No recuerdo la primera vez que escuché algo de L7, pero es posible que fuera en la sección de videos musicales del show de Beavis & Butt-Head, cuando hicieron un análisis del tema que aquí nos ocupa, «Pretend We’re Dead»:
«Is this the Bangles? No, it’s the Go-Go’s. I think it’s like grunge chicks. Grubby chicks are cool.» (Beavis & Butt-Head)
Pero reconozco que no les seguí demasiado la pista, hasta que mi interés por la banda se reavivó cuando escuché «Shitlist», tema también incluido en Bricks Are Heavy (1992), en la secuencia inicial de la película de Oliver Stone Natural Born Killers (1994):
«You made my shitlist!» (Juliette Lewis)
Tomando su nombre de una palabra del argot de los años 50 para «square», L7 eran cualquier cosa menos monótonas, sosas y/o aburridas. Con sus camisas de franela, sus melenas decoloradas de mil colores y calzando unas botas de combate, el cuarteto se dio a conocer al mundo de una manera adecuadamente extravagante.
L7 fueron compañeras de sello de Nirvana tanto en Sup Pop como en la filial de Warner Bros. Slash, quienes les pusieron en contacto con Butch Vig para grabar su «propia versión» del afamado Nevermind.
Debido a esas conexiones, una mentalidad politizada y de confrontación y un sonido muy endeudado con el punk rock y el hardcore, L7 se unió al movimiento grunge, a pesar de venir de la soleada California y no de la lluviosa Seattle.
La banda
Originalmente conocidas como Very Bad, L7 nació en 1985 de la reunión de Donita Sparks (voz, guitarra) con Suzi Gardner (guitarra) en Los Ángeles. Ambas estuvieron involucradas en otros proyectos, pero la química tan obvia que surgió cuando se conocieron las convenció para formar su propia banda. Con el batería Roy Koutsky y la llegada de Jennifer Finch en 1986 como bajista, la banda comenzó a tocar en varios clubes del área de Los Ángeles. Su primer álbum fue lanzado por Epitaph Records, el sello dirigido por Brett Guertwitz, guitarrista de Bad Religion. La banda acabó por nacer en 1988 cuando Demetra «Dee» Plakas se unió a ellas como batería, sustituyendo al efímero Koutsky.
En un par de años, la banda giró por los Estados Unidos, crecieron en popularidad y apoyaron a Nirvana durante su gira de presentación de Bleach en 1989. Debido a su incipiente fama, firmaron con Slash Records en 1991. El primer álbum importante de L7, Bricks Are Heavy, fue producido por Butch Vig, batería de Garbage, y el éxito del tema que aquí nos ocupa -«Pretend We’re Dead»- las catapultó a miles de listas de éxito, hasta el punto de girar por Europa y Japón. Su actitud punk, tanto dentro como fuera de los escenarios, y la fuerte personalidad de Donita Sparks, feminista declarada, hizo que su fama creciera aún más. Recordad su épica actuación en el Reading de 1992, cuando ante la respuesta desfavorable del respetable, la solución que se le ocurrió a Sparks para suavizarlo todo fue la de quitarse el tampón y arrojarlo a los espectadores.
A finales de 1992, la banda giró por Europa con Faith No More en apoyo de la organización Pro Choice Rock for Choice, que crearon para aumentar la conciencia de la creciente amenaza a las libertades civiles y los derechos de las mujeres. El primer concierto de Rock for Choice contó además con la participación de Hole, Nirvana, Rage Against the Machine, Mudhoney y Pearl Jam. Debido a las bandas involucradas, la organización siempre estuvo fuertemente vinculada al movimiento grunge.
