Leftoverture (1976) es el título del álbum que alberga nuestra canción perfecta de hoy “Carry On Wayward Son”, cuarto en la discografía de Kansas. En él se tiraba de “descartes” de trabajos anteriores, piezas e ideas que habían quedado relegadas al olvido por motivos diversos. Elección un tanto extraña teniendo en cuenta que el productor de Kansas de aquella época, Don Kirschner, había amenazado con sacarlos de la discográfica si no conseguían un buen resultado comercial con su nuevo álbum, ya que el anterior, Masque (1975), no había funcionado como esperaban. Sin embargo, un nuevo tema fue incluido en el último minuto, “Carry On Wayward Son”, evitando de esta manera convertirse en un nuevo “descarte”. Debido a la estresante situación de presión que atravesaban, el vocalista y compositor habitual de la banda, Steve Walsh, se vio sobrepasado y delegó prácticamente todas sus funciones compositivas en el guitarrista Kerry Livgren, a quién le debemos la autoría del tema que nos ocupa, el cual pasamos a analizar.
La canción
¿Cómo podríamos definir exactamente “Carry On Wayward Son”? ¿Como una balada, un medio tiempo, un tema cañero? ¿Será que contiene todos estos elementos en una buena proporción? Yo pienso que sí y de ahí su genialidad. Lo mismo sucede con el peso vocal e instrumental, que conviven en perfecta armonía durante todo el tema, alternándose protagonismo sin hacerse sombra. Un ensamblaje curioso el de “Carry On Wayward Son”, ya que podemos identificar las estructuras clásicas de toda canción, pero no en el orden ni en la frecuencia acostumbrada. Vamos a ello.
De forma un tanto inusual, “Carry On Wayward Son” comienza con su estribillo cantado coralmente a cappella por el vocalista de la banda, Steve Walsh, y el violinista, Robby Steinhardt. Parece que esta fórmula funcionó muy bien a nivel radiofónico, ya que en aquel entonces los locutores no solían sobreponer sus voces al inicio de los temas para presentarlos y ésta fue una manera muy práctica de hacerlo por sí mismo.
Si lo lógico hubiera sido pensar que acto seguido entraría la primera estrofa, aquí ya aparece un aspecto diferencial, pues el protagonismo lo asume un tramo instrumental que pasa a ser uno de los rasgos distintivos e identificables a lo largo y ancho del tema y por el que la mayoría de la gente lo recuerda. Dicho tramo se divide en dos líneas, una primera más animada en que el riff de guitarra/bajo y el órgano parecen interpelarse, más una segunda mucho más relajada, patrón que se repite de nuevo, pero al que se le añaden más instrumentos.
Se inicia la primera estrofa de una manera suave, tan solo voz y piano poniéndonos en situación, sumándose al poco bajo y batería, para desembocar de nuevo en el estribillo, el mismo que escuchamos al principio a cappella, pero ahora ya acompañado de instrumentación. Como ya estamos viendo, Kansas gusta de utilizar los recursos ya desplegados, enriqueciéndolos con nuevos instrumentos para darles mayor dimensión.
Regresamos al tramo instrumental anterior, aunque esta vez queda reducido a tan solo la línea de guitarra/bajo vs órgano (instrumento este último interpretado por el mismísimo vocalista) para dar paso rápidamente a la segunda estrofa, que se desarrolla a semejanza de la primera y enlazando directamente con el estribillo por tercera vez. Nos encontramos ya a mitad del tema, y es llegado este punto donde aparece una nueva sorpresa, un puente instrumental muy animado en el que se intercala un solo de órgano, seguido de uno de guitarra, tras lo cual volvemos al fraseo inicial guitarra/bajo vs órgano, culminando con un tramo cantado en tonos más agudos que lo escuchado hasta el momento.
Volvemos a encontrar un punto de originalidad en el cierre de la historia, ya que tras la cuarta repetición del estribillo (esta vez finalizado por un no more en un tono más alto) aparece un solo de guitarra interrumpido de nuevo por un breve no more cantado entre la primera y segunda parte del mismo. Curioso broche final en modo instrumental que nos deja de nuevo con la sensación de que algo intenso ha sucedido en los últimos cinco minutos y veinte cuatro segundos que ha durado el tema en cuestión.
