Tras más de dos años de espera y tres aplazamientos por culpa de la Covid, el grupo de Justin Vernon desplegó su particular estilo musical en la presentación de su cuarto álbum, I,I (2019), ante 9.000 personas en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Ahora sí. En un Palau expectante tras tres aplazamientos pandémicos que precedieron al concierto y casi tres años después de la aparición de su última colección de canciones, Bon Iver ha podido hacer resonar su singular repertorio en el recinto olímpico barcelonés frente a 9.000 seguidores. Ha sido una noche con magia y misterio, llena de emotividad y sentimientos, que comenzó con media hora de retraso con los redobles de «Perth», mandando un mensaje trascendente de lo que venía por delante.
Bon Iver descargó un repertorio equilibrado y muy balanceado que cubrió sus cuatro discos. El de Wisconsin fue capaz de trasladar a un gran escenario la tensión y la carga de su música, un desafío en el que Justin Vernon fue capaz de crecerse, llevando las canciones a un estado más físico y mundano que el de sus discos, pero sin pervertirlas. Así fue este lunes en el Palau Sant Jordi en un concierto con visos de algo más que eso: experiencia sónica entre neones y sombras, con músicas portadoras de misterio que, a su manera, tocaron las fibras sensibles.
Así, una canción tras otra, Barcelona pudo revivir piezas como «Heavenly Father», «iMi», «Hey, Ma», «715 – Creeks», «Skinny Love», «Holocene» o «33 ‘GOD'»… Delicia sonora en un recital que era pura liturgia colectiva y que finalizó con «re:Stacks» y «Beth/Rest». Tras la última nota, uno se va con la sensación de estar saciado, de que no se dejaron nada en los tinteros con las dos horas de show (quizás «22 (OVER S∞∞N)»). De todos modos, Bon Iver desplegó su idiosincrasia y su manera de entender la música, asimétrica, individual y parte de un todo a la vez. Luz y sombra. Poniendo más énfasis en el camino que en la meta, Justin Vernon creó una atmósfera donde la dimensión colectiva y la individual se encontraron en el mismo camino.
Setlist Bon Iver:
iMi