo el ritmo de lo que venía y lo que nos espera luego.
Y lo que nos espera es un tono muy diferente a lo que habíamos escuchado pero que marcaría uno de los caminos que, en un futuro, el grupo seguiría. La gran tralla da paso a la acústica en “Lord of the Rings”, basada en una de las grandes referencias tanto de Blind Guardian como de la literatura fantástica. La melodía del estribillo siempre me ha encantado. Pasada la tierra media llegamos a otro clasicazo y uno de los temas más potentes de la discografía de los alemanes: “Goodbye my Friend” es un pepinazo enorme., con unas guitarras iniciales muy marca de la casa, un puente a grito pelao y un estribillo que ya es historia de la música alemana. Logradísima, sin lugar a dudas. Y para rematar esta segunda tríada, nos vamos con «Lost in the Twilight Hall”, que sigue a velocidad loca y sin tregua. Por aquí tendremos al tito Kai haciendo de las suyas. Escuchando este disco, y todos hasta el Imaginations, me pregunto como podía aguantar Thomen Stauch todo un directo. Vaya máquina, por Dios.
Encaramos la recta final con un homenaje al supuesto maestro del terror, Stephen King, y sus “Tommyknockers”. El inicio guitarrero ya da a entender cierta tensión, la que el escritor intenta plasmar en sus obras (y no logra, para mi gusto). Lo más destacado es el estribillo, muy acorde con el cántico de la novela. Decir, como curiosidad, que por esta canción me lancé a la lectura de King, con más pena que gloria (sí, el libro es muy malo). Siguiendo con los homenajes, “Altair 4” está basada en la película Planeta Prohibido, y es bastante diferente a la tralla que acompaña los otros temas, aún teniendo mucha potencia. Quizá es que las guitarras van a menos revoluciones, pero tiene un algo que la diferencia del resto. La cosa se normaliza con “The Last Candle”, que siempre me ha encantado, aunque no se haya convertido en himno. El inicio, con ese “guardian, guardian, guardian of the blind” es delicios y da paso a la estrofa que no es de lo mejor, que a su vez desemboca en un estribillo que, esta vez sí, es mítico. Y si hablamos de estribillos míticos, no olvidemos el del bonus track, “Run for the Night”, grabado en vivo y que me parece un pepinazo y, en absoluto, un bonus. Por derecho propio debería estar a la altura de cualquier otra.
¡Joder! ¡Qué intensidad! Sí, eso es, intenso es el adjetivo adecuado para este disco.
Blind Guardian significan mi juventud, mis (casi) inicios en el mundo del metal, y este es uno de sus discos que más me marcó. Poco a poco, tanto por su devenir como por mi evolución musical, los bardos se quedaron ahí, en mi juventud, pero el cariño que les sigo teniendo es inmenso. 30 años son algo para celebrar, y Tales from the twilight World bien merece una fiesta por todo lo alto. ¡Felicidades!
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.