Impresionante… Una de las bandas más reverenciadas y reconocidas de la actualidad es Blue Öyster Cult debido a la proliferación constante de grupos de retro rock de todos los pelajes. Mucho deben Ghost, Graveyard, Horisont y demás al legado de la ostra azul, pero con lo que nadie contaba, creo, es que tras décadas de silencio discográfico al grupo le diera por entregar un trabajo de la calidad de The Symbol Remains.
Es más, no solo sientan cátedra ante los alumnos aventajados, sino que llevan su sonido varios pasos más allá y no se limitan a un disco que sea refrito del pasado más lo que se lleva ahora, intentando sonar a Ghost, ¡que sería lo fácil! Para nada. El grupo entrega una obra espectacular, variada, fresca y sorpresiva. Recordemos que esta gente empieza su andadura en 1972, por lo que ha llovido mucho… Y sí, la marca de BÖC se mantiene, permanece…
La clase con la que encaran “That Was Me” con Bloom a las voces es impresionante. Gran composición, enérgica y certera, de riff potente y dotada de un estribillo melódico bien conseguido aparte de un puente tan definido como atractivo. Mismos elementos para “Box in My Head” marcándose un inicio excepcional. Aquí sonido y producción brillan en sobremanera y en el segundo tramo de la canción hay un juego de coros replicando las líneas de Roeser que te atrapan y convencen. Transitan por el soft rock y lo hacen con galones. Pero lo mejor es que el ritmo y la calidad no cesan, e incluso incrementan en cortes venideros.
“Tainted Blood”, con Castellano a las voces, va para himno acercándose incluso a Magnum por la teatralidad de la composición, pero bueno, en el fondo todo lo que ofrecen es de cosecha propia. Quizá sí que el hecho de que hayan entrado en la escudería itálica y que se hayan servido de equipos especializados en el hard rock melódico les ha sentado especialmente bien. Palabras mayores en “Nightmare Epiphany” con muchos puentes tendidos al pasado. Aquí hay la forma de componer clásica, los juegos de coros y todo puesto al día en una de las mejores canciones del disco, sino la mejor. Ese piano incesante y esa composición magistral viste el tema de elegancia y melodía.
En “Edge of the World” hay dejes tremendamente Alice Cooper especialmente por la voz de Eric Bloom. Siempre han tenido una relación muy especial con los miembros veteranos del Alice Cooper Group, compañeros de viaje desde sus inicios. Gran estribillo, otra vez, y mucha musicalidad y clase interpretativa. Aquí el listón no baja y en “The Machine” hay una crítica al abuso del celular con un riff nacido de un popular tono telefónico. Y en “Train True” hacen saltar la banca con una especie de híbrido entre Jerry Lee Lewis y los Georgia Satellites. Una genialidad de rock n’ roll de raíces perfectamente adaptada al fatídico 2020… Magistral.
“The Return of St. Cecilia” es un acercamiento al hard rock de Deep Purple con una presencia absoluta del teclado de Castellano y una demostración rotunda de poderío por parte de la batería de Jules Radino y del bajo de Danny Miranda. Machacona, contundente e hímnica es “Stand and Fight” en la que muestran una cara más oscura y pesada. Más clásica resulta ese “Florida Man” con el riff acercándose un poquito al “(Don’t Fear) the Ripper”. Otra gran composición con todo el sabor clásico del grupo y la enésima demostración de que esta obra es escandalosamente buena. ¡Y qué bien canta Buck Dharma!
“The Alchemist” posee su propio videoclip y busca la épica de temas míticos como “Godzilla”, buscando el sonido más clásico y reconocible del combo de Long Island. Ese deje teatral les sienta espectacular y el solo de la canción es brillante. “Secret Road” mantiene el tipo con otro gran trabajo a las seis cuerdas a medio tiempo. Quizá el tramo final baja un poco el altísimo nivel a pesar de que “There’s a Crime” es ampliamente disfrutable y la final “Fight” vuelve a ser tremenda. Será por singles en esta obra… Un álbum redondo.
Candidato a disco del año. The Symbol Remains es una tremenda demostración de que las bandas clásicas todavía tienen cuerda y son capaces de sacarse de la chistera maravillas de este calado. Lo hicieron Judas Priest, lo ha hecho Kansas y ahora Blue Öyster Cult. Ahora que la escena empieza a reverenciarlos y que todo un movimiento como el retro rock les pone en el pedestal ellos van a la suya y hacen lo que les viene en gana. Su anterior disco en estudio fecha de 2001 (Curse of the Hidden Mirrors), fue un desastre comercial y les dejó claro que les tocaba girar y olvidarse del estudio. Han elegido el peor año del último siglo, pero han facturado una obra maestra.