Canciones perfectas: «Du Hast» de Rammstein

Du-Du-Hast-Du-Hast-Mich”. Nunca hemos entendido el alemán ni tampoco sabemos pronunciarlo, pero he aquí la magia de la dureza del acento alemán unido a un riff pétreo y monolítico: magia pura. El “Du Hast” es comparable a lo que supuso escuchar por vez primera el “Chop Suey!” de System of a Down, el “Pursuit of the Vikings” de Amon Amarth, el “Walk” de Pantera, el “Primo Victoria” de Sabaton o el “Killing in the Name” de Rage Against the Machine. Sabes en la primera escucha que el grupo llegará alto y que hay una pequeña revolución pues la canción es tan impactante como directa.

Pero con Rammstein la revolución es mayor y encierra muchos más secretos que se irán desvelando a medida que el grupo crezca. Especialmente destaca el que son unos provocadores absolutos, unos pirómanos de escenario y que no se toman muy en serio a ellos mismos. Toda provocación que lancen dará para que fans, prensa y cualquier atontado que vea nazis, diablos y perversión de juventud caiga en la trampa de los alemanes. Y a ellos no les preocupa ni lo más mínimo lo que se escribe o se piense sobre Rammstein. Todavía se siguen riendo de todo lo que se ha llegado a escribir sobre ellos. Y eso empezó en 1997, concretamente con “Du Hast”.

El videoclip

Más que entrar en lo instrumental en las letras o en la trascendencia de ventas hay que basarse directamente en el videoclip de esta canción pues es donde reside el secreto del cine: cuando música e imágenes se dan la mano para crear esos grandes momentos cinematográficos. Lo realmente sorprendente es que no estamos ante una película, estamos ante un videoclip.

Es impactante el nivel casi cinematográfico que gastaba el grupo ya en su segundo disco y en 1997. Icónico videoclip promocional en el que hay un homenaje al Reservoir Dogs de Quentin Tarantino. En el inicio a sintetizador hay varias imágenes que salpican la pantalla a modo de elementos premonitorios del drama final (pintalabios por el suelo, fuego…) para mostrarnos a nuestro héroe (Christoph Schneider) que llega a una reunión con un grupo mafioso en coche, junto a su pareja. La llegada del coche con ese espacio abierto y el cobertizo de fondo es casi de un cuadro pictórico (un poco El mundo de Cristina de Andrew Wyeth. Como el mismo y genial cuadro, todo lo que ves no es lo que parece).

Luego aparece el clan mafioso cantando, ataviados ellos con máscaras, y el protagonista de la historia armándose con pistola en el auto a la vez que se despide de su preocupada esposa-pareja, que le esperará paciente en el coche. Juegan con la intro inquietante y las letras y hacen coincidir el potentísimo estribillo justo cuando los cinco integrantes de la banda revelan sus caras y el citado individuo cambia el miedo por la sonrisa de felicidad, la cordialidad y la confianza: los enmascarados son amigos.

Obviamente, ahora tenemos a los cinco músicos de Rammstein en el cobertizo celebrando el encuentro con alcohol mientras a la paciente esposa-amante-compañera le pasa el tiempo poco a poco, y ansiosa, vemos como ha llegado a abandonar el coche para que le dé el aire, mientras mira preocupada ese cobertizo con el sol poniéndose. Hay una luz muy especial y una preciosa fotografía, otros de los logros del vídeo.

Mientras tanto en el cobertizo Till Lindemann aprovecha ese inmortal verso de “Du Hast” para mostrarnos como está torturando a alguien. Es una cámara subjetiva y el efecto del golpe es realmente impresionante. Veremos las caras del grupo sucediéndose como si estuviesen en un macabro interrogatorio y en el que se decidieran a quemar al individuo, al que, como podemos ver en las imágenes, lo drogan antes.

Vuelven a jugar con el impactante estribillo y la música para hacerlo coincidir con la quema del desdichado y nos muestran a la chica aterrada, tapándose los ojos al ver que el fuego hace su aparición en escena. Teme lo peor. El fuego aparece y el combo contempla al hombre ardiendo. No es casualidad que hayan escogido el fuego para este ambicioso videoclip, es una presentación en sociedad del juguete favorito de Rammstein.

El dramático final muestra al clan andando chulesco con la chica buscando con la vista a su acompañante. Pronto le ve contrastando su camisa blanca con los trajes negros taratinescos de sus macabros amigos. Él la mira como perdonándole la vida, aparta la vista y sigue andando con el grupo. Echa una ojeada al reloj y el coche estalla (posiblemente con la chica dentro). Los seis avanzan hacia la cámara y el fuego queda de fondo: es la mejor presentación posible de lo que es el grupo.

Hay unos juegos simbólicos cinematográficos que que pasaron desapercibidos en su día, pero, que vistos con la perspectiva actual, asombran. Rammstein hizo este video y esta canción como carta de presentación en sociedad. La camisa blanca de Christoph Schneider contrastando con los atuendos negros indica algo diferente, como que no son un grupo más, y el sacrificio de la chica que ama a su acompañante es como que les trae sin cuidado toda opinión, positiva o negativa, sobre lo que hacen o vayan a hacer.

Es todo magistral va mucho más allá de lo musical: es cine pensado, estudiado y apostando un gran presupuesto. A partir de entonces los videoclips impactantes, la provocación y el fuego serán sus firmes apuestas y en ello no tendrán rival. Se han ido superando videoclip a videoclip hasta llegar a la cima de todos: “Deutschand”. Allí podríamos estar horas escribiendo pues es una autentica maravilla del séptimo arte.

La letra

Provocación, dobles sentidos y la profundidad aparente de un charco, si es que te quedas en la superficie. Rammstein no buscan ser poetas y las letras son más un mal necesario para que casen con su impactante música. Una vez tienen los versos, puente y estribillo intentan jugar con su idioma materno e incluso al traducirlo en el libreto del disco cambian el sentido de las palabras. Un laberinto que hace difícil lo que era aparentemente tosco y sencillo. Juegan con las barreras semánticas y lo hacen como nadie lo había hecho hasta el momento.

En la letra “Du Hast” hay la pronunciación de unos votos matrimoniales en germano y algo tan simple como las dos primeras palabras “Du Hast” ya puede interpretarse de tres maneras diferentes: “Tú has. Tú me odias. Tú me tienes”. Es como si fueran unos votos matrimoniales, lo que no queda claro es si serían sobre un casamiento o si eso fueran un rito iniciático para entrar en un grupo mafioso. Gana peso lo del matrimonio en la siguiente frase que dice: “Me has preguntado y yo no te he dicho nada”. Luego entra la provocación 100% Rammstein y en vez de que “hasta que la muerte nos separe” dice “¿quieres hasta la muerte de la vagina?”.

Aquí os dejamos con la traducción que pusieron en inglés, que tiene sutiles variaciones respecto a la alemana:

«Tú
Tú odias
Tú me odias


Tú odias
Tú me odias
Tú me preguntaste
Tú me preguntaste
Y yo no dije nada

Quieres serle fiel por todos los días
Hasta que la muerte los separe

¡Nunca!

Quieres amarla aún en los peores días
Hasta que la muerte los separe.»

Veredicto

En directo el “Du Hast” suele ser la canción que más fuego y acción gasta. Es normal, ellos son conscientes de lo que simboliza pues para ellos con esta canción todo dio un vuelco total. La canción es absolutamente maravillosa por mucho que pise y tome prestados los esfuerzos de Ooomph!, Die Krupps y de los eslovenos Laibach. El mundo nunca había escuchado algo así y era el principio de una revolución que les llevaría hasta lo más alto.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.