Buckcherry – Buckcherry: 25 años del disco que (casi) devuelve el rock a lo más alto

Recuerdo la irrupción de Buckcherry ese 1999 y el gran impacto que supuso el “Lit Up”, que literalmente los elevó a promesa absoluta. Desde Black Crowes que no se recordaba un ascenso tan meteórico en un grupo de sonido bastante inglés para ser una banda de California. Lo fueron especialmente en este disco debut, de portada icónica y que hizo que toda la escena hablase de ellos, especialmente del tatuadísimo líder del grupo Josh Todd. La discográfica Dreamworks y el ex guitarrista de Sex Pistols Steve Jones apostaron por ellos, pero para asegurar el tiro buscaron a uno de los productores del momento…

No repararon en gastos y Terry Date estuvo de productor, pero cuando uno escucha el disco se da cuenta que el secreto del grupo fue que no centraban su sonido en lo típicamente inglés e indagaban a la vez que eran muy permeables a las influencias americanas como podían ser el sleazy rock de Guns N’ Roses, el punk rock de Ramones o incluso el hardcore melódico de la era de grupos como Blink-182 o Green Day. La escena alternativa no les quedaba lejos al binomio formado por Josh Todd y Keith Nelson, para los que parecía que el cielo se les abría de par en par. El bueno de Jones estaba tan ilusionado con ellos que terminó grabando alguna guitarra para el disco.

El disco

Una de las más grandes maravillas de ese 1999 fue la irrupción de ese single soñado: “Lit Up”, una de esas piezas mágicas que cuando uno escucha le queda marcado para siempre. Es el tema más conocido del grupo, aunque no el más tocado. Los sutiles coros terminan por dar empaque a un corte que tira de riff y de estribillo atemporal. Josh y Nelson nos dieron su carta de presentación y el grupo parecía que podía llegar a ser muy grande. Otra de las que nos enamoraron en su día es “Lawless and Lulu”, con dejes muy Stones, Quireboys, pero con otros posos muy de cuervos negros. Inmensa línea vocal que conduce a otro estribillo pegadizo y festivo. Pocas piezas como esta te dan tanto juego de directo.

“For the Movies” fue de las más elogiadas en su día y era la balada del disco. Se les daba de maravilla deambular por esas tesituras pausadas, y con el tiempo, darían la campanada con “Sorry”. Pero este corte meloso de inicio y con tratamiento cercano al punk rock comercial de los 90 en las guitarras hace de todo ello algo original. Es una canción que queda entre dos aguas y no se decanta por la power ballad pues el estribillo suena a Blink-182. Otra de las que han quedado en los directos del grupo es la fabulosa “Dirty Mind”, tema sucio y cercano al punk rock en su concepción, especialmente en los versos. El estribillo vuelva a ser excelente y la producción de Date premia especialmente aquí la batería de Devon Glenn.

Esa misma línea decibélica, repleta de actitud y con dejes punk rockers es lo que vuelve a asomar en “Dead Again”, otra composición directa y pegadiza en un disco completo, variado y que realmente enamoraba. Aquí las guitarras de Keith Nelson vuelven a comandar la nave, y la personal voz de Josh le da el mojo que la canción demanda. “Check Your Head” fue single en su día y cumple bien el papel si bien, para un servidor, no es tan rotunda como las anteriores. Balada-medio tiempo evocadora en la que la guitarra y la voz se van turnando el protagonismo y que cumple bien su papel, a pesar de que tiene un deje marcadamente alternativo, muy de 1999. Supieron jugar a ser clásicos y modernos con mucha clase.

“Crushed” entra en terrenos más sleazy y la onda de Guns N’ Roses está presente por mucho que Todd le imprima ese toque tan personal que posee su voz. Divertida, vacilona además de lograda. A partir de “Related” el grupo cumple sobradamente y marca estilo y credenciales, pero ya no estamos ante la brillantez inicial. Tema melódico con la guitarra de Nelson que le acerca a Hanoi Rocks. “Get Back” es absolutamente melódica e hímnica, con el marcado bajo de Jonathan «J.B.» Brightman y un feeling muy positivista. Es el tema que suena a Terrorvision y que más se aleja de lo que es el disco en sí, pero exploraban con fundamento y con muchas ganas.

“Borderline” es una canción destinada a que se luzca su vocalista, aunque no termina de despegar y está más dedicada a completar el disco que a otra cosa. Tema comedido y de corte comercialillo volviendo a terrenos mucho más ingleses que americanos, a pesar de que en el estribillo volvemos a cruzar el Atlántico para abrazar las sonoridades californianas de la época en que se grabó. “Baby” es otra muesca más en el compacto con buenas sensaciones, siendo lo más oscuro de la obra. Tema muy de antro humeante y marcando el blues. Echa el pestillo “Drink the Water” marcando riff y tirando de electricidad con grandes maneras, pero poco más.

Veredicto

El grupo subió como la espuma hasta el punto de que fueron invitados a participar en el Woodstock de ese año y de que Lenny Kravitz los elegiría de teloneros de su gira. Parecía que se iban a comer el mundo, pero las cosas no salieron como se esperaba. Buscaron un guitarrista de apoyo para la gira y su siguiente Time Bomb no cumplió las expectativas y terminaron con el grupo separado a pesar de que volverían por todo lo alto. A diferencia de Jet o The Darkness, los de Todd pudieron mantener una carrera constante y muy notable por mucho que en estos últimos tiempos parece que la garganta de Josh no está muy en condiciones…

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.