Canciones perfectas: «Phoenix» de Satyricon

Llevaba ya algún tiempo con varios temas en mente para abordar en la sección de canciones perfectas, y una de ellas era el “Phoenix” de Satyricon. Del mismo grupo noruego ya nos dedicamos a otra pieza maestra como es “K.I.N.G”, pero es que “Phoenix” fue un inesperado giro de guion y una puerta abierta a la experimentación que les funcionó de maravilla. Frost me dijo en una entrevista que el tema era como todos los demás, que la diferencia era únicamente que la cantaba un cantante que no ponía la voz gutural típica del estilo de Satyricon, pero hay algo más en esa canción… hay magia.

“Creo que la idea fue fabulosa y se salió de los convencionalismos a los que estamos habituados.” (Frost de Satyricon)

El álbum Satyricon fue editado en 2013 y curiosamente es el primer disco que llegó al número 1 de su Noruega natal, todo un logro para un grupo de black metal que nunca ha renunciado a sus orígenes y evolución a pesar de que han ido atreviéndose a hacer cosas diferentes. Satyricon entraron en esa segunda ola de black metal que reformuló el género junto con Emperor e Immortal. Noruega tenía continuadores a los Darkthrone, Mayhem y demás, y Satyricon, ya desde sus dos primeros discos, abrieron puertas que serían especialmente visitadas por Dimmu Borgir y Cradle of Filth. La única diferencia es que los grupos de la tercera ola elevaron ese atrevimiento de poner partes medievales con orquestaciones de teclado cutres (tan cutres como la portada de Dark Medieval Times).

Yo creo que si no hubieran estado esas voces de Sivert Høyem puede que mucha gente podría haber pensado que se trataba de una canción tradicional. Es un black metal bueno, oscuro y triste. Un poco en la tradición clásica, pero con la voz de Sivert todo pasa a ser bastante diferente de las guturales y rasgadas que solemos usar. Evidentemente él dejo su sello bien impreso en la composición. Y eso es justo lo que intentábamos. Hay una larga historia detrás de ese tema. A Satyr le encantaba cómo quedaba la voz de Sivert. Sabía que él estaba metido en música oscura, ya fuera siguiendo a Satyricon o a otros grupos. Satyr muy probablemente escribió la canción pensando en este vocalista para cantarla.” (Frost de Satyricon)

Todavía recuerdo cuando en 2013 me llegó el disco en formato oficial. Lo escuché y ya en la primera tanda quedé absolutamente prendado por esta pieza maestra que sobresalía especialmente en su octavo esfuerzo discográfico. En mi primera escucha llegué a pensar que habían realizado una canción orientada al gótico, pues esa puede ser tu primera sensación. Llegué a pensar incluso que se trataba de una versión de lo excepcional que me parecía la canción y la estuve escuchando una y otra vez. Simplemente Satyr la compuso con Sivert Høyem en mente e incluso le dio la posibilidad de componer las letras. El resultado fue extraordinario.

“Sabía que la disfrutaría mucho cantándola y al escucharla quiso participar. Sabía que podía aportar algo diferente y excitante. Se la enseñó, la vio intrigante e interesante y tuvo claro que quería participar en la canción. También quiso escribir las letras del tema, así que tiene un significado especial para él, y en general, resultó grande el tener a esa constelación de músicos tan potentes. Allí está su característica voz, y a la vez es un poco diferente de lo que habíamos hecho con Satyricon hasta entonces. Lo que está claro es que Satyricon escribió el tema y Satyricon lo toca, luego está su voz, que es el elemento diferente.” (Frost de Satyricon)

La música

La entrada es enigmática, brumosa y atmosférica en la que Frost le imprime doble bombo a toda velocidad a pesar de ser tiempos calmos. Luego entran los versos cantados con un Sivert profundo y una música que sigue a tiempos lentos, no así Frost que tira de doble pedal como un loco. La producción un poco deja los bombos de fondo y da todo el protagonismo a voz y guitarras para no dar sensación de velocidad. Tras las dos primeras estrofas hay ese interludio musical, muy desnudo, que precede a un puente extraordinario que viene acompañado de un estribillo estelar. Es el gran momento de la canción que la eleva para volver a reposar en los preciosos versos para dar otra ronda de puente y estribillo.

