Muchos amantes del metal, no me lo neguéis, pensamos secretamente que buena parte de las grandes bandas del género, llegados a estas alturas, no hacen más que sacar el mismo disco una vez tras otra. Y mis primeras escuchas de este Red Before Black (2017) no hicieron más que hacerme temer exactamente esto. Evidentemente no le vamos a pedir a Cannibal Corpse, que si no es la banda más grande del death metal no-melódico poco le falta, que se ponga a explorar nuevos territorios al cabo de catorce discos, pero quizá sí que podemos esperar que sus trabajos no sean totalmente intercambiables. Pero no os espantéis ni me aticéis aún, porque a fuerza de ir escuchándolo, mi opinión acabó por matizarse bastante: en este álbum no hay ninguna revolución ni mucho menos, al contrario, pero es innegable que lo que sí que hay son muchos temas lo suficientemente reconocibles e identificables como para que Red Before Black (2017) se pueda ganar un lugar de cierta relevancia dentro de la vasta discografía de los americanos.
Aunque no puedo considerar a Cannibal Corpse una de mis bandas favoritísimas dentro del death metal (yo soy más del rollo progresivo impulsado por Death o, alternativamente, de la escuela sueca), sí que les tengo un respeto absoluto y les he visto suficientes veces en directo como para no poner en duda que su poderío y relevancia sobre las tablas es, aún hoy, sencillamente insultante. Y aunque su anterior disco, A Skeletal Domain (2014), me gustó mucho y acabé escuchándolo bastante más de lo que incluso yo pensaba, hay una amalgama de trabajos editados en los dosmiles que tengo ciertos problemas en diferenciar entre ellos (con la excepción de Kill (2006), que supongo que estamos todos de acuerdo en que es un discazo), quizás porque no los he escuchado con suficiente detalle o quizás, sencillamente, porque el brutal death metal que practican de forma impecable no da para más. En todo caso, aunque Red Before Black (2017) no es lo más brillante que han sacado (a mí personalmente, me sigue gustando más su anterior trabajo), se trata de una escucha bien entretenida en la que podremos disfrutar de todo aquello que ha hecho grandes a los de Buffalo.
Como en cualquier artículo sobre Cannibal Corpse alguien acaba sacando el tema, me meteré yo también en la eterna discusión entre partidarios de Chris Barnes o de George «Corpsegrinder» Fisher: aunque álbumes como Tomb Of The Mutilated (1992) o The Bleeding (1994) se puedan contar entre mis favoritos, me posiciono muy definitivamente por el segundo. Y en este disco el triturador de cadáveres, el hombre sin cuello, vuelve a demostrar que es, probablemente, el mejor vocalista de la historia del death metal: tiene un vozarrón absolutamente inmenso y atronador que parece estar a punto de zampársete de un bocado en cualquier momento, pero a la vez es capaz de imprimir una inverosímil sensación de cierta melodía. Sus compañeros, por supuesto, no necesitan ningun tipo de defensa y ya llevan un montón de años formando un line up solidísimo y compacto como una roca de las más densas: Paul Mazurkiewicz es un batería sencillamente impresionante, el bajista Alex Webster es el alma de esta banda, y los dedos de Rob Barrett y Pat O’Brien parecen tomar vida propia mientras suben y bajan frenética e incansablemente por los mástiles de sus guitarras.
Las portadas de Cannibal Corpse también suelen ser motivo de comentario entre los amantes de las vísceras y los censores de medio mundo. En esta ocasión, además de ser algo feúcha, se han moderado bastante en este sentido, y el protagonista es un tío en camiseta imperio clavándote machetazos (a ti, sí), mientras tu sangre sale a borbotones. Tampoco es que sea una escena para mirar con tus hijos de seis años, pero no se trata de nada tan explícito como las cafradas a las que nos habían acostumbrado en el pasado. Supongo que este título, Red Before Black (2017), por cierto, se refiere al rojo de la sangre justo antes del negro de la muerte. Y como «muerte por machetazo» quedaba como muy Brujeria, han decidido llamarlo «Red Before Black», que viste más.
