Si los discos de The Pineapple Thief ya son de por si pausados… imaginad las canciones que no tienen cabida en el proyecto y que le sirven al gran Bruce Soord para sus discos en solitario. Pues este es el panorama que nos presenta este gran gurú del progresivo emocional en la más pura tradición Steven Wilson. Recientemente estuvo el inglés presentando Luminescence en directo para una selecta minoría en la sala barcelonesa Wolf, y los pocos que allí estuvimos, disfrutamos de todas estas canciones y de su propuesta intimista en su tercer esfuerzo discográfico.
No es un disco par todos los públicos y eso se palpa ya desde la inicial “Dear Life”, con esa entrada triste repleta de silencios y pausas. Hay el espíritu de “las piñas robadas”, pero en tempos calmados y empapando todo en tristeza. Posiblemente sea el tema que quedará como fijo en su repertorio pues la belleza que consigue no está a la altura de muchos. “Lie Flat” tira más de loops y de sintetizador de apoyo, con unas guitarras muy a lo Pink Floyd, espacios abiertos y juegos de sonido de apoyo.
“Nestle In” posee unas sirenas de fondo, coros de apoyo y algo de programación acompañando una tonada triste y melancólica, reposada y certera en la que entras rápido y ves al maestro en todo su esplendor. “Olomuc” fija más los elementos acústicos con un gran Bruce en el bajo y con orquestaciones meritorias del cuarteto de cuerda. “So Simple” hace honor al nombre y consigue ese punto de placidez en modo karma. Soord acaricia el alma con la simplicidad de su voz y una acústica en un tema que es un suspiro de dos minutos, para recalar luego en “Never Ending Light” en la que vuelva la tecnología de apoyo. Es la canción más netamente ambiental y te pone en trance.
Si tengo que quedarme con un tema, este sería “Day of All Days” por la progresión del verso hacia puente y culminando en el estribillo. Hay todo el poso de las piñas y el puercoespín, y otra vez jugando con el “menos es más”, además de los silencios y las pausas. Las orquestaciones son rotundas y los arreglos la elevan en su sencillez. “Instant Flash of Light” ahonda en la vena intimista marcada con grandes resultados en los que brillan voz y acústica. El estilo marcado hace que el disco sea café para los muy cafeteros, por lo que, si te gusta Bruce, te va a encantar, pero, si no es santo de tu devoción… la cosa puede parecerte soporífera.
Hay un “Rushing” que juega con la programación quedando como interludio instrumental y poco más. “Stranded Here” nos devuelve la voz y vuelven los devaneos instrumentales de apoyo en los arreglos de cuerda. Otra gran canción que queda empalmada con “Read to Me”, que vuelva a caminar sobre el camino trazado sin demasiados aspavientos. Finaliza con una preciosa composición de título “Find Peace” que hace honor al nombre, con las escobillas y mucha calidad compositiva. Vuelve a elevar el listón y un poco te deja claro quién es Bruce Soord y el por qué ha llegado hasta el nivel en el que está.
Disco apto para los seguidores del líder de The Pineapple Thief y poco más. A los fans del progresivo emocional nos encantan estos discos en solitario capaces de mostrarnos las inquietudes artísticas que van mucho más allá de lo que se hace con las bandas madres. Lo que me gusta especialmente de Soord es que superó el pánico escénico y que, a pesar de ser todo un pope del estilo, puede desnudar su alma y ofrecerte material sobrante de enorme calidad. Si quieres algo más rompedor, espera al próximo disco de The Pineapple Thief.