Las brujas suizas llevan ya unos años dándonos grandes alegrías tanto en directo como en estudio y tienen decidido alargar su gran momento con esta nueva entrega que lleva por título Dance with the Devil. Su música es tan directa y netamente heavy metal y parece grabada e inspirada varias décadas atrás. Un poco de la NWOBHM, muchos guiños a bandas féminas, letras que coquetean con el diablo y el ocultismo y siempre bien armadas con un buen puñado de singles. Si esperas melodías y accesibilidad mejor que escuches otra cosita, esto es auténtico y diabólico. Por otro lado, cabe resaltar el hecho de que se hayan repuesto a la sustitución de su inmensa vocalista anterior y que Laura Guldemond encaje a la perfección en este combo tan rodado. Aunque también os digo que esta tercera entrega es quizá demasiado previsible.
Tras la intro oscura de rigor hay una declaración de intenciones que lleva por nombre “Lucid Nightmare”. Aquí hay doble bombo, oscuridad, agudos y sensación de aquelarre sónico. Los solos de Romana Kalkuhlse basan en subidas y bajadas de escalas y la base rítmica apuntala un riff muy básico de la escuela Accept. Heavy metal de toda la vida… Conocíamos ya el single “Wings of Steel”, ya reseñado en su día, por lo que no me extenderé. Es para un servidor el mejor tema que han compuesto y el perfecto equilibrio entre potencia y melodía, con estribillo estelar. Otra de las grandes sorpresas es la pieza final “Battle Hymn” en la que han contado con Ross the Boss y el siempre genial Michael Lepond, ambos en el proyecto Ross the Boss. Magnífica versión que huye de las recurrentes y obvias y te recuerda que Manowar en su día hicieron magia verdadera. ¡Por favor, tóquenla en directo!
Agudos y sonidos inequívocamente analógicos para apoyar el tema que da nombre a esta obra. La producción corre a cargo de V.O. Pulver y del señor Schmier de Destruction. Atención a la inclusión de guitarras dobladas jugando con escalas. Se bajan revoluciones en “Six Feet Underground” en la que puedes apreciar que echaron el ancla en el heavy metal de principios de los 80. Las reminiscencias a Dio, Accept y Judas Priest son evidentes, pero también hay indagación anterior. Algún solo puede recordarte a esos momentos atmosféricos de los Scorpions de la etapa con Uli Jon Roth incluso. Personalmente me ha enamorado una pieza sencilla y a balada como es “Black Magic”, cargada de sentimiento y con mucho regusto a Warlock. Los juegos de coros y las voces dobladas elevan la composición y la cosa pinta a nuevo clásico. En “Sea of Lies” hay una pieza agresiva y pesada que incluye voces guturales y con unos detalles de guitarra y estructuras muy pensadas. Es uno de los grandes temas del disco.
El balance de temas cae un poco en la linealidad, aunque si te va el estilo es imposible que te aburras con piezas tan certeras y completas como “The Sisters of Fate” y ese riff tan inequívocamente Judas Priest. El grupo ha dado un paso adelante en cuanto a solos de guitarras. Los juegos con twin guitars y el tirar de escalas hacen que todo sea más melódico y a la vez técnico. Sonia y Romana son tan protagonistas como Laura a las voces. “Necronomicon” cumple bien, pero peca de ser previsible aun siendo oscura y profunda. Contrasta con la liviana “The Final Fight” que es un interesante acercamiento al power metal. Velocidad, solos coreables, coros y todo sin caer en el doble bombo de una espectacular Lala a la batería. “Threefold Return” repite ideas ya mostradas como las voces guturales, pero es original de estructura. Me ha llegado a recordar a Slough Feg por momentos, y ojo, que es un camino interesante de evolución para un grupo con un gran futuro, pero con la obvia posibilidad que caigan en el sota-caballo-rey.
Otro paso a delante de las brujas suizas ya plenamente repuestas de la salida de Seraina Telli. Creo que el disco cumple especialmente por dos o tres temas que van a quedar seguro en sus futuros sets, pero me he divertido y he salido más convencido escuchando sus dos anteriores obras. Quizá ya sea una banda algo previsible, pero sigue siendo un placer escucharlas y asistir a sus conciertos. Indudablemente este grupo está destinado a seguir creciendo y hay detalles que no son inamovibles. Más oscuridad, guitarras más melódicas y dobladas e incluso juegos de estructuras. Sinceramente, esta obra gana con las escuchas y cuando entras de lleno ves que hay mucho más en el disco que la primera sensación que te puede dar.