Y ya que hablamos de Brujería, creo que la vacilona y cañera «Only One Will Die» que abre el disco tiene una cierta retirada a lo que nos tienen acostumbrados nuestros pinches favoritos. Aunque no es espectacular, se trata de un buen tema para ponernos en situación, y sus melodías de película de terror son interesantes y resultonas. El tema título, en cambio, sí que me parece uno de los mejores cortes del disco, con riffs rebuscados y divertidos y partes pegadizas y más o menos coreables, lo que tiene su mérito en una banda de brutal death metal. Con una potente base thrash y una estructura culebreante encantadora, estoy seguro que este tema se hará un sitio fijo en los próximos repertorios de la banda.
«Code Of The Slashers» empieza lenta y pesada, como si Obituary se hubieran colado en el estudio. Si así fue, les echaron a patadas bien rápido, ya que casi inmediatamente podemos apreciar múltiples capas de complejidad a las guitarras, y poco después, gozamos de Cannibal descantillarse con ritmos frenéticos y apisonantes. No tiene la melodía tan evidente y pegadiza que había en los dos temas anteriores, pero también tiene lo suyo. «Shedding My Human Skin», por su parte, nos trae a los Cannibal más machacones con un tema dinámico y divertido, con constantes cambios de ritmo frenéticos y algunos dejes a ese «Kill Or Become» de su disco anterior.
«Remaimed» es otra de las más grandes. Un tema que recuerda a tiempos pretéritos de la carrera de Cannibal y que seguro que emociona a los fans de toda la vida. Es curioso, porque si bien yo soy el primero en criticar que las bandas se refrían a ellas mismas, no puedo evitar sonreír con satisfacción al escuchar los primeros compases de esta canción, de un canibalismo absolutamente clásico, introduciendo un tema que, todo él, goza de un groove muy interesante tanto en las partes más lentas y melódicas como en las más bestias, y que enlaza perfectamente con «Firestorm Vengeance», una canción rebuscada, progresiva y trallera que no deja absolutamente a nadie de pie. Uno de lo temas más brutales y variados de este disco y, por momentos, también uno de los mejores, sobretodo por algunos riffs y el trabajo brutal del señor Mazurkiewicz tras los parches.
«Heads Shovel Off» alterna un medio tiempo (dentro de los patrones habituales de Cannibal, claro) con algunas partes repletas de blast beats. No es un tema que me acabe de llegar como otros, pero es perfectamente disfrutable. El principio de «Corpus Delicti» mola un huevo y supone uno de los mejores momentos del disco, aunque quizás después me cuesta conectar un poco más, tanto en los ritmos con en algun solo aparentemente disonante. «Scavenger Consuming Death» tiene un problema parecido: hay momentos brillantes, ritmos vacilones y recursos interesantísimos mezclados con otras partes que, aún y ser potentes, navegan en una cierta indefinición.
Después de estos dos o tres temas un poco ahí, llegamos al final con un trío excelente, quizás el mejor del disco. «In the Midst Of Ruin» podría ser perfectamente mi favorita a día de hoy, llena de ritmos clásicos 100% Cannibal, partes imposiblemente machaconas, harmónicos punzantes y dolorosos y un riffaco velocísimo maravilloso y thrashero que, incluso, me trae a la cabeza a nuestros Crisix. Continuamos con el thrash en «Destroyed Without A Trace», un tema de aire Slayer con la dosis necesaria de melodía brutal que hace que sea imposible no sacudir la cabeza hasta que concluye su fantástico (aunque previsible) remate final. El álbum se cierra con otro de los temas más redondos: «Hideous Anchor» es un trallazo de puro death metal repleto de riffs imposibles, múltiples partes diferenciadas y mucha ida de olla, lo que me encanta.
Aunque el final es excelente, no debemos olvidar que el disco tiene algunos altibajos, y quizá si hubieramos cortado dos o tres temas este trabajo hubiera resultado más redondo. Sea como fuere, la la balanza se decanta sin ninguna duda hacia el lado del SÍ, y Red Before Black (2017) supone, desde el principio hasta el final, una escucha ampliamente disfrutable para cualquier fan de las vertientes del death metal que practican habitualmente los americanos.
En su última visita, los americanos vinieron acompañados de una de las mejores bandas de death metal «modernas», como son Revocation. En la gira que les acercará por aquí en marzo, los invitados de lujo van a ser The Black Dahlia Murder, en una demostración que Cannibal Corpse no tienen miedo a que nadie les robe el show. Y ciertamente no deberían, ya que en directo pocas bandas pueden hacerles sombra. En todo caso, un concierto que ningún fan del death metal se debería perder. Nosotros, definitivamente, no lo haremos.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.