Hay cosas que no cambian con el paso del tiempo. Y una de ellas es la gran virtud de Clutch de sacar grandes discos. Con su sonido mega establecido y un estatus envidiable dentro del mundo del rock, los de Maryland son una de esas bandas que endulzan la banda sonora de nuestras vidas. De muchos de nosotros al menos.
Cuatro años justos distan del notable Book of Bad Decisions (2018). Unos años en los que hemos vivido de todo, crisis mundial, pandemia… en este lapso, Clutch no ha dejado de trabajar y ha ocupado el tiempo dedicado a girar en hacer varios shows en streaming y publicar The Weathermarker Vault Series, un muy recomendable disco de versiones.
La formación de la banda sigue siendo la del vocalista y a veces guitarrista Neil Fallon, el guitarrista Tim Sult, el bajista Dan Maines y el batería Jean-Paul Gaster. Nos traen su décimo tercer disco titulado Sunrise on Slaughter Beach, disco que se esconde tras una sugerente y bella imagen de portada. Seguramente una de sus mejores portadas hasta la fecha.
La banda ideó este nuevo disco com una reacción a la polarización y la incertidumbre de los años de pandemia, pero no ha acabado siendo lo que tenían pensado. El resultado final es más bien un compacto híbrido de toda la carrera de la banda. Por un lado encontramos el rock directo de estos últimos años, por otro lado el fuzz que nos enamoró hace dos décadas. Eso si, todo elaborado con el mimo y con las letras más agudas del mercado.
Quizás no inventan nada nuevo, ni falta que hace. Pero si que podemos ver algunas novedades curiosas. Por ejemplo en canciones como “Mercy Brown” escuchamos unos coros femeninos por primera vez en la carrera de la banda. También el uso del vibráfono y del Theremin, dos instrumentos inéditos hasta ahora en extenso catálogo de Clutch.
Canciones como “Red Alert (Boss Metal Zone)” o “Slaughter Beach” no son más que dos hitazos marca de la casa, bien diferenciadas entre ellas, pero con un poderío rockero brutal. Neil Fallon sigue destilando pureza rock con unas interpretaciones vocales épicas mientras que los jugosos riffs mutantes de Tim Sult harán las delicias de todo amante de la guitarra.
33 minutos en nueve canciones con marcado acento Clutch. Un disco muy disfrutable aunque lejano a sus mejores trabajos. Aún así, Clutch tiene el poderío suficiente para que dejes todo lo que estés haciendo para disfrutar de una buena velada de rock.