El hype por Code Orange ya hace años que dura; casi una década, desde la publicación de I Am King en 2014, diría yo. Tod@s anhelamos los viejos tiempos en los que formaciones músico-terroristas de la calaña de The Dillinger Escape Plan nos volaban la cabeza a base de bien. Pero claro, los de Greg Puciato colgaron sus instrumentos hace ya más de cinco años, y ahora que tampoco podemos culpar a Every Time I Die o a The Chariot, hay que buscar unos culpables, de ahí que hayamos centrado nuestra atención en este (ahora) sexteto para que porte la antorcha de la actual generación core hacia la nueva era. Si bien hay quien los ve todavía como unos moz@s recién llegados, no hay que olvidar que su debut, Roots of Earth Are Consuming My Home, fue publicado en 2011 y que obtuvieron su primera nominación al Grammy a la mejor interpretación de metal en 2018 por Forever, su trabajo publicado en 2017.
El mismo día que Code Orange lanzó su cuarto álbum, Underneath (2020), a través de Roadrunner Records, las precauciones que se estaban tomando contra el Coronavirus provocaron que se cancelara su show en Pittsburgh, su ciudad natal, previsto para la noche siguiente. Pero la banda reaccionó rápidamente y retransmitió el concierto igualmente, a través de Twitch, mostrando un lugar con capacidad para 1.500 personas totalmente vacío. Pocos meses más tarde se verían obligados a cancelar su gira y sus actuaciones en el Knotfest U.S. Roadshow 2021 junto a Slipknot, Killswitch Engage y Fever 333. Todo ello provocó que la banda perdiera parte del impulso que se habían estado ganando durante años. Ni tan siquiera la publicación de su álbum de remezclas a principios de este año, What Is Really Underneath?, parecía indicar que la banda estaba empezando a levantar la cabeza. Y por si eso no fuera poco, pocas semanas más tarde, la banda partía peras con Roadrunner Records, con quienes venía trabajando desde la publicación de Forever.
Pero no hay más que escuchar los primeros pasajes de este The Above (2023) para notar y percibir que Code Orange están más fuertes que nunca. Su nueva discográfica, Blue Grape Music, es un ambicioso proyecto creado por veteranos de la industria, gracias al cual la banda parece estar volviendo a ocupar su lugar dentro de la escena, regresando a los lineups de los principales festivales. Es más, hace apenas tres semanas, lideraban en su ciudad natal su propio festival, el Code’s World, en el que también actuaron Madball y Vein.fm entre otras formaciones menos conocidas. Pasan los años y la formación liderada por Reba Meyers y Jami Morgan sigue floreciendo, y sin perder de vista su principal objetivo de reventarte los tímpanos, ahora va y les da por retroceder tres décadas atrás en el tiempo y plantarse de lleno en los 90 para rendir pleitesía a sus héroes de antaño, entre los cuales se encuentran artistas del calibre de Nine Inch Nails, Korn y L7, por citar solo algunos ejemplos. Así de cojonudamente bien suena este The Above.
Las hostilidades comienzan con «Never Far Apart» y unos pasajes de voz casi angelicales que se alternan con unos siniestros sintetizadores muy de la casa de Trent Reznor. La agresión se hace esperar, tanto que apenas se percibe. En su lugar, Reba Meyers busca en lo más profundo de su interior y nos regala toneladas de melodía. Eso sí, el último minuto es cera pura. La forma en la que Code Orange se enfrenta a sus oyentes es tan desconcertante como efectiva. Cuando la violencia estalla, estalla a base de bien y se lo lleva todo por delante. Lo mismo sucede en el segundo corte, «Theatre of Cruelty», donde la experimentación y esos paisajes tan a lo Deftones se dan de bruces con espasmos en forma de monstruosos riffs de guitarra. Est@s tipos son un@s maestr@s en el noble arte de mantener sus raíces hardcore en medio de un océano compuesto por múltiples y variadas identidades musicales.
The Above rezuma ira y mala leche por todos sus poros, si bien rebajan algo la cosa con la tercera canción, en la que colabora Billy Corgan, vocalista de The Smashing Pumpkins. El tema, que responde al título de «Take Shape», vuelve a sonar muy a lo Nine Inch Nails… tanto que podría incluso tener cabida en su álbum de 1999 The Fragile, que para much@s es su mejor obra. De nuevo, al igual que sucede en las dos primeras canciones, la mala leche se desata hacia el tramo final de la canción.
