En los dos últimos días me he visto dos documentales, uno de ellos con dos partes, de la que quizá es la banda más grande y creativa de la música moderna, Queen. El segundo de ellos se centraba en la figura del que, este sí, es el más grande, Freddie Mercury.
En ambos documentales hablaban del grupo y del cantante, y su visionado ha servido para ratificar lo enormes que fueron. ¿Evolución? El término se queda corto para lo que hicieron los ingleses. Pasaban del rock duro al pop más bailable en un abrir y cerrar de ojos, de la ópera al progresivo… Queen es (era), simplemente, Queen.
«Innuendo» es el primer tema del disco homónimo, y la despedida de Mercury al mundo (aunque con el ya finito saliese «Made in Heaven»). Aunque va firmado por toda la banda, su autoría se atribuye al propio Freddie y a Roger Taylor, pero sinceramente, da lo mismo quien la escribiese, lo importante es que vio la luz.
Siempre he sentido que nuestra protagonista es la hija de la más grande canción de todos los tiempos, «Bohemian Rhapsody». Lo es por estructura, por ser un rompecabezas de todos los elementos que han caracterizado al grupo en todas sus etapas, incluso añadiendo un solo de guitarra flamenca ejecutado por Steve Howe (Yes). Pasamos de la luz a la oscuridad, de la alegría a la tristeza. Pasamos por la vida, sintiéndola en todo nuestro cuerpo.
Innuendo (1991), el disco es, como ya hemos mencionado, el canto de cisne de Mercury al mundo. Su salud ya estaba más que maltrecha (moriría apenas 10 meses después del lanzamiento del álbum). Si las despedidas tienen que ser bonitas, la de Freddie fue insuperable.
La música
Creo que la mejor definición ya la he dado anteriormente. «Innuendo» es la hija de «Bohemian Rhapsody», y con eso debería estar todo dicho.
El redoble inicial con el «1 2 3 4» es tremendo, y el paso a las primeras estrofas, pesadas y cargadas, llenas de rabia y tristeza, es absolutamente descomunal. Mercury estaba en las últimas y, sin embargo, aquí canta como nunca o como siempre.
Los adornos de guitarra de May, más allá de riffs y melodías son estratosféricos, creando una atmósfera muy pocas veces igualada.
Llegamos así al interludio casi sin electricidad y los «cu cú» de Mercury, justo antes de uno de los pasajes más emblemáticos del tema, el disco y el grupo. Y, curiosamente, no está ejecutado por ninguno de los cuatro componentes. Sí, me refiero al solo flamenco de Howe.
Pero si eso ya es sublime, el nuevo pasaje, mucho más celestial, lleno de nubes blancas de verano es precioso, al igual que el solo (esta vez de May, sí) tan reconocible.
Pero, como en la vida, volvemos a caer a esos pasajes oscuros llenos de lamentos, a pesar de que la letra va en otra dirección. Oscuro, sí, pero la luz siempre gana, y «Whatever will be, will be», el sol sale, el cielo es de un azul claro, y un fade pone punto y final a una canción auténticamente perfecta.
La letra
La letra se atribuye a Taylor, pero si me hubiesen hecho apostar, mi dinero hubiese ido a ese Mercury moribundo, en la etapa final de su vida. En el que apenas se podía levantar y, aún así, sacaba fuerzas para cantar un disco enorme.
Si leer nada acerca de lo que trata, a mi me transmite la voluntad de seguir adelante siempre, pase lo que pase. «We’ll keep on tryin’» se repite en el estribillo una y otra vez, y es que en eso consiste la vida, en seguir, a pesar de los corazones rotos, las lágrimas vertidas o el miedo en el pecho. Seguir intentándolo.
«Innuendo» es también un grito de rabia ante el mundo, ante la sociedad que vivimos. Si ya era así a principios de los 90, 30 años después sigue igual de vigente. Racismo, odio, ego… todo eso viene perfectamente reflejado en la segunda estrofa. Pero siempre hay esperanza, incluso para corazones sensibles, rotos y heridos como el que escribe. Puedes ser lo que quieras, puedes ser libre, puedes volar… Mercury lo sabía bien, y su amigo lo plasmó a las maravillas.
«While the sun hangs in the sky and the desert has sand
While the waves crash in the sea and meet the land While there’s a wind and the stars and the rainbow ‘Til the mountains crumble into the plainOh, yes, we’ll keep on tryin’
Tread that fine line Oh, we’ll keep on tryin’, yeah Just passing our timeWhile we live according to race, colour or creed
While we rule by blind madness and pure greed Our lives dictated by tradition, superstition, false religion Through the aeons, and on and onOh, yes, we’ll keep on tryin’
We’ll tread that fine line Oh-oh, we’ll keep on tryin’ ‘Til the end of time ‘Til the end of timeThrough the sorrow, all through our splendour
Don’t take offence at my innuendoYou can be anything you want to be
Just turn yourself into anything you think that you could ever be Be free with your tempo, be free, be free Surrender your ego, be free, be free to yourselfIf there’s a God or any kind of justice under the sky
If there’s a point, if there’s a reason to live or die If there’s an answer to the questions, we feel bound to ask Show yourself, destroy our fears, release your maskOh, yes, we’ll keep on trying
Hey, tread that fine line Yeah, we’ll keep on smiling, yeah (yeah, yeah) And whatever will be, will be We’ll keep on trying We’ll just keep on trying ‘Til the end of time ‘Til the end of time‘Til the end of time»
Veredicto
Como decía al principio, ayer veía un documental sobre el mejor cantante de todos los tiempos cuando me dije que cómo era posible no haber escrito una canción perfecta (no, no un «himno del rock». Una «canción perfecta») sobre este tema. Así que hoy estoy aquí, delante del PC, con el corazón en un puño por temas que no vienen a cuento, y gritando eso de «Surrender your ego, be free».
«Innuendo», como algunas otras canciones (pocas), va más allá de la música. «Innuendo» es una experiencia que se debe vivir, sentir y dejar fluir por todos los poros de la piel. «Innuendo» es puro arte, una de las mejores despedidas que jamás se hayan podido hacer. Lástima que, por temas evidentes, no pudiesen defenderla en directo. O quizá no. Quizá mejor así, perfectamente perfecta en álbum.
Freddie, Queen, os echamos de menos. Gracias por la música. Gracias por las emociones.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.