En 1994, la banda lanzó su cuarto álbum, Hungry for Stink, producido por Garth «GGGarth» Richardson (Kittie, The Melvins, Mudvayne). La propia Donita Sparks co-dirigió junto con Steve Hanft (quien dirigió el videoclip «Loser» de Beck) el video de la canción de su primer single «Andres». 1996 vio como Jennifer Finch dejaba la banda. El año siguiente, cuando «Fuel My Fire» fue versioneado por The Prodigy en The Fat of the Land (1997), L7 lanzó su álbum más alternativo y accesible, The Beauty Process: Triple Platinum (1997), co-producido por Rob Cavallo (Linkin Park, Alanis Morissette, Paramore). La ex bajista de Belly, Gail Greenwood, se unió a la banda durante su Beauty Process Tour que hicieron en apoyo al Antichrist Superstar Tour de Marilyn Manson, pero Gail finalmente se fue un año después de las sesiones de grabación del nuevo álbum debido a razones geográficas. 1999 vio la llegada de la nueva bajista Janis Tanaka (Stone Fox), el lanzamiento de su nuevo álbum Slap-Happy (considerado su trabajo más experimental) y el nacimiento de su propio sello discográfico: Wax Tadpole.
En el año 2000, se publicó el recopilatorio Best of L7: The Slash Years, pero a todos los efectos, la banda ya no estaba de gira y corrían los rumores de que habían echado el cierre. De hecho, al año siguiente anunciaron a través de su web que se iban a tomar una «pausa indefinida». Sin embargo, las miembros continuaron en activo, con Sparks tratando de labrarse una carrera en solitario, con la ayuda de Plakas, bajo el nombre Donita Sparks & the Stellar Moments, y con Finch tocando con la banda punk The Shocker.
En 2014, Sparks, Gardner, Finch y Plakas anunciaron la reunión de la banda. Tocaron su primer show en 18 años en el Echo de Los Ángeles el 23 de mayo de 2015, seguido de una gira internacional. Un documental financiado por los fans, L7: Pretend We’re Dead, se estrenó en 2016, alimentando aún más los rumores de su regreso a la vida pública. Después del lanzamiento de un par de singles, publicaron su séptimo trabajo de estudio, Scatter the Rats de 2019, lanzado a través del sello de Joan Jett Blackheart Records.
El álbum
Bricks Are Heavy es uno de los álbumes de grunge más pesados que jamás haya escuchado y al instante se convirtió en uno de mis álbumes favoritos dentro del género. L7 nos proporciona una buena mezcla de grunge y Riot Grrrl con una ligera dosis de elementos de metal y punk. Temas como «Scrap», «Diet Pill» y «Shitlist» tienen riffs intensos y brutales que probablemente sean el mejor de los puentes existentes para pasar de la orilla del metal y la del grunge.; no sé si los fans del Badmotorfinger (1991) de Soundgarden estarán de acuerdo con esta afirmación. La voz es realmente increíble y las tres vocalistas (¿cuántas bandas tienen o han tenido TRES grandes vocalistas principales?) se entregan de manera tan competente como las demás. Su gran éxito, «Pretend We’re Dead», mantiene los mismos elementos de las otras canciones con una línea melódica de guitarra pegadiza, letras geniales y un coro muy poppy. Probablemente tiene uno de los mejores fade-outs, no diré de la historia del rock, pero sí de los 90, con ese gancho en forma de «Come on, come on, come on» que tan bien funciona con los riffs de guitarra.
El tema
Tras «Wargasm» y «Scrap», llega la canción que permitió a la banda subir como la espuma en las listas. «Pretend We’re Dead» es un himno absoluto. Es una especie de crítica hacia la apatía de toda una generación. Lo más inquietante de todo es ver lo actual que es este mensaje a día de hoy, casi tres décadas después de su publicación.
Musicalmente, es sin duda una de las canciones más melódicas que jamás hayan grabado. Con su guitarra envuelta en un ligero fuzz, Donita Sparks insulta a la población a través de un megáfono (en cualquier caso, es a lo que a mí me suena) antes de recitarnos uno de los estribillos más conquistadores de la historia del rock más alternativo. Estamos, y de eso no me cabe la menor duda, ante una de las mejores canciones de su época, y por ende ante uno de los mejores álbumes de grunge in the history of ever.
La letra
La letra es simple, sencilla y directa. Habla sobre esa manía, esa costumbre tan de teenagers (y de no tan teenagers) de acomodarse y ajustarse a la misma mierda de siempre que sabes que está mal. Es una especie de bofetada sarcástica hacia el género humano que simplemente sigue ciegamente y sin cuestionar cosas o personas que necesitan (siempre) ser cuestionadas. Una canción genial, fácil -de solo cuatro acordes- de una banda realmente genial. Epicidad máxima.
