Todo aquél que se haya sumergido en las páginas de la revista decana de rock en España, y en Europa, sabe que desde hace lustros todo gravita alrededor de su director, el enigmático César Martín. Un tipo al que no le gusta aparecer en fotos ni mucho menos dar entrevistas. Pero bien le conocemos los que somos asiduos a esta publicación mensual que va más allá de lo que es el rock o la música por sus escritos sinceros en los que se nos muestra tal como es.
Supuse que César no me iba a conceder la entrevista, pero me equivoqué. Ya que tuve oportunidad, le pedí una entrevista en persona y en el estudio de la mítica revista, y así fue. Me senté en las mismas butacas que se habían sentado Slayer, Motörhead y tantos otros. La charla se alargó hasta el toque de queda, pero el tema principal era el nuevo (y primer) libro de César Martín: No me Judas Satanás Vol.1, algo que sus fans le iban pidiendo desde mediados de los 90 pues es un recopilatorio de los textos de una sección que va desde lo bizarro a la biografía musical, pasando por freaks y leyendas del cine. Si algo bueno nos ha traído la pandemia ha sido que ha despertado en él y en su equipo la vena editorial.
He optado por hacer varios capítulos de la extensa charla y este primero lo dedicamos al libro de No Me Judas Satanás Vol1.: el perturbador regalo perfecto que hay que tener estas navidades.
Os recordamos que el libro SÓLO se puede adquirir escribiendo a este mail: popular1book@gmail.com donde el propio César os atenderá. Ni en tiendas ni en digital…
Gracias César ante todo… Supongo que sabes que todo fan del Popular 1 desearía estar aquí: Hacer unas cervezas contigo y charlar. Es un privilegio para todo lector que lleva años comprando el Popu…
A ver… tal y como lo planteas es como si yo fuera una estrella de rock y no es el caso… Si ellos lo quisieran sería porque hay una relación muy estrecha con los lectores de toda la vida. Yo empecé a escribir en el año 84 y con la sección del Correo comencé dos años después. Recibo cartas de lectores desde finales de los 80 y gracias a ello tengo una relación muy estrecha con lectores de la revista que no conozco en persona. A otros los he ido conociendo con los años, por lo cual es como una familia. Es algo especial y tiene ese punto de que, más allá de cómo escribo, es como si estuviéramos charlando en un bar. No hay pretensión alguna, ni soy un literato frustrado pues cuando empecé a escribir era casi un iletrado. Mis maestros fueron Thin Lizzy o Motörhead por lo que no hay pretensión de ser un “pope” de la prensa ni tampoco me había llegado a plantear nunca el escribir, surgió de manera casual. Así que por esa carencia total de pretensiones y mi manera natural de escribir, ha surgido una relación muy estrecha con los lectores, especialmente en el Correo de la revista. Muchos de ellos han terminado siendo redactores y otros han terminado siendo amigos. Una cosa muy curiosa es cuando me encuentro a un lector y hablamos por primera vez. Quizá él lleva 30 años comprando la revista, así que es casi como si nos conociéramos de toda la vida, aunque en realidad no nos hayamos visto nunca en persona hasta ese momento. Hay los mismos gustos e inquietudes pues el Popu no es solo música: vamos desde el cine de serie B hasta el cine clásico, desde Muhammad Ali hasta Houdini.
A mi lo que me fascinó de esta revista fue abrirla y encontrarte cosas que no tienen nada que ver con la música, como por ejemplo el cine. A su manera quedan conectadas con la revista pues termina siendo material que te gusta, te atrae o te sorprende por el hecho de no conocerlo. Aparte de eso, también destacaría el nivel de la gente que escribe en el Popu y el hecho que lo hacen con pasión.
La pasión es clave. Siempre que entra un nuevo redactor en el Popu lo hace por la pasión con que escribe. Esa es una de las motivaciones esenciales para darle la bienvenida a alguien. Si uno quiere imponer su criterio o es frío como el hielo… no va a encajar en esta revista. Hay muchos críticos ahí fuera con ganas de sentenciar y juzgar. La pasión del fan es lo más importante para nosotros.
