Con más de 20 años de carrera el ascenso de Cattle Decapitation ha sido brutal. Su anterior disco The Antropocene Extinction (2015) fue una buena patada a la conciencia colectiva hablando sin tapujos del mal que estamos haciendo los seres humanos al planeta y en consecuencia a todos los inocentes animales que en él habitan. Lo jodido es que nosotros nos creemos superiores al resto y totalmente inocuos a los desastres que provocamos. Y no, así no es. Gracias a su potente activismo podemos canalizar todas nuestras frustraciones a través de su música.
Ya desde el título nos dejan claro que esto no tiene solución, el planeta agoniza y al dios que sostiene nuestro planeta sobre sus hombros se le ha acabado el tiempo, ha muerto y con él la humanidad y toda vida posible. Fuego, lava, destrucción, nubes negras en conjunción a un universo macabro que observa nuestro destino de forma impasible. Esto y mucho más es lo que nos encontramos en este excelente trabajo.
Si puede ser que abusen un poco de las voces melódicas, nasales y variopintas de las que siempre ha hecho gala el señor Travis Ryan pero la producción es tan perfecta que aunque chirríe algo, con las escuchas se van puliendo estas asperezas.
El disco es todo un viaje a través del mundo construido por Cattle Decapitation poniéndonos en situación nada más empezar con la intrigante y bien hilvanada introducción llamada «Anthropogenic: End Transmission» que va preparando el terreno para ser absorbidos por su brutalidad extrema. «The Geocide» es una gran anfitriona para darnos cuenta que no han suavizado para nada su propuesta ya que los primeros blast beats os van a despeinar. Con gritos de angustia y de agonía se nos presentan con un sonido pulcro, potente, sucio en su justa medida y una imaginación compositiva impresionante. Dan mucho protagonismo a los momentos épicos consiguiendo atraparte sin remedio.
Una canción que será una auténtica escabechina en directo es sin duda «Be Still Our Bleeding Hearts» con sus constantes cambios, distintos registros vocales usados con unos guturales muy profundos. Los riffs de guitarra son de una factura impecable moviéndose entre los tremolos a toda pastilla y las partes más abiertas, más épicas donde el bajo maquilla desde su posición con un sonido machacón y potente, vamos que se escucha a la perfección (aún habrá gente que piense que el bajo en el metal no sirve para nada, en fin). Como una montaña rusa nos veremos avasallados por su maestría.
«Vulturous» cierra el primer acto del disco siendo una canción que sigue las líneas vistas hasta ahora pero tirando más hacia ritmos más tribales y a medio tiempo, con un rollo industrial que me ha encantado. Pero bueno, las cosas calmadas para estos chicos no acostumbran a durar mucho y nos vuelven a meter zapatilla de la buena, voces nasales muy en una onda blackmetalera. Tremendo trabajo técnico por parte de las cuerdas que junto a algunos momentos vocales son impresionantes.
Parada y fonda con el interludio «The Great Dying Pt. 1» en el cual una voz femenina nos avisa sobre la extinción masiva que se ha dado en nuestro ya moribundo mundo. Nos da paso a uno de los mejores cortes del disco llamado «One Day Closer to the End of the World» (un título poco esperanzador) con una martilleante batería demostrando la fiereza que tiene tras su kit David McGraw con unos doble bombos inhumanos. Menudos cambios nos encontramos donde cada parte va evolucionando hacia otra de una forma orgánica y pulida. Travis nos regala unos estribillos que se te clavan en la mente sin remedio además de más partes épicas (sí, está plagado de ellas, perdón por insistir). Disfrutemos de su música pero también analicemos su mensaje y seamos consecuentes con él.
Y bien, si la anterior es buena «Bring back the Plague» es ya todo un clásico. Una locura donde el vacile y la agresividad no dejan de estar presentes todo el rato. Se atreven hasta con unas partes que parecen sacadas de los Cypress Hill o Body Count y grupos del palo. Saben medir muy bien los tempos de las canciones e hilvanar sus diversos pasajes a la perfección con mucho sentimiento donde las voces limpias, eliminando un poco el tono nasal (que puede resultar molesto para algunos). Bring back the black metal today y es que se atreven a incluir cualquier influencia si en definitiva queda bien.
Tras la genial, divertida y alocada mezcla de grindcore con black metal de «Absolute Destitute» nos invitan de nuevo a reflexionar en otro interludio que da comienzo a la tercera parte del disco. «Finish Them» lo deja bien claro en el propio título: todos a la mierda, ya. Se trata de otra locura marca de la casa pero que en algunos puntos recuerda a los genios de Dying Fetus o Cephalic Carnage, vamos, unos novatos, jajaja.
«With All Disrespect» se trata de otra canción correcta, donde son constantes los cambios de ritmo pero tampoco destaca sobre las otras salvo en determinados puntos aportando con el apartado vocal un punto de dinamismo con el que es imposible aburrirse. Aunque para mí, la mejor canción que han parido para este disco es «Time’s Cruel Curtain» (con perdón de la última). Desde el mismo título hasta todo su desarrollo me parece de una factura impecable. Su delicado inicio me pone los pelos de punta, me eriza la piel, su dramatismo se cuela por todos mis poros y su mensaje cala hondo. No añadiré nada más, dadle al play.
Y bien, llegamos al acto final del disco con «The Unerasable Past» a modo de preludio para dar paso a «Death Atlas», una oda a la muerte de nuestro planeta Tierra de más de nueve minutos que ofrece un resumen de lo que ha sido y es el metal durante todos estos años de nacimiento, crecimiento y madurez. Un grupo que ha subido muchos peldaños creando una obra que con el tiempo será considerada una obra de culto si no lo es ya mismo. Seguro que habrá gente a la que no le guste y eso va con sus gustos personales, pero no saber apreciar la calidad de estos cinco músicos y del gran productor Dave Otero que ha producido a grupos como Archspire, Inferi, Primitive Man, Vale of Pnath y un larguísimo etcétera, es algo imperdonable.
Ah, se me olvidaba hablar sobre la portada y todo su arte. Es una obra de Wes Benscoter el cual se ha encargado de casi todas las portadas de Cattle Decapitation. Toda una obra de arte por sí sola.