Desde que Beto Lagarda me propusiese elegir un tema de Amorphis para esta sección, os juro que me he estado devanando lo sesos día tras día intentado buscar qué canción elegir para dicha enmienda. ¿»Black Winter Day»? ¿»My Kantele»? ¿»Alone»? ¿»Divinity»? ¿»Karelia / The Gathering»? ¿O darme un toque super trve y elegir una del Privilege of Evil y decir que después se vendieron? Difícil tarea viniendo de una de las mejores bandas, por no decir la mejor, que ha parido Finlandia, y eso que únicamente me puedo basar en la primera y segunda etapa de ellos, la de Koivussari/Koskinen, cazurradas personales mías que desde hace tiempo se que debo arreglar sí o sí.
A estas alturas de la vida no me voy a extender sobre la trayectoria de esta conocida banda pero si que voy a aprovechar para hacer un poco de yoismo y meteros un poco de ladrillaco en forma de batallita sobre mi primera relación amorosa-sexual con Amorphis: fue exactamente en el verano del 94 cuando un buen amigo me pasó una cinta de cassette con varios temas grabados de la radio (quizás de Emisión pirata o La taverna del llop), y uno de ellos era «Black Winter Day» de unos tales Amorphis, banda que aun sabiendo quienes eran ligeramente porque venían en el primer número de la revista Grind Zone (que todavía conservo) nunca los había escuchado. El tema en cuestión me fascinó y entre ese amigo yo lo titulamos como «Isabella» en la carátula de la cinta, vete tú a saber si TDK o Maxell, ya que no sabíamos el título (¡toma ya!). A las pocas semanas cayeron en mis manos casi a la vez sus dos primeros trabajos, The Karelian Isthmus (1992) y Tales From the Thousand Lakes (1994), donde venía ese «Isabella», y a partir de ahí el flechazo que sentí por la banda finesa fue brutal. Eso era pasión y lo demás tonterías.
El tema que finalmente he elegido para esta sección creo que resume perfectamente el sonido de Amorphis y justifica ese cambio de registro que «sufrió» la banda en aquel momento con su nueva formación, y es que hasta tres nuevos nombres entraron a formar parte de Amorphis para grabar el enorme Elegy (1996): Pasi Koskinen como vocalista, Kim Rantala como teclista y Pekka Kasari a la batería. Esos tres músicos se unirían a Esa Holopainen (guitarra), Olli-Pekka Laine (bajo) y Tomi Koivussari (guitarra y voz). Amorphis han sido una de las bandas más influyentes de los 90, fueron de los primeros en cambiar el modelo del metal extremo y el lanzamiento de Elegy fue un paso agigantado hacia una evolución que ya se observaba entre sus dos primeros lanzamientos. Olli-Pekka Laine ya lo dijo en esta misma web:
“Creo que todos los miembros de la banda nos hartamos del death metal incluso antes de que la escena de Gotemburgo empezara a ser conocida.”
Lo más llamativo de este nuevo lanzamiento sería la inclusión de un segundo vocalista, que justo después de grabar Elegy se convertiría en principal y único. La entrada de Koskinen fue clave e importantísima en la restauración del sonido de la banda. Aunque amo sus dos primeros trabajos siempre pensé que el tratamiento vocal de Amorphis no era precisamente lo mejor de la banda.
«Against Widows» es el segundo corte de Elegy y como todo el disco, está basado en el Kalevala, una antología de poemas y canciones tradicionales que se transmitieron de padres a hijos a lo largo de generaciones y tratan principalmente de las aventuras de los dioses antiguos, fuente de inspiración en muchas letras de Amorphis. Un golpe de batería da la bienvenida a unas alegres guitarras con un toque muy folk, tan alegres que es imposible quedarse parado al escucharlas, más aún cuando la sección rítmica se acelera con la entrada del growl de Koivussari. Como curiosidad comentar que esa melodía tan adictiva y «bailarina» pertenece a una humppa, que es un tipo de música originaria de Finlandia, muy popular en los años 50 y que mezclaba jazz, polka, vals… Conjuntamente con la primera estrofa los punteos de Holopainen nos van a acompañar en casi todo el tema, son de esos punteos que se te quedan en la cabeza por muy en segundo plano que puedan parecer estar. Cuando entra en las voces limpias de Koskinen con «Softer the side of a grove / Than a widow’s beside is» el corte se convierte en más épico, apoyado por Rantala, que aunque únicamente grabó este disco dejó mucha huella en él con su teclado y su acordeón, dándole ese toque folklórico que tan bien le sentó a Elegy. La guitarra de Holopanien vuelve a cobrar protagonismo y hace de puente a Koskinen, que está vez, y demostrando mejores matices vocales que Koivussari, se acerca a una voz más rasgada y bronca. Después, justo en el 2:23 viene una de las partes que más me gustan del tema: sección rítmica, teclados y solos de guitarra se conjuran para una erupción sonora que bebe mucho del hard rock, la psicodelia y el prog de los 70. Otro momento marca de la casa de Amorphis que nos guía hasta la parte final del disco, primero con Koskinen y después repitiendo esa parte acelerada del hummpa del inicio. Temarraco.
«Against Widows» es una pieza repleta de fuerza, muy directa, con muchas variaciones en su corta duración, que la convierten en unas de mi preferidas, además, después de más de 20 años sigue siendo uno de los temas que más veces han tocado en directo conjuntamente con «My Kantele», «Black Winter Day», «House of Sleep» o «Silver Bride».
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.