Anoche tuvimos una reunión de urgencia los que más mandamos en esta, nuestra web, que también es vuestra web. Después de deliveraciones internas, y tras aislar debidamente a Beto Lagarda y a Joan Calderon por razones que ahora no viene al caso, se produjo tal encuentro, vía Skype, eso sí. Si ya no nos soportamos en persona en situaciones «normales», imaginaos hacerlo ahora, sabiendo que el estornudo de otro se traduce en la desgracia de los demás.
Estamos viviendo una situación atípica y seguramente única para la mayoría de nosotr@s. Las bandas que tanto tiempo llevamos esperando ver en directo, se ven obligadas a cancelar -o en el mejor de los casos, posponer- su visita a nuestro país. Nuestro único contacto con la música a día de hoy, 16 de marzo de 2020, se limita a visitas furtivas a los Spotifies de turno o a los conciertos que, de manera desinteresada y altruista, los músicos nos están ofreciendo vía streaming… o vía balconing. El ingenio del ser humano no conoce límites, y es en situaciones tan dantescas con esta que tenemos encima, que se hace más patente.
Recluidos en nuestros respectivos hogares, cinco de los supervivientes de la redacción de Science of Noise, nos hemos animado a explicaros qué significa toda esto para nosotros de la mejor forma que sabemos hacerlo.
«Virus» por Xavi Prat
Artista: Iron Maiden
Álbum: Virus (single, 1996)
Autores: Blaze Bayley, Dave Murray, Janick Gers y Steve Harris
“Entre todos la mataron y ella sola se murió”, reza el dicho popular. Y, viendo las medidas de la capital (abierta) de España, parece que los que (supuestamente) mandan quieren que eso se cumpla. Nos puede sorprender, pero es algo que tantos y tantos grupos, a través de canciones, ya nos dijeron (y si nos metemos en otras corrientes artísticas, la cosa se desborda). Uno de ellos fue Iron Maiden con el single “Virus” (1996), canción que nunca acabó de gustarme pero que es la única con este nombre que conozco.
“Rape of the mind is a social disorder. The cynics, the apathy one-upmanship order”, ya lo dice bien claro, y esta alarma social lo ha dejado bien claro. Nos han violado la cabeza, y lo han hecho de muchas formas, desde personas con compras absurdas (marketinianamente lo del papel higiénico es muy interesante), con evidencias de egoísmo y falta de empatía, y con unas medidas más dignas de los payasos de la tele que de un gobierno del siglo XXI; solo hace falta ver las fotos de metros y trenes de hoy.
«Without a conscience they destroy. And that’s a thing that they enjoy. They’re a sickness that’s in all our minds. They want to sink the ship and leave. The way they laugh at you and me. You know it happens all the time.”
Musicalmente es un tanto extraña. Bueno, no sé si ese es exactamente el adjetivo propicio, pero desde luego no es lineal. Al principio, ese medio tiempo ultra repetitivo y profundo, bien ejemplificada en la voz de Blaze, se me hace cansado. De repente, aceleración en la honda más Maiden de Bailey posible, gana enteros pero no sorprende. Los elementos tímidamente progresivos empiezan a hacer acto de presencia y, a la larga, se volverían marca de la casa. Quizá tiene el fallo de durar 6 minutos (la duración de los temas siempre, con alguna excepción, siempre ha penalizado esta etapa de la vieja doncella). Quizá si durase cuatro y el primer trozo no se repitiese tanto (como me suena esto a “The Angel and the Gambler”) la cosa mejoraría. Como curiosidad, decir que Maiden nunca la tocaron en directo, como sí hizo Blaze, y que es la única canción cuya letra co-escribieron los dos guitarras.
Desde Science of Noise animo a seguir las normas de confinamiento, de ser responsables (individual y socialmente), y a leer eso que tanto aplauden, la constitución, en la que se dicen bien claro que si hay riesgo evidente de sufrir físicamente, el trabajador puede no ir a trabajar. Pensemos por nosotros, es evidente que los que mandan no lo hacen.
«Virus» por Robert Garcia
Artista: Himura
Álbum: Tiempos de Vida Hostil (2010)
Autores: Himura
Estos luchadores insaciables del grindcore patrio siempre nos han estado alertando con sus letras que la cosa no es para bromas siempre criticando el pútrido sistema que nos rodea y todas las atrocidades que le hacemos al resto de seres y a nuestro planeta. Su música es rabiosa, extrema, directa, sin artificios y aplastante como debe ser.
En su primer disco ya nos dejaron claro que su mensaje era crudo y nos deleitaron con títulos como «Agonía», «Anticops», «Ira» y «Violento Despertar», pero las dos primeras canciones, «Vudú» y «Virus» -que casi forman un todo-, se echan sobre ti de una forma muy hostil. Lástima que no se entiende casi nada de lo que escupe su cantante Mario, pero nos queda claro que esta temática no es para nada nueva y que, por desgracia, creo que estará sobrevolando nuestras mentes mucho tiempo. Guitarras violentas, ritmos acelerados, voces de angustia se conjugan para avisarnos que el mal acecha.
Pero bueno, en vez de desanimaros y quedaros cagados de miedo en casa, no hay nada mejor que deleitarse los oídos con unas buenas canciones de grindcore del bien parido. ¡Viva Himura!
