El segundo LP de Brutus es una realidad, Nest se publicó hace unos días y aún sigo analizando, escucha tras escucha, lo que puedo decir de él intentando no errar en mi siempre propósito de la neutralidad.
Es un discazo.
A partir de esto, liberada mi mente de cargas, puedo detallar.
Brutus son un trío belga de post-hardcore que flirtean con pasión y originalidad con el post-metal. ¿Qué significa esto? La potencia y energía, los gritos agresivos y las melodías punzantes típicas del post-hardcore se funden en melodías complejas, atmósferas bellas bien construidas y momentos de voces limpias incluso sutiles. Este es el sabor de Brutus.
No os voy a engañar y afirmo rotundamente que el rasgo más increíble de la banda es Stefanie Mannaerts, vocalista y batería, en ambas facetas, inmensa. Su labor en las voces es enorme, tanto en las limpias y tranquilas como en su faceta más explosiva y chillona. Su voz le da a Brutus un plus de identidad bestial. Y en su faceta como batería de la banda, increíble cómo logra cantar así mientras sus pies golpean los bombos sin piedad. Stijn Vanhoegaerden y Peter Mulders, guitarrista y bajista respectivamente, logran despuntar a base de melodías post-metal de muchos quilates; su solvencia es exquisita. Curiosamente, el batería es el artista que pasa siempre más desapercibido en una banda, pero en el cado de Brutus es brillantemente resplandeciente.
En 2017 publicaron Burst tras varios EP’s que ya apuntaban maneras. Burst fue un debut increíble relleno de temas impecables, pegadizos, trabajados e originales. Burst gustó y mucho, y la banda salió disparada sin titubear hacia un futuro de éxito asegurado, logrando girar con bandas del caché de Thrice, Russian Circles o Chelsea Wolfe… casi nada. Regresan en 2019 con más ganas, más originalidad, más destreza, más experiencia.
El significado del concepto Nest es más o menos:
Desde sentirse invencible y estar juntos en el transcurso de nuestras vidas hasta el punto de perder todo lo que has creado. El álbum Nest es un reflejo de todo lo que vino a raíz de la elección que hemos tomado sobre nosotros mismos y nuestro entorno.
Importante saberlo para poder comprender el nivel de emotividad que el trío es capaz de dejar marcado en las melodías y las letras.
Nest es enorme y logran mejorar su álbum debut (primer paso hacía el éxito). 42 minutos de sublime post-todo. Un álbum diseñado para multiplicar el valor de Brutus, un valor al alza. Ya con “Fire”, el tema que abre el disco, sabes que vas a claudicar ante el sonido de los belgas. Poco a poco van destrozándote temas geniales como la punk “Django”, la dura “Cemetery” o “War”, uno de los puntos más calientes del disco, un tema ascendente y brillante, en el que unas calmadas melodías con voces limpias dan paso a la locura colecitva. Un temazo. Cada tema iguala en calidad al anterior, haciendo de todo el trabajo un recopilatorio de enormes canciones. El disco es envolvente, pesado pero ligero, y la banda da muestras de una disciplina poco común en este tipo de conjuntos.
Con Nest, la banda da un paso al frente, pasan de promesa a realidad. Merecido. Definitivamente este trabajo es superlativo.
Brutus están aquí para quedarse.