Donita Sparks estaba tratando de escribir la letra para una canción. Estaba pasando por un mal momento debido a una ruptura reciente, y dice que lo primero que se le ocurrió fue: «Solo pretendo que estés muert@». Ojo, no pretendía matar a su antiguo amante, ni mucho menos, pero sintió que la única forma de poder superar aquella ruptura era pretendiendo que él estaba muerto. Pero, acto seguido, se dio cuenta de que eso no era lo que debía escribir, pues sabía que eso no iba a suceder, al menos a corto.medio plazo eso. Y es entonces cuando se lo ocurrió sustituir la tercera persona del singular («he») por la primera del plural («we»). Esa idea sí resultó se de su agrado porque jugar a estar muerto era un juego de niños, y también le sirvió para -de paso- rajar sobre la apatía de la sociedad norteamericana durante la era Reagan–Bush.
El tema se inicia con lo que sería un resumen de la trama de la pieza: estamos tan ciegos que nos tienen donde ellos quieren:
«What’s up with what’s going down
In every city, in every town
Cramping styles is the plan
They’ve got us in the palm of every hand»
Justo después llega el tan famoso coro, que viene a significar algo así como que si finges estar muert@, ell@s, los de arriba, no podrán hacer nada para manejarte a su antojo:
«When we pretend that we’re dead
When we pretend that we’re dead
They can’t hear a word we’ve said
When we pretend that we’re deadCome on, come on, come on, come on
Come on, come on, come on, come on
Come on, come on, come on, come on
Come on, come on, come on come on»
Ante la apatía y el desencanto, la unión para conseguir cambiar algo. Uno solo no puede lograr nada, pero la unión hace la fuerza:
«Turn the tables with our unity
They neither moral nor majority
Wake up and smell the coffee
Or just say no to individuality»
A partir de aquí, el tema entra en una especie de bucle en el que se repiten hasta la saciedad los tan famosos coros:
«When we pretend that we’re dead (pretend that we’re dead)
When we pretend that we’re dead (pretend that we’re dead)
They can’t hear a word we’ve said (pretend that we’re dead)
When we pretend that we’re dead (pretend that we’re dead)Come on, come on, come on, come on
Come on, come on, come on, come on
Come on, come on, come on, come on
Come on, come on, come on come onWhen we pretend that we’re dead (pretend that we’re dead)
When we pretend that we’re dead (pretend that we’re dead)
They can’t hear a word we’ve said (pretend that we’re dead)
When we pretend that we’re dead (pretend that we’re dead)Come on, come on, come on, come on
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on)
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on)
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on)
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on)
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on)
Dead (pretend that we’re dead)
Dead (come on, come on, come on, come on)
Dead (pretend that we’re dead)»
Conclusión
«Pretend We’re Dead» es la canción que salvó a L7 y fue escrita en solo un par de minutos por Donita Sparks después de una ruptura sentimental. Pero ella disfrazó el tema modificando la letra para abordar lo que suele conocerse como «la apatía del mundo».
¿Soy yo el único que se ha dado cuenta de cuán incapaces somos al tratar de lidiar, o incluso interesarnos, con los grandes y graves problemas que existen? A saber: el cambio climático, la desigualdad o la degeneración de la sociedad. Se me ocurre lanzar al aire la siguiente pregunta. ¿Te sorprende que un mundo acosado por problemas tan grandes se sienta sorprendentemente apático al mirar a esos problemas a la cara? Y luego están, obviamente, las soluciones que los que solucionan «las cosas importantes que suceden a nuestro alrededor» nos ofrecen. ¿De verdad te crees sus cantinelas?
Cuestionarlo todo. De verdad. Eso es todo lo que has de hacer, incluido este artículo y todo lo que he escrito. Cuestiónalo todo y vencerás. Así son L7. Ellas no son The Donas, ni Eyeliners, ni Veruca Salt. Fueron, son y serán, para siempre, L7, una banda incuestionable. Cuestiónalo todo, sí, pero no me toques a las L7.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.