No sueles dar entrevistas y tampoco te muestras en fotos. Yo mismo sería incapaz de reconocerte en un concierto. Otros directores como Mariskal o Rafa Basa sí que les gusta aparecer en los medios, es otro estilo al tuyo…
Yo escribo, y ya está. No me interesa absolutamente nada más. Ni dar entrevistas, ni ir a fiestas de la industria, ni que me paguen viajes. A mí me gusta escribir, y en estos días parece que sea una rareza que únicamente te guste escribir. También me gusta conocer a los artistas a los que admiro, pero para nada me apetece ser protagonista. Aunque mis textos, evidentemente tengan ese punto de protagonismo, pues si viajo al extranjero y vivo aventuras, hay que escribirlo en primera persona. Pero luego no me interesa aparecer en la foto.
Cuando el Popular 1 se funda en los 70, Martín Frías y Bertha (tus padres) sí aparecían mucho en las fotos. Entiendo que eran otros tiempos.
Sí, eran otros tiempos, pero añado que son mis padres, y por mucho que lo sean somos diferentes. Yo tengo otro estilo. Yo crecí dentro del Popu y ellos lo crearon, por lo que es diferente. Piensa que en los 70 tenía mucho sentido si estaban con Lemmy, Roger Waters o con Phil Lynott, que luego se tomasen una foto con ellos en un momento en el que no existía Internet. La prueba gráfica era algo especial, entraba dentro del pack. Son estilos diferentes y no es mejor una cosa que la otra. Estilos diferentes, sí, pero los mismos valores. Ellos me inculcaron el amor por la música y la cultura, y se lo debo todo. Cuando yo nací, ellos ya se dedicaban a fotografiar y entrevistar a artistas; todos sus amigos formaban parte del mundo del entretenimiento. Mi madre era modelo y actriz, además de periodista, y mi padre era el autor de la mayor parte de portadas de discos de la época en España, además de publicar en prensa, antes incluso de crear Popular 1. Un día estaban con Julio Iglesias, Los Bravos o Sara Montiel, y al día siguiente estaban con Wilson Pickett, Alvin Stardust, Queen o Golden Earring. Yo crecí en ese mundo. Por nuestra casa pasaban constantemente músicos, modelos, periodistas, fotógrafos y toda clase de personajes inusuales y pintorescos. En nuestro salón, donde yo jugaba con mis Madelman, se hacían las sesiones de fotos y las entrevistas. De hecho, la primera redacción del Popu estaba situada en nuestra propia casa, porque no había dinero para alquilar oficinas. Y con tres o cuatro años, yo ni siquiera cuestionaba qué hacía toda aquella gente allí, claro, pensaba que eran amigos de la familia. Y algunos realmente lo eran, como Miguel Ríos, Nico, Salvador Domínguez, Mike Kennedy, Serrat, Teddy Bautista… Todos ellos fueron una extensión de mi familia cuando era niño. Miguel Ríos a veces dormía en casa y jugaba conmigo, Nico pasaba temporadas en casa y se pinchaba en mi presencia mientras yo dormía, a pesar de que mi madre le pedía que no lo hiciera… Nico tenía un hijo de mi edad y yo le recordaba a él. En ocasiones tocaba “The End” con su teclado Harmonium e invocaba al espíritu de Jim Morrison en nuestro salón. A causa de esa conexión con tantos músicos, llegué a aparecer en portada de un single de Los Canarios, cuando era un bebé. En la foto, salía en brazos de Teddy Bautista, rodeado por toda la banda. También protagonicé fotonovelas infantiles cuando tenía tres años, que por supuesto aún conservo.
Has hecho la primera entrega del No Me Judas Satanás y un poco no creo que deba agradecértelo, sino que tengo que pegarte la bronca (risas). ¿Hemos necesitado una pandemia para que sacaras este libro? Esto es así…
(Risas) Sí, unas pocas décadas de espera… La pandemia sí que me ha dado más tiempo, pero no ha sido el factor definitivo. Yo he usado este libro como vehículo para no volverme loco. Todos nos hemos quedado atrapados en casa, entre cuatro paredes, y mi casa es bastante agobiante pues está llena de fetiches por todos lados. Vinilos, libros, películas, juguetes, listines telefónicos de Las Vegas que caducaron en 1996, esqueletos a tamaño natural, regalos extraños de lectores, cintas VHS, pelis porno en Super 8, cómics, montañas de Popus… Supuestamente, la clase de material ideal para encerrarte en casa en medio de un ataque biológico. Pero cuando realmente sucede eso, los muñecos de Silver Surfer y los discos de Tiny Tim que tanto amas empiezan a provocarte pesadillas… De repente en nuestro mundo no hay nada que hacer. No hay conciertos, no hay vida social y luego tenemos el bombardeo constante del horror: muertes, enfermedad… Al ser hipocondríaco puedes imaginarte que es la peor pesadilla que uno puede sufrir. Convivía con un enemigo invisible que podía estar en el pomo de la puerta o en cualquier supermercado.