«Virus» por Abel Marín
Artista: Harlott
Álbum: Origin (2013)
Autores: Tom Richards, Andrew Hudson, Ryan Butler y Dan Van Twest
Si hay alguna palabra que en estos días se ha repetido hasta la saciedad ha sido la palabra virus y coronavirus. Bueno, también confinamiento, pandemia, quédate en tu puta casa y gilipollas. Pero a esas ya le dedicaremos otro espacio.
A lo que íbamos, que eso de los virus no es ninguna novedad y en la discografía de infinidad de grupos ha dado para titular e inspirar canciones a cascoporro indagando en los diferentes virus que acechan nuestra supervivencia.
Como aquí no se trata de alarmar sino de animar al personal y hacer más llevaderas estas horas de reclusión hogareña, vamos al lío.
En Australia no sólo domina el rock o el hard rock por el hecho que salgan bandas tan estupendas como mis admirados AC/DC, Airbourne, Rose Tattoo o The Casanovas por poner algún ejemplo. También saben darle a la distorsión y a la velocidad como los thrashers Harlott.
Formados en 2006 y con con dos EP’s y tres discos publicados, en su primer larga duración Origin (2013) arremeten contra la lacra de la religión y el sometimiento bajo la guerra santa.
Thrash metal old school al estilo teutón desde la otra punta del planeta.
«Viru$» por Albert Vila
Artista: Obeses
Álbum: Monstres i Princeses (2015)
Autores: Arnau Tordera
Muchos de vosotros ya sabréis de mi debilidad por los osonenses Obeses. Aunque la mayoría de gente los encasilla injustamente dentro del mismo saco que muchas otras bandas de la escena mainstream catalana, los de Arnau Tordera son mucho más que eso y, de hecho, en su música mezclan cosas tan aparentemente dispares como sardanes, power metal, rock alternativo, baladas disneyescas, rock progresivo y casi cualquier otra cosa que se os ocurra. Por esas felices coincidencias (bueno, quizás no tan felices hablando de lo que hablamos), hoy me encuentro de morros con una nueva excusa para sacarlos en nuestras páginas, ya que precisamente una de mis canciones favoritas de esta banda es el segundo corte de Monstres i Princeses, llamado apropiadamente «Viru$».
En este caso, la canción estuvo motivada por todo el tinglado alrededor del brote de ébola que hubo en 2015 (narrado en este caso por Jaume Pellicer) y que en España no llegó a contagiar a más de cinco personas. Ahora, por supuesto, estamos ante un caso muy distinto: aunque nos infectaremos decenas de miles de nosotros, por suerte y gracias a Dio este coronavirus no es ni por asomo tan letal como el virus de origen africano. Con una línea de bajo llena de groove, una guitarra maravillosamente funkera y unos épicos y deliciosos violines, «Viru$» describe una situación casi apocalíptica en la que todo el mundo acaba cayendo como moscas ante la vista gorda de un gran capital que se forra a costa del pobre currito. ¿Qué cosas, verdad?
«Virus://Vibrance» por Rubén de Haro
Artista: Vein
Álbum: errorzone (2018)
Autores: Anthony DiDio, Matt Wood, Jeremy Martin, Josh Butts y Jon Lhaubouet
«Vivimos tiempos perros», como dirían O’Funk’Illo. Medio mundo encerrado en sus casas, mientras que la otra mitad abarrota el Mercadona de turno, o bien está atascada en el metro o en el bus. Espero que Darwin haga su trabajo y nos deje, pasadas unas semanas, un mundo más, por así decirlo, armonioso. Un mundo en el que la gente no compre en el Mercadona. Un planeta en el que podamos seguir vibrando a base de blast beats, riffs de guitarra y de guturales varios. Por favor, no os muráis, porque desde la tumba no podréis disfrutar con el próximo trabajo de mis protagonistas de hoy, cuando llegue.
errorzone de Vein es una máquina tan bien engrasada que, a cada minuto que pasa, parece que está punto de romperse en mil pedazos. La banda perfeccionó su sonido a través de varios EP’s hasta que cada uno de sus engranajes (aka músicos) estaba listo para demoler junto al resto de compañeros. 2018 vio nacer su primer LP, un trabajo verdaderamente único en el mundo. El álbum está repleto de riffs precisos, de disonancias enloquecedoras, de sonidos industriales, de pesados efectos, de errores y muchas sorpresas -tanto temáticas como compositivas- que te dejarán boquiabierto.
El que para much@s fuera el mejor disco de hardcore experimental del 2018, se abre con todo un trallazo que responde al título de «Virus://Vibrance». Explosiones de guitarra discordantes que por momentos me recuerdan a las de «43% Burnt» de The Dillinger Escape Plan y unos breakbeats de batería dan paso a más explosiones y, finalmente, un riff -carnoso y exquisito- que te invita a meterte en el moshpit en cero coma. Seáis bienvenidos al Universo Vein. El groove mencionado anteriormente se descompone en un tema no demasiado rápido, en un medio tiempo, y en toda una acumulación de ruidosa antes de que entre la voz de Anthony DiDio gritando a todo pulmón que tiene un arma nuclear. Todo esto tiene lugar dentro de los primeros 50 segundos de la canción, por cierto. Así es como funciona errorzone, en medio del descontrol más absoluto, pues el caos se sucede cada pocos segundos, y esa es una constante a lo largo de todo el trabajo.
Bien, esto es todo. Me vuelvo al bar a tomarme unas cañas y unos altramuces chochos…
«This is the vibrance. The virus of energy. You cannot save me. I’m already saved.»