Canciones perfectas: «The Great Gig in the Sky» de Pink Floyd

No puedo realmente decir muchas cosas nuevas acerca de esta canción puesto que, realmente, es una de las perfecciones más absolutas realizadas por la humanidad. Tenía especialmente olvidada esta sección de Canciones perfectas pues no me llegaba a motivar el escribir sin que algo me tocase “realmente hondo”, y ese algo llegó cuando Andreu Martí me entregó una excelente crítica del disco The Dark Side of the Moon (1973), justo cuando yo me preparaba para atacar la crítica del mismo…

No me quería quedar fuera de fuego y me apetecía aportar algo de esta magna obra. Palabras mayores… pues estamos hablando de los 50 años de The Dark Side of the Moon. Y a pesar de que poco o nada hay que añadir a semejante hito en la historia de la de música, había que aportar un granito de arena a tal efeméride. Vamos a entrar pues en canciones concretas, y la mía, la tenía clara desde el principio: “The Great Gig in the Sky”, que no sólo es uno de los momentos más brillantes de la historia del rock, es que es la reivindicación de la segunda línea, los secundarios del estudio y del equipo.

Coristas y Alan Parsons: Las claves

Y cuando hablo de segunda línea me refiero especialmente a esas coristas que cantan increíblemente bien, que hicieron miles de sesiones de estudio para los más grandes y que nadie recuerda su nombre a pesar de que hay canciones que, sin ellas, no serían lo que son. Muchas de ellas eran chicas de color que intentaron una carrera en solitario, pero amigos/as… para que el éxito y la fama te sonrían hay factores que van más allá del poseer una voz perfecta. Apunten el nombre de la criatura pues hizo magia en “The Great Gig in the Sky”: Clare Torry.

“The Great Gig in the Sky” fue compuesta por el teclista de Pink Floyd Richard Wright y la persona que dio el paso para ficharla y traerla al estudio fue Alan Parsons, el ingeniero de sonido que ya había estado trabajando con los Beatles en Abbey Road. Era un mocoso, pero sus iniciativas eran absolutamente acertadas La idea de Alan Parsons era sencillamente que Clare Torry improvisase sobre lo que había compuesto Wright.

Clare Torry y la música de las estrellas

Y el resultado final es una de las cimas de la música popular a la vez que cimienta la creencia de que Pink Floyd es música del cosmos. Musicalmente estamos ante un (el) solo vocal de la vida, con una parte narrada de inicio y los juegos con pedal steel de David Gilmour que le dan tanta cancha y esa aura especial, casi sideral, que muestra el tema.

Clare Torry es una diosa que se viste de humana para traer el fuego, cual Prometeo, y demostrarte que lo que llega a sonar allí es otro nivel. Es el lujo absoluto de The Dark Side of the Moon, para muchos/as es incluso superior a la icónica “Money”. Y eso son palabras mayores. Pero antes la canción era una mera progresión de acordes de teclado sobre la que se probaron voces de astronautas de la NASA para dar más la sensación de viaje espacial. Cuando Parsons consiguió que los Floyd se decantasen por Torry para una sesión urgente de grabación, ella tenía otros planes: ir a ver ni más ni menos que a Chuck Berry. La vocalista de 25 años no tenía intención alguna de perderse al maestro.

Fueron dos tomas en las que se le pidió que improvisase, siendo la segunda la más emocional. Se le pidió una tercera y dijo que se estaba repitiendo y que la cosa perdería frescura. Al final hubo una tercera y en la mezcla final se utilizaron tomas de las tres. En ningún momento se le dijo que había creado algo colosal, simplemente le dieron las gracias y le pagaron. Su voz suena como un instrumento flotando en el cosmos. Lo que te llega realmente es que ese “instrumento” sea una voz humana.

Luego hay las partes narradas iniciales del diálogo entre Gerry Driscoll y Myfawny Watts, que son tomas separadas. Eran esos momentos en los que se les pedía a la gente que pululaba por los estudios que respondieran a preguntas profundas como “si tienes miedo de morir algún día”. Queda ese diálogo anterior a la parte de Torry como algo eterno, como si el cosmos siguiera su camino y que las estrellas seguirían estando rutilantes con su brillo después de todo.

Veredicto

La he visto en directo en bandas tributo y se me pone la piel de gallina. Las bandas tributo de Pink Floyd es mi debilidad dentro de un género del que no soy precisamente fan y sí muy crítico. “The Great Gig in the Sky” es una de las tres canciones con voz invitada del grupo inglés y es una auténtica maravilla para los sentidos. La música es l inmensidad del espacio y lo que yo imagino que puede ser la música de las estrellas. Es de largo la canción más especial, pero todo el disco es una barbaridad. La nave Pink Floyd despegaba definitivamente…

Jordi Tàrrega
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Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.