A mí la realidad no me interesa y en mi mundo lo que importa son Kiss y Spiderman… Cuando no tienes interés alguno por la realidad y te llega una sobredosis de ella, pues todo se hace inaguantable. Todo sigue igual meses después, pero gracias al libro me mantengo ocupado. Vivo en una nube desde que salió y voy liado con mil cosas derivadas de ello que me impiden pensar en la pandemia.
Todo empezó cuando colgué fotos antiguas del Popu en marzo. Me dediqué a rebuscar en los archivos de la revista. Es uno de mis pequeños hobbies, ya desde niño, me encanta mirar los rollos de diapositivas antiguas. Allí hay hileras de diapositivas sin cortar con fotos en directo de Led Zeppelin, Queen, Frank Zappa… Es un privilegio y es algo muy especial tener esto. Es algo que me gusta hacer cada X años, el rememorar aquellas giras míticas. Casualmente colgué un par y la gente empezó a escribir. Surgió esa dinámica: colgar fotos e interactuar con los lectores. Ellos mismos aportaban cosas, contaban sus experiencias en persona con grupos como los Stones o con Dogs D’Amour. Gracias a eso me agobié bastante menos durante los meses de encierro. Ya que el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina, por lo menos podíamos charlar un poco de rock ‘n’ roll hasta que llegase el final.
Luego empecé a releer antiguos Popus con sus secciones y allí estaban los No Me Judas, lo que me llevó a pensar que debía empezar con el dichoso libro que me piden desde los años 90… y el punto de inflexión llegó cuando un lector me dijo por mail: “César… empieza a no quedar tiempo”. “Pues quizá tenga razón este pendejo”, me dije (Risas). Empecé, y la verdad es que fue muy divertido. Aunque resultó complicado leer cosas antiguas que escribía cuando era un niñato arrogante y estúpido. Era un metalhead quinceañero… ¡es lo que hay! (risas). Pero es divertido, piensa que cuando uno es totalmente ignorante, no lo sabe, y gracias a ello sigue insistiendo hasta encontrar su camino. El caso es que conecté con otros quinceañeros de la época. Eran tiempos en los que el heavy metal y el hard rock en España estaban en su punto más álgido. Íbamos a nuestro templo, que era el Palacio de los Deportes de Barcelona a ver a Saxon, Iron Maiden y a todas aquellas grandes bandas. Había muchos críos que acababan de introducirse en ese mundo, y claro, conectaron mucho más conmigo que con otros redactores más veteranos que estaban mucho más capacitados que yo para escribir, pero eran de otra generación. Pero como ya imaginarás, es incómodo para mí leer esos viejos textos ahora. Para hacerlo, necesitaría tener a mí psicoanalista a mi lado.
Hay ejemplos de esa época bastante definitorios. En España lo que hacían Slade y The Sweet era definido como gay rock.
Sí, el problema era de España. Lo que fuera era glam rock aquí se relacionaba con el rollo gay. Todo va cambiando.
Si cuando le dices a alguien que en el libro hay biografías de estrellas del rock, de artistas de cine, sexo con mujeres amputadas, sexo con delfines, con coches, automutilaciones… La gente puede pensar que es un producto enfermo para enfermos, y hasta cierto punto es así. Pero para un lector del Popu eso es lo normal, especialmente le gusta el correo y los No me Judas.
Exacto, es la lectura perfecta para una reunión familiar navideña (risas). Cómo trepanarte tú mismo, cómo masturbarte contra un Volkswagen atado a una cadena, cómo intimar con un delfín. Es la mezcla de todo lo que le da un atractivo especial a esta sección. El viejo Hollywood de los años 30 y 40, escapistas como Houdini, satanistas como Crowley, bandas legendarias como Grand Funk Railroad. Esa mezcla extraña que le intentas explicar a alguien que no conoce esta revista y no entiende nada. Esto mismo me ha pasado en este estudio muchas veces con bandas extranjeras que no conocen la revista, y cuando les hemos mostrado el Popu, no pueden entender qué hace Joan Crawford en estas páginas. Para mí tiene todo el sentido del mundo: ¡no hay nada más rock ‘n’ roll que Joan Crawford! Pero no es nada habitual, ni siquiera en Estados Unidos.
