Poco se ha comentado sobre el lanzamiento de este EP de los franceses Celeste quienes regresan tras casi dos años de silencio discográfico. Su anterior trabajo, Assassine(s) (2022), el primero en una major como Nuclear Blast no acabó de convencerme. Su inmaculada carrera iniciaba una nueva etapa su incorporación a una discográfica grande y el cambio de rumbo pareció perturbar la estabilidad sonora de una de las bandas más poderosas de los últimos años.
Ahora regresan con tres canciones nuevas en un EP de 15 minutos titulado curiosamente “epílogo”. Desconozco si es una premonición, una casualidad o qué sé yo, pero si hay una cosa clara es que Celeste no acostumbran a ir de farol. Epilogue(s) nos muestra todo el poderío de la antigua faceta “modo apisonadora” de una de las mejores bandas de sludge del mundo. Encontramos las dos primeras canciones que contrastan fuertemente con la tercera.
“Il se vide lentement” y “Plisse les yeux jusqu’au sang” representan la viva historia de Celeste, dos canciones de sludge atmosférico, de esencia blacker. Lo mejor de su carrera comprimido en poco menos de diez minutos de oscuridad y maldad. Todo arranca con la demencial entrada de “Il se vide lentement”, una martilleante entrada que se sacude con los berridos siempre impresionantes de Johan Girardeau. El riff principal es intenso, increíble. Cuenta además con una base de batería atronadora de Antonie Royer.
La batería toma la delantera en “Plisse les yeux jusqu’au sang”. Una canción más dinámica, menos lúgubre aunque muy oscura. Quizás con un cierto aroma a death metal… pero quizás son mis oídos, pero en algún momento me ha parecido estar escuchando a Gojira o incluso a Behemoth. Repito, la batería aquí es realmente sensacional.
Y aterrizamos en el tercer y último corte del EP que se titula “With Idle Hands”, una canción lenta y por primera vez en su carrera cantada en inglés. Posiblemente la canción más “diferente” de todo el catálogo de los franceses. Cuentan con la colaboración de Tim Heck, vocalista y guitarrista de la banda norteamericana de shoegaze Grivo. La pieza es bonita, pero rompe demasiado con todo lo establecido por la banda.
Por cierto, vale la pena comentar otra vez el maravilloso trabajo de artwork del disco. Siguiendo la estética de todos sus trabajos, un blanco y negro con una angustiosa imagen de un rostro rodeado de manos. Sensacional.
Veremos si este “epílogo” es algo premeditado y el cambio de rumbo marcado por la última de las tres canciones del EP es el nuevo futuro de Celeste. Un buen trabajo que posiblemente cierra una gloriosa etapa de los franceses.