La letra
Pongamos de nuevo el foco de atención sobre su compositor, Kerry Livgren, quién afirmó en su día que este tema era autobiográfico. Se barajan dos hipótesis sobre el significado de la letra, que en absoluto son incompatibles entre ellas, sino que más bien se pueden interpretar de forma complementaria al converger en el momento vital en el que Livgren se encontraba en aquel entonces. Por un lado, Kansas llevaba una trayectoria más que satisfactoria, tres discos en el mercado, con justo un bajón comercial en el trabajo anterior, Masque. Ese miedo a perder esa notoriedad es el motor que pudo originar un estribillo que funciona a modo de mensaje de autoayuda. Livgren se da ánimos a sí mismo, siendo él el Wayward Son -el hijo rebelde- al cual le insta a continuar perseverando, para conseguir la paz y así poder descansar y dejar de llorar. Una segunda interpretación pasa por darle una dimensión mucho más espiritual a la letra. Livgren decía estar en constante búsqueda en términos espirituales y así nos lo hace saber durante toda la letra.
«Carry on, my wayward son
There’ll be peace when you are done
Lay your weary head to rest
Don’t you cry no more.»
La primera estrofa vendría a reforzar la idea del éxito conseguido hasta el momento y el miedo al fracaso una vez llegado tan arriba. Se dice que esta estrofa es el enlace entre el último tema de Masque, “The Pinnacle” y este primero de Leftoverture, “Carry On Wayward Son”. El punto de partida es el mismo; mientras que en el primero el protagonista se eleva por encima del estruendo («Above the din I rose»), en el segundo vuelve a mencionar el hecho de elevarse por encima del ruido y la confusión («Once I rose above the noise and confusion»). El protagonista arremete contra sí mismo, puede ver, pero es ciego, puede pensar, pero no con cordura, mientras unas voces le animan a continuar para adelante en sus sueños. De nuevo la dimensión más espiritual encajaría a la perfección, esa constante búsqueda, el tener una visión sobre las cosas, pero no tener la seguridad de estar en lo cierto, por lo que toca seguir dándose ánimos y continuar, tal y como lo sugieren las voces a través del estribillo posterior.
«Once I rose above the noise and confusion
Just to get a glimpse beyond this illusion
I was soaring ever higher
But I flew too high
Though my eyes could see, I still was a blind man
Though my mind could think, I still was a mad man
I hear the voices when I’m dreaming
I can hear them say.»
La segunda estrofa nos presenta a un protagonista impostor que se escuda en máscaras y farsas y que intenta venderse como un hombre sabio aun sin serlo. Éste se encuentra navegando a la deriva en un mar de emociones, como un barco en un océano, intentando poner rumbo hacia la fortuna y de nuevo unas voces le animan a continuar, enlazando con el estribillo.
«Masquerading as a man with a reason
My charade is the event of the season
And if I claim to be a wise man, well
It surely means that I don’t know
On a stormy sea of moving emotion
Tossed about, I’m like a ship on the ocean
I set a course for winds of fortune
But I hear the voices say.»
Y llegamos al puente de la canción y a la conclusión de la historia.
«Carry on, you will always remember
Carry on, nothing equals the splendor
Now your life’s no longer empty
Surely heaven waits for you.»
Un vocabulario muy místico es utilizado durante todo este párrafo: siempre recordarás que no hay nada como el esplendor, el que hace que tu vida deje de estar vacía y te reserva un lugar en el cielo. Por fin nuestro protagonista parece haber encontrado las respuestas que tanto buscaba.
A modo de anécdota cabe comentar que Livgren, tras años de búsqueda espiritual, acabó convirtiéndose al evangelismo.
Veredicto
“Carry On Wayward Son” es la canción que catapultó a Kansas al éxito gracias a un equilibrio entre su estilo progresivo y a la vez su gancho comercial, de eso no hay duda. Con este tema descubrieron una fórmula ganadora que les valió algún que otro éxito, siendo el más conocido de su carrera “Dust in the Wind”, aparecido en su siguiente álbum, Point of Know Return (1977), ideado asimismo por Kerry Livgren, músico que aun sin tratarse del compositor habitual de la banda, consiguió firmar dos de los temas más icónicos de Kansas, ahí es nada.
“Carry On Wayward Son” muestra muchos elementos que lo hacen simplemente irresistible, unas melodías tanto a nivel instrumental como vocal que perduran en el tiempo y en la memoria y unos músicos que buscan el equilibrio y repartición de protagonismo en todo momento. Sin duda podemos considerarlo un tema perfecto pues es capaz de condensar en un breve espacio de tiempo patrones asimilables, pero en continuo juego y alternancia, sorprendiendo y agradando a partes iguales al oyente como resultado final.
Son muchos los artistas que se han sentido fascinados por “Carry On Wayward Son”, por lo que pueden encontrarse muchísimas versiones entre las que destacan las de Yngwie J. Malmsteen, Dream Theater, Stryper o Steve‘n’Seagulls, por citar unas cuantas.
Kansas sigue en activo en la actualidad, tras años de actividad intermitente y múltiples cambios en su formación. Quizá perdieron por el camino ese punto de originalidad que los caracterizaba, pero siguen facturando muy buena música a la que merece prestar la debida atención.
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!