Yo soy un fan de la prensa extranjera de toda la vida. Fui un gran consumidor de Spin, Rolling Stone, Creem, Rock & Folk y de muchas otras, pero lo nuestro es bastante inusual. Aquí se habla de gente que se quiere amputar una pierna para sentirse realizada a nivel sexual, colgarse de un árbol con pinzas en el pecho, de los excesos de Errol Flynn, de Montgomery Clift y sus demonios internos. En el Popu esto ha estado siempre presente y es algo natural. Ya en los 70 hubo, por ejemplo, una portada de Rocky Horror Picture Show. Se hablaba de cine y mi padrino, de hecho, que se llamaba César también (me llamo así por él), trabajaba en Hollywood. Es quién cubrió el estreno de Rocky Horror Picture Show en Los Angeles. Es algo que siempre ha estado presente, pero se acentuó conmigo ya que nunca he concebido el rock ‘n’ roll como algo exclusivamente musical. Ante todo, es un tema de actitud ante la vida. Houdini es tan rock ‘n’ roll como Lemmy.
No serías bueno en la escuela, pero de entrada te diré… en castellano deberías de tener buenas notas por cómo escribes, en inglés también porque lo dominas ampliamente y música me has dicho que tocabas el piano…
¡Para nada! Yo intentaba no ir a la escuela, no me interesaba. Yo me pasaba el día en la redacción de Popular 1. Bueno, en realidad no todo el día, pues gran parte de él lo pasaba en un videoclub. Me tiraba el día leyendo sinopsis de películas como “El ataque de los tomates asesinos” y “Holocausto caníbal”. Cuando se suponía que terminaba la escuela yo iba a la mía, a la escuela del rock ‘n’ roll: la redacción del Popu. La escuela no tenía nada para mí. Solo las clases de piano, que me parecían un agobio entonces, pero ahora tengo un buen recuerdo de ellas. Al fin y al cabo era música, y gracias a esas clases, ahora tengo un piano. También supongo que tuve mala suerte con los profesores que me tocaron, todos unos quemados, acabados, que odiaban su vida, odiaban al mundo y a sus alumnos. Mi profesor de literatura me dijo que nunca haría nada en la vida…
¡Yo soy profesor de instituto! (risas)
(Risas) ¿Ah sí? Hay de todo en el mundo, pero piensa que en esa época los profesores nos pegaban cada semana. Recuerdo momentazos como el día en que un profesor pegó a toda una clase de 30 chavales. Nos fue derribando de un bofetón, uno a uno, hasta llegar al último pupitre. Y no pasó nada, nadie se quejó, ni siquiera se lo comenté a mis padres porque yo creía que eso era lo normal, aunque con los años me enteré de que en otros colegios no pegaban. Y a pesar de ello, no crecí siendo un niño torturado en absoluto, sino todo lo contrario, crecí intentando divertirme todo el tiempo. El colegio nunca fue un sitio que me motivase para nada y mis notas eran horrendas. De hecho, me expulsaron de los dos colegios por los que pasé, por no asistir a las clases y por falsificar las notas con absoluta desgana; ni siquiera me importaba que me pillasen, no me importaba nada. Cada cierto tiempo, el director de cada escuela pedía una reunión con mis padres, para intentar solucionar el problema conmigo, hasta que en ambos colegios perdieron la paciencia y me echaron. La escuela nunca significó nada para mí.
¿Cómo está yendo la cosa a nivel de ventas? Has optado por el Do It Yourself en toda regla, un Juan Palomo en España.
Sí, como se ha comentado en este último número del Popu esto es una operación totalmente punk rock. Esto es entre los lectores y yo: no hay ningún intermediario ni quiero que lo haya. Llevo toda la vida en el mundo de la edición y sé cómo funciona esto. Este libro es lo más underground y fanzinero que puedas imaginar y no tengo interés alguno en que esté en una librería ni que lo lea nadie más allá de Popular 1. Si lo descubre otra gente, fantástico, pero ya te digo: me da absolutamente igual.
