25 años cumple la primera piedra filosofal de Clutch. Su álbum homónimo marcó un antes y un después en la escena stoner norteamericana y marcó el primer punto de inflexión de una banda que nunca ha dejado nada al azar.
Formados en Maryland, el cuarteto encabezado por el magnífico frontman y especialista vocalista Neil Fallon tiene en el guitarrista Tim Slunt, el bajista Dan Maines y el batería Jean-Paul Gaster unos aliados superlativos. Su debut fue en 1993 con el infravalorado Transnational Speedway League: Anthems, Anecdotes and Undeniable Truths ya de la mano del icónico sello EastWest, subsidiario de Warner Bros.. Un ecléctico disco de calidad notable, más duro y oscuro pero con unos diamantes en bruto en forma de canciones como “A Shogun Named Marcus” y sobre todo con “Binge and Purge”.
Las inquietudes de cuarteto y la continua evolución de sus estilos, caracteres y aptitudes les llevó a perfeccionar su debut y tan solo año y medio más tarde ya tenían preparado su segundo larga duración. Titulado de forma homónima y escondido tras una de sus más respetadas carátulas, Clutch vio la luz el 9 de mayo de 1995 también de la mano de EastWest.
La psicodéldia, el funk, el blues, el stoner, el heavy e incluso el hard rock se envolvieron en este disco posiblemente mejor que en cualquier otro disco nunca creado. Y es que Clutch rozaron la perfección por primera vez en su dilatada carrera.
Con 55 minutos, el disco está compuesto por 13 canciones de duraciones muy diversas. En él encontramos una variedad de temas con raíces en el rock de los 70 con fuertes riffs cargados de groove. La batería muy John Bonham luce de maravilla a lo largo del disco y las voces de Fallon logran establecer un estilo del que ya nunca más se desprendió hasta la actualidad. Letras crípticas y extravagantes llenas de juegos de palabras marcan el concepto Clutch.
La musicalidad de las canciones se estableció como la marca de agua de una banda que sabe jugar con sus más atractivas cartas. Fallon es un vocalista increíblemente hábil con su fuerte voz y su entrega apasionada. En este disco aún encontramos algunos de los momentos en los que Neil usa su registro más potente y crudo. Los riffs son pegadizos cuando se precisan y los momentos de pura jam son imprescindibles para comprender el mundo de la banda en sus inicios.
La fuerza de este álbum radica en su tendencia por mezclar ritmos suaves con otros de compleja intensidad logrando así momentos memorables. Este es el caso incluso en las canciones más suaves y espaciosas que Clutch nos ofrece aquí, como «Tight Like That» y «Spacegrass», que presentan riffs apedreados y una poderosa entrega de Neil Fallon, cuya voz suena fuerte y clara cada vez que abre la boca.
Las canciones más intensas como «Animal Farm», «Texan Book of the Dead» y «Escape from the Prison Planet» tienen ritmos muy característicos que son difíciles omitir sin caer en el bucle. El trabajo con los coros consisten en efectos distorsionados muy bien superpuestos.
Clutch tiene un rock muy ruidoso que a veces sabe sonar suave a veces sin dejar de sentirse natural, esta sería la perfecta definición de este trabajo. Pesado e infeccioso hasta el extremo con un uso intensivo de fuzzboxes y pedales wah que hacen que la música sea aún más stoner y funky a la vez. Cada canción es una delicia memorable con increíbles ganchos y muchos riffs de puro rock ‘n’ roll.
El disco llegó a las 200.000 unidades vendidas solo en EE. UU. lo que propició que Columbia Records les hiciera una oferta irrechazable para publicar su tercer disco.