No hay grandes solos, aquí el grupo sabe que va a por el tema, y tras dos estribillos juntos termina con un final bastante abrupto. Cuando un corte es tan bueno tampoco hace falta buscar grandes aderezos, que los hay. En algún momento Sivert dobla su voz para dar mayor fuerza al estribillo. El caso es que, por mucho que Frost se empeñe en decir que el tema es lo que siempre habían hecho, hay una vuelta de tuerca evidente en el estilo y es la batería lo único que se acerca especialmente al black metal, pero en los versos, pues en puente y estribillo el baterista toca sencillo y para la canción.

La letra

Críptica, oscura y abierta a todo tipo de interpretaciones con el tema del ave fénix de fondo y quedando especialmente enmarcada en lo que siempre han ofrecido Satyricon. Sivert se corona como letrista en una canción que tiene en sus últimas palabras lo de “el fénix renace”. El momento culmen es cuando empieza el puente con es de: “La mañana nueva, la mañana roja, la promesa ardiente”. Humo, sufrimiento, vacío, referencias paganas y un personaje femenino al que se le dedica la canción. Justo lo que uno espera de unos Satyricon en su madurez son letras como estas, abiertas a significados diversos, pero sin perder la relación con la naturaleza y el lado más oscuro de la humanidad.

“Into the night
My long suffering friend
We’ll be reborn again
Right here where everything ends

Face to the sky
A trail of smoke in the air
Pass into emptiness
New life’s awaiting you there

Slave to some wretched old
Imagination of yesteryear
Now all that grows in the skulls
Of the living are flowers of fear

The morning red
A sun-god calling you back
Down through a thousand years
White embers whistle and crack

Await the dawn with her kiss of redemption,
My firebird!
You were the queen of the souls of all men
Before there was the w-o-r-d

The morning new, the morning red,
The fiery promise
Mad swirling smoke wheels round her head
Dedication to the queen of souls, her lost disciples
And when the fire’s work is done
Our time to be reborn

By pagan streams
A wind whips the leaves from the trees
And it is revealed to us
That we are dreams within dreams

Born from some wretched
Old imagination of yesteryear
Now all that grows in the skulls of the living
Are flowers of fear

The morning new, the morning red,
The fiery promise
Mad swirling smoke wheels round her head
Dedication to the queen of souls, her lost disciples
And when the fire’s work is done
Our time to be reborn

The morning new, the morning red,
The fiery promise
Mad swirling smoke wheels round her head
Dedication to the queen of souls, her lost disciples
And when the fire’s work is done
The phoenix now reborn”

Veredicto

Para nada Podemos decir que “Phoenix” sería la canción más representativa de Satyricon, pero a la vez también te da pistas de que el grupo siempre fue más allá de lo que fue el black metal y que su evolución es absolutamente magistral. “Phoenix” es una canción que les permitió ser número 1 en su Noruega natal, de eso no hay duda alguna, pues llegaron a un público que siempre les había encasillado en un género cerrado en el que los guturales mandan. La canción volvió a crecer el día que la tocaron en directo con una orquesta y con un coro, y claro, esta brilló en sobremanera hasta el punto de que, muy posiblemente, esta sea la versión que quedará. No queda más que aplaudir a Frost y a Satyr el atrevimiento, pero siempre, ya desde su segundo disco, demostraron que iban a hacer avanzar el black metal hacia terrenos inexplorados. Satyricon, junto con los nipones Sigh, siguen siendo mis bandas de black metal de referencia.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.