Y pasamos de NIN a los Korn de sus inicios en «The Mask of Sanity Slips», canción que cuenta con el que a mi parecer es el mejor riff de todo este trabajo, sí ese que tod@s dicen que no es más que un plagio del riff de «Clown» de la banda liderada por Jonathan Davis.
Una guitarra acústica y unos pasajes casi oníricos se apodera de «The Mirror», dando así un giro más a la tuerca que es la coctelera musical de Code Orange. Este tema es un claro intento de seguir los pasos que ya iniciaron en sus anteriores álbumes con cortes como «Bleeding in the Blur». Aquí, Reba Meyers nos ofrece su mejor interpretación vocal hasta la fecha.
Llegados a este punto, te sugiero que dejes sobre la mesa la taza de té, y de paso tus prejuicios, porque nada te prepara para la violencia absurda que esta por llegar en la forma de «A Drone Opting Out of the Hive». ¿Violencia sonora porque sí? ¡Claro, por qué no! Con claros guiños al nu metal, el sexteto nos muestra lo que se puede hacer con un par de guitarras y unos cuantos riffs cromáticos. La piel de gallina, joder.
Estamos en el meridiano del álbum y nos damos cuenta de que, seguramente, estemos ante su obra más mayúscula y con más músculo que jamás hayan publicado. Aquí, todo tiene cabida. No hay ni un segundo que sobre. La mediocridad musical no hace acto de presencia en ningún momento. Con «I Fly» y «Splinter the Soul» (riff Panteril incluido) revisitan un género por el que sienten especial debilidad y que ya habían homenajeado en sus anteriores trabajos: el grunge. Se trata de dos canciones, tan intensas como oscuras, qua parece como si se hubieran criado en el sótano más húmedo de la ciudad de Seattle.
En la número 10, «Grooming My Replacement», Reba vuelve a llevar la voz cantante… y ya van unas cuantas veces. Junto a las tres siguientes —»Snapshot», «Circle Through» y «But a Dream…»—, son los cuatro cortes más puramente rockeros del trabajo y unas cartas de presentación perfectas para adentrarte en su universo musical. Está claro que lo que mueve a estos tipos es el corazón y no la cartera.
La última canción del álbum es la canción principal «The Above», un tema de lo más catártico para poner fin a la locura anterior. Es una pista bastante limpia que se abre con sintetizadores latentes y unas voces susurradas en capas que se repiten en la segunda mitad de la pista, con Morgan cantando eso de:
«I’ll accept my fate with grace
Fade into the above»
Con The Above, Code Orange demuestran que se están volviendo a labrar un muy bien cimentado camino hacia lo más alto, hacia el estrellato. En mi opinión, superan con creces su anterior trabajo de 2020, dejando meridianamente claro que jamás hay que conformarse con lo que un@ tiene. La búsqueda de la excelencia musical lleva su nombre grabado a fuego. ¿Por qué conformarte con una porción cuando tienes el potencial y los cojones suficientes como para hacerte con todo el pastel? Aunque no hayan hecho más que llegar al meridiano de su carrera musical, la cima ya asoma por el horizonte.
En resumen, The Above es un álbum que despierta pasiones desenfrenadas en quienes anhelan el ruido crudo y potente del hardcore con influencias industriales y un toque noventero. Este trabajo es un recordatorio de la potencia atemporal del género, su género, y un testimonio de la evolución continua de la banda. Una experiencia auditiva que resuena en lo más profundo de los amantes del caos musical y que perdurará como un referente del sonido más rebelde. Es su trabajo más experimental hasta la fecha, manteniendo sus raíces mientras adopta audazmente nuevos elementos. Es un álbum que no solo refleja su evolución sino que también se basa en los diversos paisajes sonoros que han explorado a lo largo de su discografía, lo que lo convierte en una excelente adición a su impresionante palmarés.
No me gustaría finalizar esto sin parafrasear a mis queridos Barricada:
«Ven aquí se rompe el telón con el ruido
Ven aquí bailar y sudar con el ruido Ven aquí con cierta pasión por el ruido Ven aquí, ven aquí»
Venid, no seáis insensat@s, que aquí hay droga de la buena.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.