Ha sido una explosión que nos ha pillado totalmente por sorpresa y tenemos a un montón de lectores cabreados porque todavía no les ha llegado. No somos Amazon y no te llegará en dos horas, pero nos estamos poniendo al día. Y no volverá a sucedernos con el segundo volumen, porque estaremos preparados. Ha costado puesto que no esperábamos tantísimos pedidos en tan poco tiempo. La primera edición se termino enseguida y tuvimos que encargar otra a toda hostia, que también se ha terminado y hemos tenido que encargar una nueva, que nos llegó hace unos días. Mejor no podría haber funcionado. Constantemente lo piden, lo piden, lo piden y no sé por qué lo piden. ¿Por qué la gente quiere leer sobre amputadas sexy y sobre Crowley haciendo cosas feas? (risas). Hay pedidos de seis ejemplares, hay esposas que se lo compran a sus maridos, padres a sus hijos (algo que es bastante perturbador), una vecina a quien ni siquiera conozco, me lo acaba de comprar porque vio mi entrevista en El Periódico, y seguro que cuando lo lea, se asegurará de no cruzarse conmigo en la escalera… Quienes se lo compran a sus hijos, tendrán que ocultar ciertas cosas, pero me parece bien. Luego hay los pedidos en el extranjero, lo cual me parece surrealista: México, Argentina, Chile, Canadá, Estados Unidos, Australia, Europa… No entiendo nada, ¡pero me parece genial! Estoy encantado.
Oye, a ver si van a creer que esto es una estrategia de marketing y te lo van a copiar…
¡Que hagan lo que quieran, esto es totalmente real! Suponía que iría bien pero que sería algo gradual, durante varios meses. Nos explotó en la cara a la primera semana, pero no me quejo, es fantástico. Ha sido lo único bueno que me ha pasado este año. Un año de mierda. Y esto sigue, es un viaje y estoy en medio de un viaje estoy ahora mismo. Cada día pasan cosas. El caso es que al no haber intermediarios me tienen que escribir a mí, y claro, me cuentan cosas.
¡Has creado un monstruo!
Totalmente. Gente que nunca me ha escrito una carta ahora me cuenta historias de su relación con el Popu y con el No me Judas. Hay lectores que no se habían comunicado conmigo desde el 86 o el 89 y ahora me escriben de nuevo, y lo estoy disfrutando. Casi se puede escribir un libro sobre el propio libro por todo lo que ha generado. Es flipante…
Pero en la portada pone: Volumen 1. Habrá una segunda parte…
Sí, esa es la idea, pero yo trabajo a base de explosiones, por lo cual no hay planificación ni orden de ninguna clase. Estoy trabajando en el volumen 2, pero no hay nada preparado. No hay ni fechas, es algo más natural. Molaría que para abril o mayo estuviese listo el segundo volumen. Entrarán muchos No me Judas antiguos, pero también unos cuantos nuevos. Estoy en ello. Ha sido bonito publicar el primero y ver la reacción para escuchar lo que la gente quiere. En el primero te encuentras a toda la gente que siempre quise que estuviera allí: Errol Flynn, Crowley, Monty Clift, Joan Crawford, Bette Davis, Traci Lords… son los personajes que siempre quise tener en ese primer volumen. Yo lo veo como una fiesta en la que quisiera que estuviesen todos. Me los imagino a todos en un local como éste interactuando entre ellos, una gran fiesta con Divine, Lenny Bruce, Fakir Musafar, Sinatra, Hank Williams, Burt Lancaster, Mishima, Lon Chaney, Mark Farner, Crowley y demás… Esto es lo que yo quería.
Para el segundo volumen estoy siendo más receptivo. Habrá algunos que tenía muy claro que irían en el segundo volumen, pero intentaré que estén también algunos de los No me Judas más populares.
Claro, es juntar los Greatest Hits, es como un disco recopilatorio…
Sí, es como un disco. Cuando hice el orden tenía clarísimo que empezaría con Errol Flynn y seguiría con Lenny Bruce. Como un disco: no puedes empezar el IV de Led Zeppelin con “Stairway to Heaven”. El tracklisting estaba más o menos claro. De cara al segundo me veo más flexible en esto del orden y me parece muy interesante no saber todavía quién aparecerá. Esa es la magia: nada está planificado de antemano. Howard Hughes estará en el segundo volumen pues estuvo a punto de entrar en el primero. No quedaba espacio a pesar de que son 400 páginas. Es denso, largo e intenso. También estarán Frances Farmer y Guns N’ Roses. También Scorsese, De Niro, Cary Grant, pero luego hay muchos otros que pueden tener cabida y aún no he decidido.