Chelsea Wolfe lanzaba hace unos meses She Reaches Out to She Reaches Out to She, un álbum que amplía su propuesta de pop oscuro y enérgico, donde se entremezclan momentos de dulzura con pasajes industriales e hipnóticos. Con esta obra bajo el brazo, Wolfe ha salido de gira para ofrecer a sus seguidores experiencias inolvidables, y su paso por Barcelona fue una de esas noches que quedarán grabadas en la memoria de quienes asistieron. En una Razzmatazz 2 abarrotada y envolviendo el ambiente en un halo de misterio, Wolfe y su banda ofrecieron un show que, desde los primeros acordes hasta el último suspiro, se sintió como un auténtico ritual sonoro.
Mary Jane Dunphe
Para abrir sus conciertos, Chelsea Wolfe seleccionó cuidadosamente a Mary Jane Dunphe, una artista multifacética que combina su habilidad musical con la poesía, y quien ha lanzado algunos de sus trabajos más personales este año. Aprovechando la oportunidad de compartir escenario con Wolfe, Dunphe presentó una selección de temas que incluían canciones de su primer LP Stage of Love y varios singles recientes. La artista subió al escenario en soledad, con una atmósfera de penumbra azul que contrastaba con su energía vibrante.
Inició su set con «Moon Halo,» guitarra en mano, y aunque fue la única canción en la que tocó el instrumento, dejó clara su versatilidad. Al abandonar la guitarra tras esta primera interpretación, Dunphe se sumergió en una presentación más performática, usando únicamente su voz y el movimiento de su cuerpo. Con temas como «Seasons» y «Fix Me,» su estilo escénico se volvió una mezcla peculiar entre ejercicios de gimnasia y danza clásica, con una voz potente y cargada de emotividad. Sin embargo, su presencia sola en el escenario parecía incompleta, dejando la sensación de que hacía falta algún elemento visual o sonoro adicional que acompañara su propuesta.
A pesar de esto, el show de Dunphe resultó cautivador por la entrega física y emocional con la que se comprometió hasta el final. Su pasión la llevó a terminar la actuación casi agotada, arrodillada en el suelo, habiendo expuesto cada matiz de su voz con intensidad. Fue una introducción peculiar y a la vez intrigante que, si bien dejaba algunas expectativas abiertas, preparaba al público para el estilo oscuro e introspectivo de Chelsea Wolfe.
Setlist Mary Jane Dunphe:
Moon Halo
Seasons
Uriel
Opening of a Field
Phantom Heart
Stage of Love
Longing Loud
Fix Me
Chelsea Wolfe
Chelsea Wolfe tomó el escenario con la fuerza y elegancia que caracterizan su propuesta, dispuesta a presentar su nuevo trabajo She Reaches Out to She Reaches Out to She en una Razzmatazz 2 abarrotada de seguidores. La expectación se sentía palpable, como el aroma a incienso que flotaba en el aire y añadía un toque ritualístico a su entrada. Acompañada por su inseparable Ben Chisholm en las texturas electrónicas, Jess Gowrie en la batería y Bryan Tulao en la guitarra, Wolfe se colocó como la protagonista absoluta en el centro de una puesta en escena sobria y sofisticada. Aunque sus músicos permanecieron en segundo plano, su presencia se sentía esencial y contribuyó a crear un sonido profundo y envolvente, que resonaba en cada rincón de la sala.
El arranque con «Whispers in the Echo Chamber», «Everything Turns Blue» y «House of Self-Undoing» fue recibido con fervor, confirmando que sus temas recientes ya tienen un lugar especial entre sus fans. En «House of Self-Undoing», Wolfe se apoderó de un palo de incienso y cantó con él junto al micrófono, mientras luces rojas resaltaban las volutas de humo, creando una imagen que evocaba la elegancia misteriosa de una figura clásica. La respuesta del público fue inmediata y devota, conectando profundamente con cada matiz de la propuesta visual y sonora de Wolfe.
Uno de los momentos más memorables de la noche llegó con «Tunnel Lights,» donde Chelsea rindió homenaje a Dolores O’Riordan al incorporar fragmentos de «Zombie» de The Cranberries, un detalle emotivo que fue muy bien recibido por el público y demostró su capacidad de fusionar referencias e influencias con un respeto genuino. En la sección más íntima de su set, con «The Mother Road» y «Flatlands» –esta última, una joya del álbum Unknown Rooms: A Collection of Acoustic Songs (2012)–, Wolfe cambió su guitarra eléctrica por una acústica, transportando al público a una atmósfera oscura y melancólica que resaltó su faceta folk, llenando la sala de una belleza casi etérea.
A partir de ese punto, el concierto fue ganando en intensidad y peso, con Wolfe canalizando su lado más duro y visceral. Su presencia en el escenario se volvió imponente, guiada por su voz desgarradora, que alcanzó su máximo esplendor en canciones como «Feral Love,» capaces de dividir el espacio en dos con su poder emocional. Moviéndose al ritmo de sus composiciones, Wolfe tomó un rosario durante «Unseen World,» gesticulando con la intensidad de quien invoca energías superiores, mientras su público seguía cada uno de sus movimientos en un trance colectivo. Finalmente, “Dusk” cerró el set principal, pero Wolfe regresó en solitario para dos últimos temas: «The Liminal» y «Be All Things,» dejando al público en un estado de catarsis y cerrando su particular liturgia de la manera más perfecta.
Los que han presenciado a Chelsea Wolfe en directo saben que sus conciertos son experiencias únicas, y aquella noche en Razzmatazz 2 no fue la excepción. Con una conexión total entre artista y audiencia, Wolfe ofreció una actuación inolvidable que confirmó su estatus como una de las figuras más magnéticas e intensas del panorama musical actual.
Setlist Chesea Wolfe:
Whispers in the Echo Chamber
Everything Turns Blue
House of Self‐Undoing
Tunnel Lights
16 Psyche
After the Fall
The Culling
The Mother Road
Flatlands
Feral Love
Salt
Unseen World
Eyes Like Nightshade
Place in the Sun
Dusk
—–
The Liminal
Be All Things
Adicto a los vinilos y a los directos. Fotografo allì donde no haya sol y suene buena musica, con ya mas de 25 años pisando salas de concierto, ha visto de todo en todas las salas. Coleccionista de lp’s y 7″ que acaban sonando en sus sesiones como dj