Bloodshed Walhalla – Second Chapter

Aunque el nombre de Bloodshed Walhalla no ha sido demasiado nombrado por estas tierras, lo cierto es que los italianos bien merecen que se les preste atención, pues llevan más de diez años salpicando el viking metal con toques épicos, o el epic metal con toques vikingos, como cada cual prefiera, de la manera más cuidadosa posible, creando temas capaces de transportarnos a escenarios y ambientes fantásticos sin necesidad de recursos visuales. Y con su nuevo álbum lo han vuelto a hacer, aunque es menester avisar de que para darles una oportunidad hay que tener tiempo, pues es característico de la banda los temas cuya duración anda más cerca de los diez minutos que de los cinco, llegando a veces a superar los 25, como hicieran en “The Pact” o “For My God”. Este Second Chapter no iba a ser menos, y nos encontramos en solo cuatro cortes una hora y cuarto de disco. Así que, estando ya avisados, sólo queda sacar algo para picar y dejarse llevar.

La introducción de “Reaper (Baldr’s Dream)” nos mece antes de que la formación entre con toda su fuerza y más velocidad de la que han venido demostrando en sus anteriores publicaciones, llegando a acercarse a un black metal melódico. Antes de que nos demos cuenta, han dejado caer ciertos sonidos thrash e incluso han coqueteado con melodías más propias de bandas de prog rock, todo envuelto en arreglos sinfónicos que hacen que, pese a no saber hacia dónde estamos dando las curvas, disfrutemos del viaje. Un pequeño puente electroacústico nos permite tomar aire antes de que la banda nos vuelva a aplastar con toda su contundencia, acompañada por unos coros que casi nos hacen sentir la presencia de los fieles de Tyr o Vidar, antes de que el heavy más folklóricamente nórdico vuelva a tomar las riendas; por poco tiempo, pues rápidamente asoma de nuevo la faceta extrema que ya mostró la formación. Y a caballo entre el power, el viking, el black y cualquier tipo de metal que se le pueda pasar por la cabeza a los itálicos, entramos en el último tramo de esta prolongada y frenética apertura, en el que saltan de nuevo a primer plano los sonidos acústicos y el rumor del mar, coronados en un último momento por el ya conocido estribillo propio de una celebración posterior a un strandhögg.

“Hermòdr”, al igual que su predecesora, se presenta con una arrulladora intro, a la que sigue una energía rebosante de heavy sin dobleces. Con la voz protagonista interpretada de la forma más visceral posible, el ambiente se volvería demasiado oscuro si no fuera por los coros con los que conversa, encargados de dar un tono mucho más sinfónico. Durante la segunda mitad del tema se atreven de nuevo con aires progresivos, sin perder la personalidad desgarradora que transmite, hasta ir a para a un final casi teatral.

Con la misma grandilocuencia arranca “The Prey”, donde la batería entra como una apisonadora dispuesta a arrasar con todo. Ofreciendo momentos de relativa calma, los ritmos bamboleantes no pierden su lacerante energía hasta la segunda mitad, donde sí se permiten relajarse durante los minutos restantes.

Responsable de despedir el álbum llega “After the End”, ofreciendo un primer tramo serpenteante y casi tétrico, hasta que paulatinamente va empapándose de un carácter más beligerante, que no llega a explotar como en otras ocasiones pero pone un punto final cargado del sentimiento que la banda transmite en cada una de sus composiciones.

Como en todos sus trabajos, Bloodshed Walhalla, lejos de conformarse con ofrecernos canciones, se preocupan de crear microrrelatos con su propia atmósfera, cargados de personalidad y repletos de menciones a personajes de la mitología escandinava, cuidando mucho cada detalle y logrando unas grabaciones absolutamente convincentes. Indispensables para los amantes del género.

Puti Allin

Melómano empedernido desde la más tierna infancia (lo de tierna es un decir). Todo lo demás que haya que contar, lo contaré sin problema en presencia de mi camarero.