Bourbon – Fuente Vieja

Lo que tengo ante mí es uno de esos retos musicales y personales que me he propuesto combatir. ¿Qué es lo que quiero expresar con esto? Pues que no tengo el oído educado en lo que a continuación voy a reseñar.

Siempre me ha costado enfrentarme a estilos musicales que supongan una atención exclusiva. Me explico. El rock progresivo nunca ha sido algo que haya despertado en mí un particular interés, nunca he sentido especial curiosidad en reconocidas y alabadas bandas como Pink Floyd, King Crimson, etc. Soy esa persona que cuando The Doors empezaban a desvariar en pasajes demasiados psicódelicos y psicotrópicos le costaba bien poco cambiar de canción o incluso de cd. Y en lo que se refiere a rock andaluz sólo me quedo con lo más sonado de Triana y Alameda, referentes en lo que a fusión de estilos y elaboradas composiciones se refiere. Además que estas dos últimas bandas me transportan a ciertos pasajes de mi tierna infancia, de ahí mi cariño.

Toda esta verborrea es para introducir el comentario al reciente trabajo que la banda andaluza Bourbon acaba de publicar. Para estos gaditanos Fuente Vieja (2018) es su tercer trabajo, durante los cuales han evolucionado desde un rock setentero en su primer trabajo Fango (2013), hasta llegar a éste último con un sonido más cercano al “progresivo” (permitidme la etiqueta al referirme a la utilización de las melodías y la ambientación), la psicodelia y el rock Andaluz. Todas éstas influencias ya se utilizaron de puente en su segundo trabajo Devastación (2015).

Para un profano en éstos sonidos la primera, o mejor dicho, segunda y tercera escucha del disco nos sirve para poder asimilar un trabajo lleno de excelentes composiciones que no pueden escucharse a la ligera. Es un trabajo muy bien producido y con un sonido en el cual los instrumentos y las voces fluyen atrapándote sin remedio. Recomiendo siempre utilizar auriculares para poder disfrutar por completo toda esta ambientación.

No esperéis composiciones tan directas y rockeras como en su primer disco, aquí se trata de otra cosa. La música fluye poco a poco, subiendo en intensidad como en “Si Veis la Luz, Corred”, tema que abre el disco, donde una voz susurrante, que en ocasiones me recuerda a Los Enemigos, aparece después de una introducción con aires indús, introduce un tema lleno de psicodelia. “El Sendero” es el segundo tema, más rockero, que continúa con la fórmula del anterior tema, en esta ocasión encuentro la voz demasiado tapada por los instrumentos, por lo que me cuesta entender la letra.

A partir del tercer tema “A Punto de Arder” comienzo a disfrutarlo mucho más, las influencias del rock andaluz se hacen más evidentes. Así como en “La Triste Realidad” en la cual podemos escuchar palmas al final de la canción.

“Fuente vieja” que da nombre al disco es un pasaje calmado que remonta a la mitad con el órgano que te envuelve creando una gran ambientación y unión con el resto de instrumentos.

A continuación la ya mencionada “La Triste Realidad” seguida por “Hacia el Sol” donde podría escuchar perfectamente a unos Triana (salvando la distancia de la voz del añorado Jesús de la Rosa).

Cerramos el disco con “Destierro” donde un magnífico bajo abre la canción, rompiendo la calma del tema anterior, uniéndose batería y una sugerente guitarra que va en aumento. El protagonismo del bajo en la base es muy evidente en el desarrollo de toda la canción. La voz en ocasiones queda algo apagada por la música, tal vez es la mayor pega que pueda encontrarle.

En definitiva, si buscáis algo que os anime a salir de fiesta este no es vuestro disco. Hago un alejado símil poniendo el ejemplo de Opeth. Con Damnation (2003) sacaron un discazo (mi favorito con los años) que sorprendió a tod@s, ya que no se trataba de algo que entrara a la primera y necesitaba una escucha pausada y atenta. Pues con éste Fuente Vieja ocurre prácticamente lo mismo. Aprovechad que ahora llega el otoño y sus cortos y en ocasiones lluviosos días, coged una copa de vino o una buena cervecita, apagad las luces y disfrutad lo que Bourbon nos ofrecen.

¡Salud y rock!

Abel Marín

Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.

Salud y Heavy Metal.