Blood Command, la banda de punk noruega originaria de Bergen, lanzaba a finales de septiembre su nuevo álbum World Domination (2023). Conocidos por su enfoque único y su fusión de géneros, el quinteto ahora liderado por la enérgica ex vocalista de Pagan, Nikki Brumen, que ya es la tercera que se pone tras el micrófono, ha estado en la escena musical desde 2008, ofreciendo una mezcla vibrante de hardcore, salvajes riffs de guitarra y melodías pop de lo más sugerente.
World Domination es su quinto álbum de estudio y ha sido descrito como uno de los álbumes de metal más emocionantes, únicos y rompedores de este curso. A pesar de los numerosos cambios de formación, Blood Command ha logrado mantener su sonido único que explora temas como el amor no correspondido, el odio hacia lo que es injusto y el poder de la fe.
El álbum consta de 20 pistas, casi la mitad de las cuales duran un minuto o menos. Sin embargo, esta aproximación dispersa a la creación de música ha dado lugar a una escucha adictiva, cohesiva y, por encima de todo, enfermiza. La banda ha demostrado una vez más su habilidad para escribir grandes temas, combinando una variedad de géneros y estilos musicales de una manera que parece la más natural del mundo.
El álbum se abre con «The Band with the Three Stripes», una canción que hace referencia a la marca Adidas y que combina riffs pesados con voces melódicas y rapeadas. La letra es una declaración de intenciones de la banda. La canción tiene un ritmo frenético y un estribillo pegadizo que invita a cantar y saltar. Curioso ese inicio con trompeta a lo Spaghetti Western, por cierto.
La siguiente canción es «Heaven’s Hate», una breve pero intensa descarga de hardcore en la que voz de Nikki suena desgarradora y furiosa, mientras que la música es caótica y agresiva. La canción comienza y termina con «Bow Down Bitches Part 2», en clara alusión al hit de Beyoncé «Bow Down». Toda una declaración de poder y autoafirmación. ¡Menudo temazo, joder! Lástima que pase tan rápido.
«Valley of Hinnom» es otra canción corta que no llega al minuto, dura porque sí, que hace alusión al lugar bíblico donde se sacrificaban niños al dios Moloc, y que se considera el símbolo del infierno. La letra es oscura y críptica, y la música crea una atmósfera opresiva, casi siniestra.
«Forever Soldiers of Esther» es una de las canciones más largas del álbum, con más de dos minutos y medio de duración. El tema es un homenaje a la madre fallecida del guitarrista Yngve Andersen, que se llamaba Esther, en el que se alternan partes de hardcore con otras más alternativas. La letra refleja un mensaje de protección, orientado a un niño, que le enseña a ser fuerte, valiente y a mantenerse firme frente a los desafíos de la vida. Madres…
Volvemos a los escasos segundos de duración con «Stay Awake», una canción que tiene un ritmo pegadizo y una letra que transmite una fuerte actitud desafiante y de superioridad hacia otra persona.
Con «Bare Witness» regresan al hardcore más puro, muy en la onda de bandas como Comeback Kid, mientras que en «The Plague On Both Your Houses» se dejan abrazar por el black metal con un estribillo peligrosamente contagioso. El titulo, que significa «No voy a tomar partido: ambos sois culpables y yo no tendré nada que ver con eso», hace referencia a la famosa frase de Romeo y Julieta. La canción tiene un ritmo rápido y una energía positiva, que contrasta con el mensaje de la letra.
«…In the Shadow of Deaf» es otro trallazo hardcore sin concesiones que contrasta brutalmente con la número nueve, «Welcome to the Next Level Above Human», una canción de metal industrial, con una influencia de bandas como Nine Inch Nails o Ministry. La pieza tiene un tono futurista y apocalíptico, y muestra la faceta más experimental de la banda.
Las hostilidades regresan con «It’s Not Us, It’s Them», otra canción corta, la más corta del álbum, que desemboca en «Hate Us Cos They Ain’t Us», que toma su título prestado de una escena de la película The Interview (2014) protagonizada por James Franco y Seth Rogen. Es una canción de hardcore con un toque de metalcore que posee un sonido potente y agresivo. Muy en esta misma onda tenemos «Keep My Seat Warm», y ya van 12 temas.
En «Burn Again» se dejan querer por el rap y los sonidos más urbanos, mientras que «Decades» es un tema netamente pop. La canción tiene un sonido electrónico y etéreo, y una letra que refleja un profundo conflicto emocional. Expresa una amalgama de sentimientos intensos que oscilan entre el amor y el odio.
«Reap What You Sow» te pilla con la guardia baja. Es otra canción corta, otra transición, hasta «Blue North», que es una canción de metal con un leve toque de black. Y casi por sorpresa llega «Holy Unblack», otra canción de hardcore con un leve toque, esta vez de math rock.
La recta final llega con «World Domination», la canción que da título al álbum, y una de las más largas y épicas del mismo. Aquí de nuevo se rebajan las revoluciones hasta niveles preocupantes, hasta convertirla en una agradable pieza de pop electrónico. Con la que le sigue, «Losing Faith», una pieza de corte acústico, la intensidad no se eleva. Y lo mismo sucede con la final «Tetragram». La verdad es que no sé qué pensar de esta tríada final, pues rompen por completo el ritmo, la energía y el buen rollo que desprenden las 17 que las preceden.
Un total de 20 temas en apenas 36 minutos de álbum. ¿Demasiados interludios? Sí, quizá sí, pero creo que no molestan para nada y no influyen en el estado de ánimo general del oyente. Las que sí que me sobran un poco, y aun así le casco un 9 a este trabajo, son algunas de las pistas más lentas, especialmente las tres últimas. No porque sean malas, sino porque contrastan demasiado con las canciones más rápidas y cortas del álbum. Pero claro, unas canciones tan diferentes al resto, incluidas en un álbum ideado por una banda con una paleta de colores musicales tan extensa como la suya…
A pesar de este detalle, World Domination es un testimonio del talento y la creatividad de Blood Command. A través de este álbum, la banda ha demostrado que no solo son capaces de mantener su esencia a lo largo de los años, sino que también están dispuestos a innovar y explorar nuevos territorios musicales.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.