The Impossibility of Reason (2003) es el disco que Chimaira escogió para hacer la transición de banda de metalcore a banda de groove metal, y es obvio qué género se adapta más a la banda, ya que los lanzamientos posteriores siguieron la misma línea de pensamiento y ejecución musical. No es difícil entender porqué The Impossibility of Reason fue un disco tan revolucionario para la banda y para el panorama musical de la época; es de una calidad de producción casi perfecta que resalta cualidades nunca antes vistas de Chimaira.
Nos encontramos ante un nuevo y mejorado conjunto de pistas, dejando de lado los elementos electrónicos de su prometedor debut de 2001 Pass Out of Existence para crear un álbum más limpio pero poderoso. De hecho, el propio guitarrista de la banda, el todopoderoso Rob Arnold, dijo en su día que las bandas con las que habían estado de gira a inicios de los 2000 acabaron por influir en Chimaira, de ahí que veamos pinceladas, detalles de In Flames y Soilwork, por ejemplo. El influyente death metal melódico de estas bandas es evidente en The Impossibility of Reason, un álbum plagado de riffs implacables que dan paso a pasajes enérgicos de puro poder.
Desde la amenazadora canción que abre el álbum, «Cleansation», hasta el número instrumental final, «Implements of Destruction», no hay ni un puto momento de debilidad en este The Impossibility of Reason, el segundo trabajo de estudio de Chimaira que hoy cumple 20 años. Cada canción es de la misma (alta) calidad que la que la precede, con una energía ilimitada y la actitud groove perfecta de inicios de los 2000. No es de extrañar que estemos ante el trabajo favorito de los fans y de los medios, especializados o no, como el nuestro. Sin embargo, es importante tener en cuenta que The Impossibility of Reason es mucho más que eso. Es, sin duda alguna, de lo mejorcito que parió el metal —en cualquiera de sus vertientes— en el año 2003, y me sorprende mucho no verlo incluido en casi ninguna lista de Best Metal Albums of 2003, pues para mí, no solo fue el lanzamiento del mes de mayo de 2003. Este álbum es un clásico del metal moderno y realmente ha resistido muy bien la prueba del paso del tiempo, sin perder nada de su atractivo o impacto hoy, 20 años más tarde.
Los dejes típicos del groove metal se mezclan con los frecuentes solos de guitarra a cargo de dos grandes virtuosos, Rob Arnold y Matt DeVries, pausas de batería sobresalientes y la excelente combinación de voces agudas y graves del gran Mark Hunter, quien todavía lucía rastas. Incluso las estructuras de las canciones son más que notables, mucho más interesantes que las de muchos de los contemporáneos de la banda.
El batería Andols Herrick, por su lado, es algo realmente especial, ya que su estilo poco convencional le lleva a emplear ritmos que nunca esperaría encajar debajo de tan demoledores riffs de guitarra. me gusta especialmente el empleo que hace del ride y las grandes secciones en según qué canciones que a menudo se parecen más a un solo de batería.
La canción principal —»The Impossibility of Reason»— es uno de los mejores momentos dentro de todo el catálogo de Chimaira, al igual que «Pictures in the Gold Room». De hecho, es difícil elegir momentos destacados porque este álbum es impecable de principio a fin. pero claro, digo esto, y justo después nos topamos con los sencillos «Power Trip» y «Pure Hatred» (me hago polvo con esa batería inicial), y la más accesible para el gran publico «Down Again», que viene justo después. A ver, me saco la chorra para afirmar que los seis primeros cortes de este trabajo, especialmente las canciones tres a seis, conforman los 25 mejores minutos de groove metal de la historia del groove metal.
The Impossibility of Reason es un lanzamiento crucial, clave del movimiento NWOAHM (New Wave of American Heavy Metal). Todo lo que podrías desear de un álbum de metal moderno está presente y explicado aquí, en The Impossibility of Reason, y si te gusta el metal, el metal moderno, el groove metal… llámalo como quieras y no tienes a Chimaira en un pedestal, no mereces seguir viviendo. Te reto a escuchar «Pure Hatred» y «Power Trip» y no acabar haciendo headbanging. Si lo logras, te perdono…
Si Train of Thought de Dream Theater, Damnation de Opeth o Hate Crew Deathroll de Children of Bodom están en la lista de lo mejorcito del 2003, no entiendo porqué no está éste que aquí nos ocupa. ¿Quizá porque su nivel de Paquismo es mucho menor…?
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.